Identifican los restos de un soldado que murió en 1942 en un campo de prisioneros de guerra japonés
Los restos del soldado fueron identificados en diciembre de 2020 y serán devueltos a Illinois para ser enterrados en el Cementerio Nacional Abraham Lincoln en octubre de este año
Un equipo de científicos militares ha logrado identificar, después de 81 años, los restos de un soldado de Illinois que murió durante la Segunda Guerra Mundial en un campo de prisioneros de guerra japonés en Filipinas, según anunció el jueves la Agencia de Contabilidad de Defensa de los prisioneros de guerra y los desaparecidos en combate.
Los restos estaban enterrados en una fosa común y fueron exhumados en 2020 y analizados por científicos forenses que utilizaron análisis antropológicos, pruebas circunstanciales y análisis de ADN para determinar que los restos eran de Harry Jererle, que tenía 26 años cuando murió en diciembre de 1942.
«Su regreso a casa»
Su sobrina, Rosemary Dillon, expresó que aunque era una niña pequeña cuando Jerele marchó para su servicio militar, le recuerda como «un hombre tranquilo al que le gustaba cantar y tocar la guitarra». Para ella ha sido «un milagro» que sus restos hayan sido finalmente identificados. Además, detalla que su familia llevaba diez años intentando identificar sus restos, por ello aunque «ha tardado mucho en llegar», se alegra de por fin dar a su tío una «sepultura en su país natal».
«Ojalá mi madre y mi abuela estuvieran aquí para presenciar su regreso a casa», dijo Dillon en un comunicado de prensa de la Guardia Nacional de Illinois.
Prisionero en Filipinas
Jerele, natural de una pequeña localidad de Berkeley, fue uno de los siete hijos de Leopold Jerle y Mary Flori-Jerele. Se alistó en el ejército en septiembre de 1940 y sirvió en la Compañía B del 192 Batallón de tanques en Filipinas durante la guerra; sin embargo fue capturado tras la rendición estadounidense de la península de Bataan el 9 de abril de 1942.
Aquel día las tropas del general estadounidense Edward P. King se rindieron al general japonés Masahrau Homma, que hizo prisioneros a 75.000 soldados –12.000 estadounidenses y 63.000 filipinos– en la Marcha de la Muerte de 65 millas hasta el campo de prisioneros de Cabanatuan.
Los detalles relativos a las circunstancias en las que vivieron y murieron los prisioneros estadounidenses retenidos en Cabanatuan fueron complicados, al igual que los intentos de desenterrar e identificar sus restos tras el final de la guerra. Más de 2.500 prisioneros de guerra murieron en el campo durante la guerra.
Tras la guerra, el personal del American Graves Registration Service (AGRS) exhumó a los enterrados en el cementerio de Cabanatuan y trasladó los restos a un mausoleo militar estadounidense provisional cerca de Manila.
Según informó la agencia, sus restos serán enterrados el próximo 6 de octubre en el Cementerio Nacional Abraham Lincoln de Elwood, a unos 64 kilómetros al suroeste de Chicago.