Tras la pista del legado romano bajo la catedral de León
Es probable que los emperadores Galba y Trajano pisaran alguna vez el campamento de sus legiones en Legio, según se comenta en la Notitia Dignitatum sobre la estancia de Trajano en algún momento del siglo V d.C.
Bajo la majestuosa catedral de Santa María de Regla de León se puede descubrir el pasado de una ciudad milenaria. El templo de estilo gótico construido en el siglo XIII se levantó sobre una catedral románica, antiguas iglesias primitivas y parte del primer asentamiento romano: Legio, un campamento militar que se trasformó en un asentamiento defensivo estable dentro de la provincia Tarraconense (Gallaecia a partir del 298 d.C.).
Al descender hacia la cripta se descubren los restos de lo que fueron hace dos mil años las termas del castrum, y de la muralla de época alto imperial. Aunque los restos que se ven son solo una pequeña parte de la historia de un yacimiento que puso a León en los mapas del Imperio.
León fue fundada por los romanos en siglo I a.C., cuando la Legio VI Victrix instaló su campamento temporal entre los ríos Bernesga y Torío, que después la Legio VII Gemina lo convirtió en un asentamiento fijo, con edificios de piedra, mármoles y una muralla robusta con más de cuatro metros de altura y casi dos de ancho, junto a la que se excavó un foso de siete metros de profundidad.
Las defensas seguían el mismo estilo de otros castrum, con cuatro torres cuadradas en cada esquina de la muralla, otras menores a lo largo del muro y grandes puertas de acceso, la Porta Principalis Sinistra, construida a finales del s. I. d.C., y que pasó a conocerse en épocas medievales como la Puerta Obispo, restos que dan nombre a la cripta de la catedral. Además, junto al resto del yacimiento formado por el basamento de las termas, también se descubrió en 1996 lo que parecía la base de un espacio diferente.
Tras una investigación arqueológica que afectó a la zona de la cripta y las calles colindantes, descubrieron que ese espacio estuvo dedicado en su momento a una gran piscina (frigidarium) que formaba parte de una estancia mayor. Los investigadores descubrieron que dejó de utilizarse y en una nueva fase se reutilizó para colocar las letrinas (forica) del campamento romano en torno al siglo I d.C., en las mismas fechas que se levantó la puerta monumental, y siguieron en funcionamiento durante tres siglos, hasta que se adaptó a los nuevos usos.
El León de época romana pasó de ser un asentamiento puramente militar para convertirse en una pequeña ciudad en la que además de la muralla, las termas y letrinas, existía un palacio para el pretorio, el comandante militar, almacenes y los barracones de la tropa. Extramuros, los arqueólogos descubrieron un anfiteatro de uso castrense, con varios pisos levantados con madera y hormigón, y un acueducto, entre otros restos.
La Legio VII Gemina permaneció en aquellos territorios de Hispania hasta principios del siglo V d.C., en un momento de decadencia y derrumbe del Imperio. Los próximos siglos de León estarían marcados por la invasión musulmana de la península y la conquista de la ciudad en el 712. No sería hasta el 856 cuando el Rey Ordoño I de Asturias consiguió tomar la ciudad, la repobló y construyó una nueva muralla. Pero el primer Rey de reino fue García I, que convirtió León en la nueva capital del reino.