Carlomagno, el emperador que pintó una línea roja contra musulmanes de Al-Ándalus
Carlomagno no solo siguió siendo el monarca europeo más poderoso, era el emperador cristiano de unos territorios que abarcaban toda Francia, Alemania y el norte italiano
«Analfabeto pero curioso, cazador, apasionado de la equitación y sencillo», así describió Eginardo a su señor, Carlos I el Grande, Rey de los francos en su biografía, Vita Karoli Magni, es decir, Vida de Carlomagno. El gran monarca de francos y lombardos que fue coronado en Roma por el Papa León III como el primer Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde la caída del Imperio Romano.
Después de un reinado largo y exitoso, Carlomagno murió en la ciudad imperial de Aquisgrán el 28 de enero del año 814, la misma ciudad en la que probablemente había nacido. Desde entonces, al visitar la capilla Palatina se encuentra su sepultura, en el mismo lugar sacro en el que se realizaría desde aquel momento la coronación de los emperadores del Sacro Imperio hasta el siglo XVI.
Carlos era hijo de Pipino el Breve, que fue el primer Rey de la dinastía de los carolingios. Con la muerte de su padre no ascendió al trono directamente, su hermano Carlomán reinó durante algunos años mientras Carlos vivió una vida apartada en un monasterio. A la muerte de su hermano ocupó el trono como nuevo Rey de los francos.
Desde el principio su objetivo fue conquistar Sajonia, la última zona germana sin controlar. Para hacer frente a sus retos expansionistas utilizó la famosa –y novedosa para la época– caballería pesada, unos caballeros fuertemente armados sobre grandes corceles que podían participar en combates cuerpo a cuerpo. Un avance militar insuperable para sus enemigos.
Gracias a Carlomagno, los carolingios habían pasado en solo tres generaciones de ser mayordomos de palacio a emperadores de un gran territorio
Gracias a su ejército el reino franco fue de los más poderosos de Europa. Pero Carlomagno deseaba expandir sus territorios hacia el sur y para ello se casó con Ermengarda, la hija de Desiderio, Rey de los lombardos, que controlaban el sur de la península itálica. Sin embargo, el enlace no obtuvo frutos, y el Rey de los francos repudió a su esposa porque no le daba hijos, lo que supuso una ofensa enorme para Desiderio, que declaró la guerra a Carlos.
De Rey de los francos a Emperador
Sin saberlo había firmado la sentencia de muerte del imperio lombardo. Carlos I el Grande emprendió la marcha con su ejército hacia tierras longobardas, donde fue ganando territorios. En el 774 sus tropas alcanzaron Pavía y asediaron la ciudad, que era una de las más importantes para sus enemigos. Aunque consiguieron aguantar durante bastante tiempo, la plaza terminó rindiéndose.
Carlomagno ganó la guerra, anexionó los territorios conquistados y se proclamó Rey de los lombardos. Esto solo fue un paso en su concepción de un reino mucho más grande y poderoso. Gracias a Carlomagno, los carolingios habían pasado en solo tres generaciones de ser mayordomos de palacio a emperadores de un gran territorio, pero no era un imperio unificado.
Su coronación el 25 de diciembre del 800 d.C., supuso la restauración del poderío romano a través del Sacro Imperio Romano Germánico. Esto también estuvo ligado a un enriquecimiento cultural con la construcción de nuevos edificios siguiendo de modelo la arquitectura clásica que empleó en Aquisgrán y otras ciudades del Sacro Imperio.
Además, ordenó restaurar los antiguos monumentos de la época de los césares. Durante su largo reinado de 46 años, tuvo que hacer frente al emirato omeya de Córdoba. Por eso creó más allá de los Pirineos la Marca Hispánica, una línea de defensa contra los territorios musulmanes de Al-Ándalus.
Su papel como nuevo césar de Europa permitió la preservación de los saberes clásicos del mundo grecorromano, que fusionó con los nuevos modelos en Europa
Como Emperador de un imperio inmenso no tuvo una corte fija, aunque siempre encontró su hogar en Aquisgrán, que trasformó en una gran ciudad próspera. Su papel como nuevo césar de Europa permitió la preservación de los saberes clásicos del mundo grecorromano, que fusionó con los nuevos modelos en Europa. Por todo ello, Carlomagno fue el primer emperador del Occidente medieval.