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Varias pilotos del 588.º Regimiento de Bombardeo NocturnoWikimedia Commons

Las 'Brujas de la noche': el poder aéreo femenino que desafío a los nazis en la Segunda Guerra Mundial

Marina Pávlovna era la líder del escuadrón de bombarderos que participó en la Batalla de Berlín

«Pelean como gatos salvajes y son absolutamente infrahumanas», era la descripción que hizo un soldado alemán sobre las militares soviéticas que combatieron a los nazis desde el aire, como pilotos del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.

La contienda empezó con una alianza entre Hitler y Stalin en la que ambos ejércitos invadieron Polonia en septiembre de 1939. Pero los alemanes sorprendieron a los rusos dos años después al lanzar la Operación Barbarroja, un ataque frontal contra el territorio de la Unión Soviética en junio de 1941. Este cambio de aliados supuso un serio problema para Stalin, que contaba con un fuera muy inferior a la de los alemanes.

A modo de órdago bélico aprobó un decreto para que las mujeres se incorporasen a la contienda empuñando un fusil, conduciendo un carro de combate o embarcadas en un destructor. Era la primera vez que una mujer soviética participaba en la guerra de forma directa, en el frente de batalla y de manera oficial. Por supuesto, también hubo escuadrones de aviones formados por mujeres a partir de la aprobación en octubre de 1941 de una orden específica para la creación de tres regimientos aéreos (el 586, 587 y 588) en los que todo el personal, desde los mecánicos a los pilotos eran mujeres.

Impulsado por Marina Raskova, la iniciativa consiguió reclutar a 115 mujeres voluntarias para convertirlas en pilotos de guerra. Entre ellas estaba Marina Pávlovna Chéchneva, piloto y líder del 588º escuadrón de Bombardeo Nocturno. Pávlovna sobrevivió a la guerra, fue condecorada en numerosas ocasiones obteniendo, entre otras, la condición de Heroína de la Unión Soviética y escribió varios libros sobre su experiencia en la guerra.

Marina Raskova en 1938

Murió el 12 de enero de 1884. Su vida fue como la de muchas compañeras, desde joven aprendió a volar en una asociación paramilitar destinada a la preparación patriótica de sus miembros en la defensa nacional. Años después se convirtió en instructora de vuelo y en los primeros años de La Gran Guerra Patria (como llaman en Rusia a la Segunda Guerra Mundial) ingresó en el Partido Comunista y se presentó como voluntaria para combatir.

Aunque no era el caso de Marina, las integrantes del escuadrón tuvieron seis meses para aprender a pilotar, y también técnicas de combate, supervivencia y manejo de armas. Pasado ese tiempo se pusieron a los mandos de unos biplanos Polikarpov 2, apodados kukurúznik, mazorca de maíz, por su aspecto, y que se utilizaron en la década de los veinte para fumigar campos de cultivo.

De madera y lona, no tenían aislante térmico, ni blindaje, la cabina del piloto era exterior y solo contaba con un pequeño cristal que apenas cortaba el viento. Eran aeronaves muy rudimentarias comparadas con los Sturmovik que utilizaban sus compañeros. A pesar de las dificultades, a las que se sumaron una vestimenta poco adaptada al cuerpo femenino, cumplieron su misión y participaron en numerosos enfrentamientos contra la Luftwaffe.

Marina Chéchneva, llegó a obtener el rango de Mayor, y en 1943 ascendió a comandante del 4º escuadros del 588º Regimiento, que popularmente los alemanes apodaron «Brujas de la Noche» (Nachthexen), porque el ruido que hacían las alas al rozar con el viento era similar al que producía una escoba, según creían los militares alemanes. Marina participó en la gran ofensiva soviética de verano de 1944, la operación Bagration, en las batallas de Crimea, la ofensiva en Prusia y el ataque aéreo durante la definitiva batalla de Berlín.

A pesar de todas las dificultades añadidas al combate que sufrieron, las pilotos vivían mucho mejor que sus compañeras en tierra, aunque más de 30 aviadoras murieron durante la contienda. Al principio varios mandos militares se opusieron a su incorporación, pero pronto las mujeres que lucharon en la guerra se convirtieron en símbolo patriótico para exaltar los ideales promovidos por el Partido Comunista. A pesar de las condecoraciones que obtuvieron, no estuvieron representadas en el Desfile de la Victoria de Moscú de 1945.