Todo por una ruleta: el escándalo que terminó con el poder de Lerroux

Fue el caso que más titulares acaparó en la prensa de los últimos meses de 1935. Su repercusión fue tal, que provocó la dimisión del líder del Partido Radical, Alejandro Lerroux. Aplaudido por muchos como la última posibilidad de tratar de sumar a ciertas derechas a las instituciones de la República, aunque criticado por otros debido a sus artes manipuladoras y demagógicas, el veterano parlamentario se vio forzado a dejar la política ante la implicación de su ahijado, Aurelio Lerroux, en una trama corrupta que echaba por tierra la carrera del «Emperador del Paralelo». Una ruleta trucada fue la causante de su hundimiento. Hasta el célebre boxeador Paulino Uzcudun estuvo salpicado por el escándalo.

La ruleta de juego Straperlo

«Denuncia sobre las autorizaciones del juego», decían algunos (Heraldo de Madrid, 25 octubre 1935). «El sumario Strauss», publicaron otros (El Sol, 15 noviembre 1935). La licencia para establecer una ruleta de juego llamada Straperlo –acrónimo de los inventores y socios holandeses duelos de la patente, Strauss y Perlowitz– desencadenó la polémica.

Era el artilugio perfecto para burlar la prohibición de juegos de azar en España. Estaba pensado para que el jugador pudiese calcular el lugar exacto en el que caería la bola observando atentamente su evolución con unos cálculos mentales, lo que la libraba de la connotación de azar que limitaba su establecimiento en los casinos: el suyo, era un juego de cálculo o «juego de salón». Pero el aparato en cuestión disponía de un motor eléctrico que proporcionaba una rotación regular que permitía trucar el sistema y hacer que el juego favoreciese siempre a la banca.

Los apostadores se quedaban sin su premio. Los impulsores del invento eran conscientes de la ganancia que aquello podía suponer e interfirieron ante la administración vía cheques, relojes y porcentajes económicos para acelerar los trámites para la licencia. Entre los sobornados se encontraba Aurelio Lerroux, sobrino y ahijado del político radical que a finales de 1933 había sido designado por Alcalá Zamora presidente del gobierno de la República en una maniobra que terminará indignando a los monárquicos tras su pacto con la CEDA. Aquellos fueron los mayores momentos de gloria del político republicano, revolucionario, populista, anticatalanista, fogoso y antaño anticlerical, que abrazaba posiciones centristas.

Cuando los sobornos del tal Strauss para introducir su ruleta en el casino de San Sebastián y en el del Hotel Formentor de Mallorca, fracasaron, él mismo destapó el escándalo. Lerroux ocupaba el cargo de ministro de Estado en un gobierno presidido por Joaquín Chapaprieta.

Nadie se libraba de la corrupción o el soborno y los diarios se llenaron de fotografías del famoso aparato Straperlo que había motivado la crisis

El afán de Manuel Azaña de terminar con el gobierno de centro-derecha, liderado por el Partido Republicano Radical era sobradamente conocido. Así que Azaña no desaprovechó un viaje a Bruselas para divulgar los rumores y luego, enviar una denuncia al presidente de la República, enemigo declarado de Lerroux, para destapar el caso en las Cortes y politizar el asunto.

El final del comienzo de una dinastía

Rápidamente los nombres de Aurelio Lerroux, Sigfrido Blasco-Ibáñez (hijo menor de don Vicente), Juan Pich y Pon… fueron saliendo en el hemiciclo. También el del ministro de Gobernación, Rafael Salazar Alonso. Parte del expediente de aquella Comisión Especial puede consultarse en la Serie Histórica de Diarios de Sesiones de la página web del Congreso. Nadie se libraba de la corrupción o el soborno y los diarios se llenaron de fotografías del famoso aparato Straperlo que había motivado la crisis.

En esos mismos días, otro asunto, el caso Nombela, hacía saltar por los aires el prestigio, ya muy deteriorado del Partido Radical. Se trataba de un affaire sobre irregularidades relacionado con indemnizaciones en las rutas coloniales españolas. Alejandro Lerroux dimitió de todos sus cargos públicos el 29 de octubre de 1935. En las elecciones de febrero de 1936 ni siquiera consiguió acta de Diputado.

Aquellos escándalos supusieron el final de lo que algunos auguraban como el comienzo de una dinastía

Tampoco su sobrino, en quien Lerroux, sin hijos naturales, había depositado su herencia política. Aquellos escándalos supusieron el final de lo que algunos auguraban como el comienzo de una dinastía. Pero sus nombres jamás volvieron a tomar protagonismo. ¿Significó la caída de aquel gobierno la última oportunidad de que la II República pudiese reconducirse por cauces pacíficos? Alejandro Lerroux pasó la Guerra Civil fuera de España y no regresó al país hasta 1947.

Lerroux escribió sus Memorias, claramente exculpatorias y con poca autocrítica, algo habitual, de sus maniobras políticas: un hombre hecho a sí mismo, autodidacta, difamado por socialistas, catalanes y periodistas. Pero a partir de aquel momento, la palabra straperlista se empleó por la prensa como sinónimo de chanchullo o negocio fraudulento. «Estraperlo o comercio ilegal de artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa». En estos términos ha llegado hasta nuestros días y parece que va a tener que seguir utilizándose mucho.