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Tanque soviético T-26 desfilando frente a una columna motorizada alemana

Picotazos de historia

La criminal colaboración entre soviéticos y nazis en Polonia

En noviembre de 1939, en la ciudad de Zakopane, al sur de Polonia, tuvo lugar un encuentro entre la delegación alemana de la Gestapo y la NKVD soviética

En otoño de 1939 tuvieron lugar una serie de conferencias secretas entre la Gestapo alemana y la NKVD soviética en varias ciudades polacas. El resultado de estas reuniones cristalizaría en el denominado «Protocolo Suplementario Secreto número 2 del tratado de Amistad y Fronteras de 1939», firmado entre la Alemania de Hitler y la Unión Soviética.

El protocolo secreto establecía lo siguiente: «Ambas partes no tolerarán en sus territorios ninguna acción polaca que afecte a los territorios de la otra parte –para entonces la nación polaca había sido dividida y repartida entre Alemania y la República Socialista Soviética–. Cada una de las partes reprimirá en su territorio todo inicio de agitación y se informarán mutuamente sobre las medidas adecuadas a tal efecto». Ambas partes se comprometían a eliminar a la población hostil y a yugular cualquier intento de rebelión por parte de los polacos.

En noviembre de 1939, en la ciudad de Zakopane, al sur de Polonia, tuvo lugar un encuentro entre la delegación alemana de la Gestapo y la NKVD soviética. La delegación alemana estaba encabezada por un individuo destinado a alcanzar una siniestra reputación en los siguientes años. Se llamaba Adolf Eichmann y en 1962 sería juzgado, condenado y ejecutado en Israel después de ser secuestrado en Argentina.

Eichmann fue uno de los participantes y coordinador general de la llamada Conferencia Wannsee en la que se pergeñó la llamada «Solución Final» del problema judío. Pero volvamos al tema del artículo. Como resultado de dicha reunión se acordó la eliminación de la llamada Intelligentsia, tanto por parte alemana como rusa. Esto significaba el asesinato de todos los miembros de las profesiones relacionadas con la cultura, la jurisprudencia, la política, ejército, ciencia, artes, etc.

En definitiva, se postulaba la eliminación de todo individuo susceptible –por cultura, conocimiento, experiencia, etc.– de poder organizar, coordinar o liderar una resistencia efectiva. La idea era dejar solo una masa ignorante y acéfala para su mejor manejo y adoctrinamiento. Un ejemplo claro de las consecuencias de esta reunión fueron las masacres del bosque de Katyn (en la que los rusos, muy listos, tuvieron la precaución de asesinar a miles de polacos utilizando armas y munición alemanas) y por parte alemana la denominada Sonderaktion Krakov.

La Sonderaktion Krakov consistió en la detención de todo el personal docente de la Universidad Jaguelónica de Cracovia, como medida inicial. Esta operación sería seguida por unas operaciones de limpieza semejantes en todas las instituciones culturales de la Polonia ocupada por Alemania. Los médicos, ingenieros, doctores, catedráticos y académicos en cualquier rama de la ciencia acabaron como internos en campos de concentración como Sachsenhausen o Dachau.

Muy pocos sobrevivieron a la guerra. Los pocos que quedaron se reunieron en grupos de universidades clandestinas orientadas a educar y preparar a la juventud con vistas a la reconstrucción de la nación polaca tras el final de la guerra. Entre los miembros de uno de estos grupos estaba un joven polaco llamado Karol Wojtyla, futuro Papa y santo.

Aunque hoy en día no hay duda de los acuerdos entre ambos regímenes para cometer crímenes contra la humanidad, así como en mutuo asesoramiento y consejo para mejorar la efectividad de las diversas técnicas de interrogatorio y eliminación de grandes grupos, solo de manera puntual y muy local en zonas fronterizas hubo cooperación y actuación conjunta entre los dos regímenes políticos.

Ambas ideologías encontrarían puntos comunes con respecto al valor de la vida humana y el concepto de la libertad. No olvidemos que ambas derivaban del socialismo marxista. Así, los nazis, cuando se reunieron con sus homólogos de la NKVD, estaban llevando a cabo una reunión de familia. A fin de cuentas, políticamente, los soviéticos eran sus primos no arios.