La Granja de San Ildefonso: 300 años del palacio favorito, residencia estival y lugar de retiro de Felipe V

A caballo entre Madrid y Segovia –a menos de 80 kilómetros de la primera y de 10 km de la segunda– se encuentra el municipio de La Granja de San Ildefonso, una de las joyas de nuestro país considerado como el Versalles español. Declarado conjunto Histórico Monumental y Patrimonio Nacional, este Real Sitio ha acumulado, desde sus orígenes en el siglo XVIII, una rica historia y valioso patrimonio artístico.

Un destino para los reyes

Ya en la Edad Media los alrededores fueron un destino para los reyes al ser un lugar de caza idóneo y reservado para los reyes de Castilla, quienes frecuentaban la próxima ciudad de Segovia. Según crónicas de la época fue el Rey Enrique III quien mandó construir en el pueblo de Valsaín el primer refugio de monteros. Más tarde, su nieto Enrique IV apasionado de la caza, ordenó construir un albergue y una pequeña ermita dedicada al arzobispo san Ildefonso.

Pocos años después de su muerte, los Reyes Católicos donaron a la comunidad de monjes jerónimos del Monasterio del Parral (Segovia) la llamada Casa Real de San Ildefonso para que ellos edificaran una hospedería y cuidaran de una granja para su consumo propio, la cual acabaría por dar nombre al lugar. Tras realizar algunas reformas, los monjes se trasladaron en los meses de verano. Felipe II también visitaría con frecuencia el pueblo ya fuese por la proximidad de los jerónimos o por una afición a la caza.

El rey Prudente mejoró sus instalaciones y convirtió el antiguo pabellón de caza en un palacio que vería celebrarse su matrimonio con Isabel de Valois, el nacimiento de su hija predilecta, la infanta Isabel Clara Eugenia. Pero el palacio de Valsaín, bajo el reinado de Carlos II, en abril de 1697, fue destruido en un voraz incendio.

El lugar de retiro de Felipe V

Pero la historia de la Granja no terminó aquí. Felipe V, el primer Borbón que reinó en España, se enamoró de este hermoso lugar allá por 1717. Fue tal su «flechazo», tal y como recoge la página web de Patrimonio Nacional, que decidió levantar un palacio y unos jardines adornados con esculturas y fuentes que le recordasen a su infancia en la Corte francesa de su abuelo Luis XIV. «La creación de este Real Sitio fue su gran obra personal, había encontrado el lugar ideal para retirarse del mundo...», recoge Patrimonio Nacional.

En 1720, compró a los monjes su granja para hacer de ella un nuevo Real Sitio en el que pudiese descansar de la ajetreada vida en la Corte. Siguiendo una el ejemplo de su abuelo, quien consideraba la cultura y el arte como un medio para demostrar la grandeza real, Felipe V fomentó el desarrollo artístico y cultural. Para ello, encargó las obras del palacio a Teodoro Ardemans y las de los jardines a René Carlier. «El estilo español tradicional del primer arquitecto contrastaba con el radicalmente francés del segundo, discípulo del arquitecto de Luis XIV», detalla Patrimonio.

Las obras comenzaron en 1721, pero avanzaron con gran rapidez, de modo que los reyes se instalaron en el palacio en 1723. Además de Ardemans y Carlier, en las obras participaron Juan Román, Procaccini, Felipe Juvara y Sachetti, por ello también cuenta con influencias del barroco español e italiano, a parte del claro influjo francés.

A pesar de que su plan inicial era tener un lugar para relajarse cazando tras haber abdicado en su hijo Luis en 1724; sin embargo, la prematura muerte de su sucesor truncó sus planes y aquel mismo año obligó a volver al trono al «Rey padre». Por ello, este sitio de retiro, de dimensiones modestas, pensado para un ex soberano se convertía en el Real Sitio favorito del monarca reinante: el palacio tenía que ampliarse y los jardines rediseñado con nuevas y más espectaculares fuentes, tanto fue así que al finalizar los trabajos de la fuente de los Baños de Diana, se dice que Felipe V al verla funcionar por primera vez comentó: «Tres minutos me diviertes y tres millones me cuestas».

Las tres incorporaciones italianas al equipo de construcción se encargaron de una nueva fachada en el eje central del jardín dando un aire italiano a las instalaciones. Todos los estilos que confluyeron en su diseño explica por qué Eugenio de Llaguno en su Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su Restauración hiciese mención a «su irregularidad» de estilos y el hecho de que sea «un conjunto de añadiduras».

Celebración del tricentenario

Con motivo de los 300 años de esta construcción, el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso anunció que se invertirán casi 12 millones de euros de los fondos europeos Next Generation EU para mejorar las visitas, la sostenibilidad de las instalaciones y en restaurar la fuente de la Cascada, que forma el eje central de los jardines.

Además, Patrimonio Nacional ha estrenado un nuevo programa de conferencias de Los martes en la Galería con una atractiva propuesta de ponencias que desde el mes de febrero estarán dedicadas a conmemorar el tricentenario del Real Sitio de la Granja, charlas que se agrupan bajo un ciclo titulado 300 años de La Granja: una red de fuentes y colecciones artísticas.

Asimismo, se realizarán visitas a lugares desconocidos por el gran público, como las buhardillas, la Torre del Reloj o la piscifactoría histórica (la primera que se creó en España). Por último, en otoño se inaugurará una gran exposición de fotografía en la Galería de estatuas de palacio, se llevarán a cabo varios conciertos y un amplio programa de conferencias.