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Retrato del Rey Carlos III de España (1716-1788)

Carlos III, el Rey que puso a Madrid en el mapa

El himno de España, la bandera, los serenos, la Puerta de Alcalá y la excavación de Pompeya fueron algunos hitos del reinado de Carlos III

Las ideas ilustradas recorrían una nueva Europa, al mismo tiempo que se puso fin a la guerra de sucesión española con la instauración de la Casa de Borbón con el ascenso al trono de Felipe V, el rey que nos salió rana, y la firma del Tratado de Utrecht, que provocó la aparición de nuevos estados como Prusia y el reparto de posesiones españolas que habían pertenecido al Imperio español desde la época de Carlos V, como los Países Bajos, Gibraltar o Nápoles, a otros reinos europeos. En ese contexto de inestabilidad, el 20 de enero de 1716 nació el futuro Rey Carlos III en el Real Alcázar de Madrid, aunque sus años de juventud los pasó lejos de la corte.

Su madre, Isabel de Farnesio se preocupó de darle una educación acorde a su condición, y empezó a diseñar un plan para que su hijo ocupase un sillón de mando en los territorios italianos. Con catorce años, el infante ocupó los ducados de Toscana, Parma y Plasencia, tras la muerte sin descendencia del duque Antonio Farnesio en 1731.

Poco después, el fin de la guerra de sucesión polaca permitió que Carlos ocupase el trono del reino de las Dos Sicilias. En mayo de 1738 viajó hasta Sajonia, donde contrajo matrimonio con María Amalia, con la que tuvo trece hijos. En Nápoles pasó los siguientes 25 años de su vida, se rodeó de buenos consejeros como Bernardo Tanucci y emprendió varias reformas políticas acordes con el espíritu del despotismo ilustrado, propio de su época.

Salida de Carlos de Nápoles, 1759

De su reinado quedan vestigios en Italia, como el Teatro di San Carlo o el inmenso Palacio Real de Caserta. Su interés en las artes lo llevaron a impulsar la primera excavación «arqueológica» de Pompeya, Herculano y las villas Stabianas. Mientras, los problemas dinásticos de su familia se agravaron por la abdicación de su padre. Su hermano Luis I subió al trono, pero murió repentinamente.

Le sustituyó Fernando VI, que gobernó durante más de una década hasta su fallecimiento. Era el turno de Carlos, que dejó Nápoles y navegó hasta España en un navío de la Real Armada en el que iba el joven guardiamarina Jorge Juan, según contó el marino a su secretario años después. Carlos III llegó a Madrid en diciembre de 1759 para empezar su reinado.

El mejor alcalde de Madrid

Empezó su reinado de la misma forma que lo había hecho Italia, pero ahora debía hacer frente a nuevos conflictos y para ello impulsó los avances económicos, científicos y sociales. El primer problema que tuvo que enfrentar fue la Guerra de los Siete Años, «teniendo que aceptar la humillante paz de 1762, que obligó a España a ceder a Inglaterra la Florida con el fuerte de San Agustín y la bahía de Panzacola y todo lo que España poseía en el continente de la América Septentrional al Este o al Sudeste del río Misisipí, recibiendo en cambio, por generoso donativo de la Francia, la Luisiana», como explicó el historiador y político Manuel Danvila y Collado.

Sin embargo, España seguía siendo un Imperio, y así lo defendió Carlos III, apoyando los colonos americanos en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, en la que recuperó Florida y Menorca gracias al papel del ministro Floridablanca y el militar Bernardo de Gálvez. A nivel interno impulsó una reforma amplia de carácter ilustrado, para la que se sirvió del famoso marqués de Esquilache, que acabó desterrado, y el conde de Aranda.

«El mejor alcalde de Madrid» impulsó las ciencias y las artes con la creación de numerosas instituciones como la Real Fábrica de Tapices, la de Porcelana del Buen Retiro, la Fábrica de Platería Martínez, el Cuartel del Conde Duque, el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico, el Hospital General, y la planificación del futuro Museo del Prado.

Además, Carlos III ordenó levantar la Puerta de Alcalá, las fuentes de Neptuno y de Cibeles y creó la Real Casa de Correos, ubicada en la actual puerta del Sol. Pero no solo trasformó el espacio urbano, durante su reinado se mejoró el saneamiento y la iluminación de las calles, creó el cuerpo de serenos para su mantenimiento y vigilancia. También configuró la imagen de España como nación al instituir el himno nacional y el primer diseño unificado de bandera nacional rojigualda.