Fundado en 1910

Carlos Teodoro de Baviera

Dinastías y poder

El hermano de la Emperatriz Sissi que fue un prestigioso oftalmólogo

Carlos Teodoro de Baviera gozaba de una sólida reputación de oculista y fue pionero en las operaciones de cataratas. Aunque no fue el único miembro de la dinastía Wittelsbach con formación médica

No parece habitual que un príncipe del siglo XIX compagine sus deberes regios con el ejercicio de una labor profesional. Y menos si se trata de la medicina. El hermano pequeño de la emperatriz Sissi fue una de esas excepciones: Carlos Teodoro de Baviera gozaba de una sólida reputación de oculista y fue pionero en las operaciones de cataratas. Aunque no fue el único miembro de la dinastía Wittelsbach con formación médica.

Su sobrino, Luis Fernando, esposo de la infanta española Paz de Borbón trabajó durante décadas en la clínica que tenía en Múnich. Fue además el primero en detectar la hemofilia en su sobrino Alfonso de Borbón y Battenberg, entonces príncipe de Asturias. Aunque con la misma vena excéntrica que su pariente Luis II –Ludwig, el rey loco de Visconti–, ambos fueron cultos, amantes de la música y admirables filántropos.

Carlos Teodoro de Baviera nació en Possenhofen en 1839. Era el menor de los hijos del jovial Maximiliano y la princesa Ludovica. Entre sus hermanos se encontraba la reina de las Dos Sicilias y la célebre emperatriz de Austria, Sissi. Era primo -además de cuñado- del emperador Francisco José. Como correspondía a su rango, ingresó en el Ejército y sirvió en las guerras que tuvieron como escenario el proceso de unificación alemán y la franco-prusiana de 1870.

Pero su vocación era otra. Tras quedarse viudo de su primera esposa, Sofía de Sajonia, decidió iniciar su formación como médico en la Universidad de Múnich para doctorarse en oftalmología. Discípulo de eminente Rudolf Virchow, pronto abrió su primera clínica ayudado por la buena situación económica como jefe de la dinastía Wittelsbach. Había llegado a esta posición tras la renuncia de derechos dinásticos de su hermano mayor por matrimonio morganático con una actriz de teatro.

El consultorio estaba en Tegernsee, en un antiguo castillo feudal de su propiedad, aunque él operaba a quien lo necesitaba de manera gratuita. Se especializó en lesiones de la túnica interna producidas por las perturbaciones sanguíneas. A comienzos de la década de los noventa era ya un reputado oculista. «He ahí un príncipe que, en el caso de ser destronado, no echaría de menos su asignación de la lista civil», podía leerse en el diario republicano La Justicia (24 octubre 1891).

Carlos Teodoro contrajo un segundo matrimonio con María José de Portugal, hija de Miguel I de Portugal, del que nació la princesa Isabel y que con los años se convertirá en reina de los Belgas por su boda con Alberto I. Por entonces ya había fundado en Múnich la «Clínica ocular duque Carlos Teodoro», que funciona en la actualidad.

También había sufrido la tragedia del asesinato de su hermana en Suiza y la muerte calcinada de su otra hermana, Sofía Carlota, duquesa de Alençon, en el incendio de un bazar de caridad en París. El «príncipe oculista», Carlos Teodoro de Baviera, murió en su residencia de Bad Kreuth en 1909, como consecuencia de la grave enfermedad que desde hacía años veía aquejándole, la nefritis. Acababa de cumplir los setenta años.

Por entonces, su sobrino Luis Fernando de Baviera, hijo del príncipe Adalberto y la española Amalia de Borbón –hermana del rey consorte Francisco de Asís– ejercía también la medicina de familia. Había cursado sus estudios en Heidelberg y trabajaba en el Hospital de los Caballeros de San Jorge además de ocuparse de las infinitas dolencias terapéuticas de los miembros de su dinastía.

Cuando los años de la Primera Guerra Mundial hicieron estragos en Baviera, fue designado inspector general médico de los Reales Ejércitos de Baviera. Terminada la guerra y perdida toda asignación real como consecuencia de la proclamación de la República con Kurt Eisner como presidente y el posterior régimen de Weimar, siguió ejerciendo la medicina en el piso-clínica que tenía en Odeonsplatz, en Múnich, aunque con la economía maltrecha, eran pocos los que podían pagar por sus servicios.

Luis Fernando y Paz, visitaron España en numerosas ocasiones y uno de sus hijos, llegó a contraer matrimonio con la hermana mayor de Alfonso XIII. Fue durante una de esas visitas a Madrid, cuando Luis Fernando de Baviera, advirtió de la posible dolencia del príncipe de Asturias, aquejado del mal de la sangre. Aunque el matrimonio siguió viviendo en Múnich, jamás simpatizó con el nazismo por considerarlo de raíz pagana y contrario al catolicismo profundo que profesaban. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial vivieron vigilados por la Gestapo.

No son los únicos casos de miembros de dinastías de abolengo que han ejercido la medicina, aunque si un rara avis en su época. En la actualidad, el príncipe Kubrat de Bulgaria, de la dinastía Sajonia-Coburgo e hijo del rey Simeón de Bulgaria, trabaja en Madrid como proctólogo tras haberse licenciado brillantemente por la Universidad de Navarra. Su primogénito también ha seguido sus pasos.