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Picotazos de historia

La Gran Purga de la Rusia de Stalin: millones de individuos ejecutados, condenados y deportados

53 miembros de la Sociedad de Sordomudos fueron arrestados, interrogados y torturados: estaban siendo acusados de ser «miembros de una organización fascista involucrada en actividades terroristas y especializada en la distribución de propaganda y literatura fascista y contrarrevolucionaria»

En un artículo anterior les conté a ustedes el origen de los campos soviéticos llamados gulags y la locura en forma de traiciones y delaciones que se abatió sobre la Unión Soviética. Inicialmente creados por Lenin «como medio de lucha contra los elementos contrarrevolucionarios» y dirigido por la policía política (NKVD) y el Directorio Político Estatal (GPU), los gulags fueron solo un engranaje de un mecanismo más complicado basado en la idea de Lenin de la necesidad de «purgar periódicamente al partido de perezosos, aventureros, borrachos y ladrones».

Las constantes purgas darán lugar a la llamada «sociedad de arenas movedizas» donde el puesto o estatus de una persona puede cambiar de forma drástica y de manera ajena a la voluntad o actuación del individuo. El jefe del campo de concentración podía estar esa misma noche prisionero en una celda, el comisario político deportado, el catedrático desaparecido, etc.

Esta inseguridad y volatilidad aportó dinamismo a la sociedad soviética y animó a participar en el ciclo del Terror denunciando a jefes, familiares y conocidos. Esta corriente o periodo fue conocido en la Unión Soviética como la «Gran Purga» y su costo se tradujo en millones de individuos ejecutados y decenas de millones condenados y deportados a los gulag para trabajar en condiciones extremas. A continuación les relataré un ejemplo de esta locura.

En agosto de 1937 La Sociedad de Sordomudos de Leningrado (ahora San Petersburgo) aprobó el montar un espectáculo / homenaje con motivo del vigésimo aniversario de la revuelta de octubre de 1917. La Sociedad convocó una reunión general de todos sus miembros para discutir el desarrollo del programa. Era el día 2 de octubre y la hora las 11 de la mañana cuando la reunión fue interrumpida por dos individuos enfundados en largos abrigos y que comunicaron a los presentes que estaban todos detenidos.

El pie de foto dice «YCLers se apoderan de grano de gulags que estaba escondido en el cementerio, Ucrania, 1930»Wikimedia Commons

Cincuenta y tres miembros de la Sociedad de Sordomudos fueron arrestados, interrogados y torturados. En noviembre de ese mismo año la mayoría se reencontraron –algunos sencillamente no pudieron resistir las atenciones de la policía– como protagonistas de un gran juicio masivo. Con el inicio del juicio descubrieron, para su asombro y horror, que estaban siendo acusados de ser «miembros de una organización fascista involucrada en actividades terroristas y especializada en la distribución de propaganda y literatura fascista y contrarrevolucionaria».

Los pobres sordomudos, a quienes había que comunicarles por medio de lenguaje de signos lo que estaba sucediendo y que no podían comunicarse con sus defensores –calificarlos de abogados sería sarcasmo– que habían visto por primera vez al iniciarse el juicio, estaban siendo acusados de conspirar con el servicio secreto nazi para poner una bomba, que acabara con la vida del padrecito Stalin y los miembros del Politburó, durante el desfile del Día de la Revolución en la Plaza Roja.

34 fueron ejecutados mediante el práctico y barato sistema del tiro en la nuca. Un notable ahorro frente al gasto del pelotón de ejecución. Tiempo después se descubrió que el origen de todo estaba en una denuncia del presidente de la sociedad –uno de los ejecutados–. El pobre hombre había informado que algunos miembros de la sociedad ejercían de vendedores ambulantes en los andenes de la estación del ferrocarril, con el objeto de ganar unos pocos rublos que les permitieran llegar a fin de mes. El cómo la denuncia original destapó tan peligrosísima conspiración para acabar con la vida del gran líder solo puede ser explicada merced al celo de la policía y la efectividad de las técnicas de interrogatorio aplicadas.

Un año después de la ejecución –en su apreciación más literal– de las sentencias (1939), la NKVD (policía política) revisó el informe de la policía local con respecto a la investigación desarrollada en el caso de los sordomudos. La conclusión de la NKVD fue que toda la investigación era sospechosa y se ordenó la detención de todos los miembros de la policía de Leningrado que habían intervenido. El destino de los policías detenidos continua siendo un misterio.