«La leyenda negra no acabará jamás hasta que el español no se sienta orgulloso de serlo»
El Instituto CEU de Estudios Americanos de CEFAS nace con la idea de reivindicar la Hispanidad, una realidad que une alrededor de 550 millones de personas
«La Hispanidad ha sido tan grande en el pasado que debemos tener conciencia de lo importante que puede ser en el futuro y de lo importante que es actualmente», comenta Consuelo Martínez-Sicluna Sepúlveda, directora del Instituto CEU de Estudios Americanos de CEFAS, perteneciente a la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
Este Instituto se crea con el objetivo principal de reivindicar la Hispanidad, una realidad que une alrededor de 550 millones de personas. Una labor que realiza el Instituto a través de seminarios, conferencias e informes que ayudan a mejorar el conocimiento del pasado, presente y futuro común de toda la comunidad Iberoamericana.
Es una apuesta que se inició en septiembre de 2022 y que, desde entonces, ha participado activamente en proyectos para potenciar las relaciones entre España y América, con especial interés en la América de lengua española, fomentando el pensamiento crítico y el humanismo cristiano, y promoviendo la investigación y la difusión de ideas entre España, Iberoamérica y Europa. De ahí, su implicación en el documental Hispanoamérica, canto de vida y esperanza del director José Luis López-Linares, no solo con la intervención de dos profesores de la casa, sino también con su patrocinio.
«Hay que reivindicar la proyección de España en Hispanoamérica, una labor ingente desde todos los puntos de vista», asegura Martínez-Sicluna. Una labor, no solo cultural, sino también evangelizadora y de mestizaje: «tenemos que reivindicar ese mestizaje porque España se mezcló y el resultado de esa mezcla son nombres propios como sor Juana Inés de la Cruz o el Inca Garcilaso, o el primer mestizo, que fue el hijo de Hernán Cortés con doña Mariana, que es Martín Cortés», explica.
Hispanoamérica, un futuro compartido
Jornadas sobre Hispanoamérica: «El humanismo cristiano de España es lo que hizo una América mestiza»
Y lo cierto es que España, como Imperio generador que fue, se proyectó en el Nuevo Mundo y «desde el principio crea pueblos, poblaciones, universidades, plazas de encuentro, crea caminos». En definitiva, crea ciudades que acarrean cultura, civilización, una masiva transferencia de tecnología y todo ello cambia por completo América, tal y como expresó el historiador venezolano Carlos Leáñez durante las Jornadas Hispanoamérica, un futuro común.
Hacia un futuro común
Tanto el documental como el Instituto ponen la mirada en el futuro común, pues «no se trata solo de mirar al pasado –que es lo que nos determina– sino también mirar a un proyecto de futuro que tiene que ser compartido, porque tenemos la misma lengua, tenemos una cultura común de la que somos ambos herederos, la España actual y los diversos países hispanoamericanos», advierte Martínez-Sicluna.
En este sentido, su directora subraya que el Instituto no nace con la idea de mirar hacia un pasado y quedarnos estancados, sino de la noción de que «nuestros problemas, los de Hispanoamérica y los nuestros son problemas comunes». Y que son problemas que podemos afrontar y resolver «de forma unitaria» precisamente porque «la Hispanidad es grande».
En este sabernos reconocer como parte de una gran familia llamada Hispanidad, el Instituto CEU de Estudios Americanos propone congresos como el que tendrá lugar el año que viene en la Universidad Fernando III de Sevilla, donde se intentará esclarecer los problemas actuales que derivan de una «crisis antropológica», según advierte Martínez-Sicluna citando al profesor Miklos Lukacs, siempre desde una perspectiva común entre todos los países Iberoamericanos: «Hace mucho tiempo que la España actual dejó de mirar a la Hispanidad y somos herederos de esa historia común, de una historia que nos hermana».
Asimismo, el secretario general de la institución, Eduardo Puig de la Bellacasa Aznar indica a El Debate que su labor también se extiende a través de la realización de informes como «la influencia de China en Iberoamérica, otro sobre la erosión del Estado de derecho en Iberoamérica, vamos a lanzar otro informe sobre cómo influye la cultura 'woke' en Iberoamérica».
Al haber dejado de mirar hacia la Hispanidad en los últimos años, «se ha abandonado mucho el tema del deterioro a nivel político, económico, estratégico en Iberoamérica», considera Puig, por ello el Instituto intenta «volver a tener esa relación, aprender los unos de los otros y sobre todo con una mirada de futuro porque creemos que la Hispanidad sí tiene un peso a nivel internacional, político, económico y estratégico», añade el secretario general.
Por otro lado, advierten que la institución hacia lo que apunta es un ámbito divulgativo y no académico estrictamente, así, cuentan con un consejo-asesor de «diferentes sensibilidades» y «diferentes personalidades, muchas de las cuales no pertenecen al mundo de la universidad y que tienen un sentido cultural, dinámico, periodístico, político». Todos estos componentes hacen que el Instituto tenga «una perspectiva diferente»: «De lo que se trata es de abrirse y, sobre todo, de ir dejando un mensaje que lo que pretenda es calar».
La leyenda negra antiespañola ha estado presente siempre
En este sentido, los proyectos del Instituto también van enfocados en intentar acabar con la leyenda negra, unas ideas que ya circulaban en los siglos XVI y XVII: en aquellos años ya encontramos «libelos que se escriben en contra de España, donde son los propios españoles quienes están en contra», explica la directora y pone de ejemplo los escritos por Antonio Pérez, «el gran traidor a Felipe II», considera Martínez-Sicluna.
Por esta razón, «el problema no es lo que escriban desde fuera o lo que escriban los de dentro», coinciden ambos. El problema está en que «los españoles han asumido esa leyenda negra como si fuera cierta». En 1916, Julián de Juderías tiene que escribir un libro –una recopilación de artículos– «hablando precisamente de ese problema de leyenda negra». Un siglo después lo haría Elvira Roca y mucho antes que estos dos grandes historiadores, «ya hubo otros españoles que tuvieron que reivindicar esa labor española», asevera la también directora de la Cátedra CEU Casa de Austria.
Por ello debemos utilizar Hispanoamérica y no Latinoamérica, un «invento de los franceses» que «no habla de la labor de España». Lo correcto, entonces, es hablar de Hispanoamérica porque «reivindica la Hispanidad, el legado hispánico que comprendería también Filipinas e incluso la obra tan importante de los jesuitas en Japón».
De esta manera, «la leyenda negra no acabará jamás hasta que el español no esté orgulloso de serlo». Sin embargo, como ya declaró el director del documental Hispanoamérica, canto de vida y esperanza: «La tarea está en marcha, pero hay que actuar. Es una tarea sin protagonismos, sin liderazgos» porque «la verdad no uniforma, sino que une».