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Tiberio y su madre Livia

Tiberio, el «más triste» de los emperadores romanos

Tiberio vivió hasta los 80 años y murió a manos del comandante de la guardia pretoriana, que lo asfixió con las sábanas de su cama

La comparación con su antecesor era inevitable, Tiberio debía y quería demostrar que estaba a la altura de Augusto. El nuevo y segundo Emperador consiguió reforzar el Imperio con grandes campañas militares, pero su carácter arisco y los sucesivos conflictos le hicieron ganar una pésima fama, quedando para la historia retratado por autores como Plinio el Viejo, que describió a Tiberio como un tristissimus hominum, «el hombre más triste» del Imperio.

Pero ese legado es parcial para conocer al Emperador «odioso y objeto de desprecio». Para conocer los detalles de una vida compleja es recomendable leer a Suetonio y su obra magna Las Vidas de los doce césares, donde se descubren las dificultades, desamores, disputas senatoriales y fetiches personales que tuvo que afrontar Tiberio.

El 16 de noviembre del año 42 a.C. nació Tiberio Claudio Nerón en Roma. Su infancia estuvo marcada por la separación de sus padres cuando solo tenía tres años. Su madre, Livia Drusila se volvió a casar con Octavio, convirtiéndose tiempo después en la primera Emperatriz de Roma.

Empezó a demostrar su destreza en las artes militares en las tierras de Hispania en una expedición contra los cántabros

Tiberio «contaba nueve años cuando pronunció el elogio fúnebre de su padre en la tribuna de las arengas», en el año 33 a.C. A pesar de los problemas familiares, empezó a demostrar su destreza en las artes militares en las tierras de Hispania en una expedición contra los cántabros, después sirvió en oriente y participó en la recuperación de Armenia como parte del Imperio. «Gobernó después cerca de un año la Galia Cabelluda, alterada entonces por las incursiones de los bárbaros y las querellas de sus jefes. Hizo poco después la guerra de Recia y de Vindelicia, y más adelante la de Germania», según narra Suetonio.

En Germania perdió a su hermano Druso, y «trajo su cuerpo a Roma, precediéndole a pie durante todo el camino». Tiberio demostró gran capacidad de liderazgo militar, y con los años obtuvo todas «las magistraturas, y ejerció casi sin interrupción la cuestura, la pretura y el consulado; fue creado cónsul por segunda vez, y después de breve intervalo, revestido del poder tribunicio por cinco años».

Dos «bodas», un exilio y una púrpura

Tiberio se casó dos veces, la primera y la que jamás olvidó fue Vipsania, con la que tuvo a Druso, el único hijo biológico del Emperador, aunque moriría muy joven. Poco después se casó con Julia la Mayor, la hija del Emperador Augusto, «un matrimonio que le causó disgusto», escribió el biógrafo romano. Igual que Augusto lo hizo, Tiberio acogió a Germanico como hijo suyo, aunque también murió en extrañas circunstancias.

Mucho antes de aquello, viviendo un aparente matrimonio infeliz, y cansado de la política romana, Tiberio se exilió voluntariamente, como cuenta Suetonio, «dejando en Roma su esposa y su hijo, tomó al punto el camino de Ostia, sin contestar palabra a las preguntas de los que le acompañaron», hasta dirigirse a la isla de Rodas, donde permaneció casi una década.

Tiberio demostró ser un Emperador eficiente y hábil con las armas, centrado en la estabilidad y la administración del Imperio romano

«Llegó incluso a renunciar a sus ordinarios ejercicios de equitación y armas; abandonó el traje romano y adoptó el calzado y manto griegos. Vivió cerca de dos años en este estado, haciéndose cada día más odioso y objeto de desprecio». Por entonces, Augusto ya mostraba señales de flaqueza y el nombre de Tiberio estaba entre los candidatos para sucederlo. Regresó a Roma cuando supo que Augusto le otorgaba su confianza pon encima de los demás candidatos, muchos de los cuales habían muerto. Así, el año 14 d.C., se convirtió en prínceps del Imperio.

Tiberio demostró ser un Emperador eficiente y hábil con las armas, centrado en la estabilidad y la administración del Imperio romano. Implementó reformas legislativas y administrativas, aunque su gobierno también fue marcado por la represión política, purgas y ejecuciones que generaron controversia y descontento entre los senadores. No obstante, consiguió mantener el legado de Augusto y fortalecer el Imperio.