La estatua de César Augusto de Zaragoza, el regalo de Mussolini que ha recorrido toda la ciudad
La representación se envió por barco desde Génova a Barcelona. Cuando llegó a Zaragoza se colocó en los jardines de la plaza Basilio Paraíso y fue inaugurada el 21 de junio de 1940
Emplazada entre la muralla romana y el Mercado Central de Zaragoza se erige la estatua de César Augusto, quien allá por el año 14 a.C. fundó la ciudad. Tras su victoria en las guerras cántabras, decidió reorganizar las provincias de la Hispania romana creando una colonia bautizada en su honor. Esta era Caesaraugusta, la Zaragoza romana, que fue levantada para acoger a los soldados veteranos de las legiones IV Macedónica, VI Victix y X Gemina que participaron en las guerras cántabras.
Augusto, el que sería el Emperador más longevo de la historia romana con cuatro décadas de reinado a sus espaldas, aparece vestido con el uniforme de general de los Ejércitos y descalzo como imagen idealizada de «héroe inmortal». Además de portar una loriga (armadura) esculpida con relieves alegóricos, también lleva un manto alrededor de su cintura y el centro consular en el brazo izquierdo. Sin embargo, esta escultura que vemos hoy no la encargaron y tampoco realizaron ni los romanos ni los zaragozanos.
En realidad, fue un regalo de Benito Mussolini en 1940: en un arrebato propagandístico decidió que gran parte de Europa recibiese una reproducción de la estatua de Augusto que se conserva en los Museos Vaticanos y que fue descubierta en 1863 cuando se excavaba un palacio que perteneció a la esposa de Augusto en los alrededores de una zona conocida como Prima Porta.
Mussolini quería recuperar para la Italia que gobernaba los viejos laureles imperiales. En este contexto quiso ser identificado con la figura del gran emperador que fue Augusto a quien tanto admiraba y mandó hacer decenas de copias para enviarlas a diferentes lugares fundados o ligados estrechamente con el César. De esta manera vincularía su nombre con la de un líder guerrero capaz de vencer a sus enemigos; un dirigente dialogante y convincente, además de tener una autoridad firme para arengar y dirigir a su pueblo.
Su periplo por la ciudad
La representación se envió por barco desde Génova a Barcelona. Cuando llegó a Zaragoza se colocó en los jardines de la plaza Basilio Paraíso y fue inaugurada el 21 de junio de 1940 por el alcalde de Zaragoza Juan José Rivas Bosch. Al acto acudieron el ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, y el entonces presidente de la Junta Política, Ramón Serrano Suñer.
Aquí permanecería hasta 1950 debido a obras de reforma de la plaza y se llevó hasta las murallas romanas, cerca de la torre de la Zuda y mirando hacia San Juan de los Panetes. Para su nueva casa construyeron un pedestal flanqueado por dos columnas de estilo clásico. Pero no duraría mucho, pues las autoridades decidieron volver a moverla y trasladar la representación del fundador de la ciudad a la plaza del Pilar, al zaguán del propio Ayuntamiento.
Este no sería su lugar final, pues fue devuelta a la plaza Paraíso; esta vez sobre un pedestal que imitaba un fondo de muralla para luego ser instalada, a finales de la década de los 80 en su lugar actual, junto al Mercado Central.