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Gerónimo en 1887

Gerónimo, el jefe apache que hablaba español

Dictó en español la historia de su vida a un militar norteamericano, que después tradujo al inglés

Detrás de esas películas western y de la imagen que se tiene de los indios norteamericanos, hay una realizada muy diferente. El famosísimo jefe apache Gerónimo hablaba español, y su mayor enemigo no era el Séptimo de Caballería, sino los mexicanos. Incluso se ha llagado a plantear que el último gran jefe apache era católico y estaba bautizado. La historia de su vida es muy diferente a la de otros grandes jefes como Toro Sentado o Caballo Loco, y a pesar de las memorias que dejó, sigue rodeada de un halo de misterio.

Aunque todos lo conocían como Gerónimo, su nombre era Goyathlay, «el que bosteza», nombre que le dieron sus padres cuando nació en junio de 1829, cerca del río Gila, en el territorio de Sonora, en México. Un territorio que hacía pocos años y desde el siglo XVI había sido parte del Imperio español. De hecho, el origen del nombre de apache (apuchi, enemigo en lengua zuñi) se lo dieron los españoles, porque los indios apaches entraron en territorio de la Nueva España a partir de 1720.

Gerónimo juró venganza por la muerte de su familia y se unió a otros jefes de tribus como la chihenne para combatir al «hombre blanco mexicano»

Cien años después todo había cambiado, en esa zona conocida como Apacharía, las nuevas generaciones de apaches bedonhoke, una de las cuatro tribus principales de los chiricahuas (chokonen, chihenne y nedni) tuvieron que enfrentarse al ejército de México y al de los Estados Unidos para intentar preservar su territorio.

En 1851, un destacamento militar de unos 400 soldados mexicanos atacó el campamento apache que habían levantado a las afueras de Janos, un pueblo mexicano en el que solían comercial, y mataron a la esposa y los tres hijos del joven apache. Desde ese momento, Gerónimo juró venganza por la muerte de su familia y los tambores de guerra sonaron por todo el territorio, se unió a otros jefes de tribus como la chihenne para combatir al «hombre blanco mexicano».

Una guerra contra todos

Tras vengar a su familia en Sonora y luchar en numerosas batallas contra los mexicanos, se convirtió en una figura importante entre los líderes indios. En la década de 1870, Gerónimo ganó fama en la prensa norteamericana, que lo pintaba como un forajido indio que saqueaba para conseguir comida y whisky. El gobierno norteamericano estaba acabando con los indios, recluyéndolos en reservas, donde muchos murieron por enfermedad o malas condiciones de vida. No todos aceptaron, y el Oeste se llenó de tropas gubernamentales que debían controlar a los indios e impedir cualquier rebelión, en concreto de los apaches que se establecieron bajo el liderazgo de Gerónimo en la reserva White Mountain.

De derecha a izquierda, el líder apache Gerónimo, Yanozha (cuñado de Gerónimo), Chappo (hijo de Gerónimo con su segunda esposa) y Fun (hermanastro de Yanozha) en 1886. Tomada por C. S. FlyLibrary of Congress

Un grupo de algo más de sesenta apaches encabezados por Gerónimo decidió marcharse para evitar su arresto, e iniciaron una lucha que duró décadas contra las tropas mexicanas de la frontera de Arizona y México. Al mismo tiempo, a partir de 1882, el jefe apache dirigió varias incursiones y ataques, aunque después siempre se retiraba a Sierra Madre para protegerse.

Gerónimo luchaba en español, aunque tuvo que enfrentarse a las tropas del general George Crook, a quienes los nativos llamaban «Lobo Gris», y que durante años intentó capturarlo sin éxito. A pesar de las reticencias, Gerónimo accedió a las condiciones que le ofreció el general Crook para ingresar en la reserva de San Carlos en 1883. Las condiciones no eran malas, se permitió a los apaches elegir el lugar que quisieran dentro de la reserva y permitió que la concesión de las minas de la zona fuese para los apaches, y no para los colonos que presionaban para hacerse con las tierras de los indios.

Grupo de prisioneros indios apaches en el área de descanso junto al ferrocarril Southern Pacific, cerca del río Nueces, Texas, 10 de septiembre de 1886

«Antes me movía por ahí como el viento. Ahora, me rindo ante ti», le dijo Gerónimo al general después de ser capturado. En otro traslado hacia un fuerte, Gerónimo volvió a escapar con dos decenas de apaches. El gobierno federal destituyó al general Crook y envió al coronel Nelson Miles al mando de 5.000 soldados para detener a la veintena de apaches que habían huido. Tardaron meses en encontrarlos y en septiembre de 1886 los indios firmaron su rendición tras ser descubiertos en Sierra Madre.

Aunque el presidente de los Estados Unidos quiso que ahorcasen al jefe apache, al final lo trasladaron de una prisión a otra, desde Florida a Oklahoma, donde pasó sus últimos días. Murió en el invierno de 1909 a los 85 años, de una pulmonía. Gerónimo se convirtió en un hombre invencible, odiado por los blancos, los mexicanos, e incluso los apaches, del que ni su hija Naiche «escuchó nada bueno. No era un buen hombre». Aunque para conocer su carácter lo mejor es leer las memorias que dictó en español.