Las Patrullas de Control que sembraron el terror en Cataluña durante la Guerra Civil
Companys y el consejo ejecutivo de la Generalitat decidieron crear milicias ciudadanas para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo
El término «Patrullas de Control» sólo se utilizó en Barcelona. En Madrid y la Comunidad Valenciana eran escuadras, grupos organizados, coches fantasma, y otras denominaciones. El origen fue la creación, por parte de la Generalidad de Cataluña, el 23 de julio de 1936, del Comité Central de milicias Antifascistas. Companys y el consejo ejecutivo de la Generalitat decidieron crear milicias ciudadanas para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo. El jefe militar fue Enrique Pérez Farrás y Luis Prunés como comisario de defensa de la Generalitat. Asimismo se decretó la creación de comités locales de defensa en toda Cataluña.
El Comité se constituyó y tuvo su sede social en la Escuela Náutica, situada en la Plaza de Palacio. Los anarquistas no estuvieron de acuerdo con el nombramiento de Pérez Farrás, porque consideraban que las milicias no debían tener un jefe. Por lo tanto, se llegó al acuerdo que cada uno de los grupos creados dependieran única y exclusivamente de la organización política o sindical a la cual estuvieran afiliados los miembros de cada grupo.
Aquel Comité estuvo formado por Artemio Aguadé, Jaime Miravitlles y J. Pons de ERC; Tomás Fábregas de acción Catalana e Izquierda Republicana; José Torrens de Unió de Rabassaires; José Miret Musté y José Rovira Canal del PSUC; José Acea, Buenaventura Durruti y Juan García Oliver de la CNT; Aurelio Fernández y Diego Abad de Santillán de la FAI; José del Barrio, Salvador González y Antonio López de la UGT.
El Comité creó por decreto equipos especiales para el mantenimiento del orden revolucionario, grupos de investigación y Patrullas de Control, dirigidas por anarquistas veteranos. Durante todo el verano de 1936, comités, milicianos y grupos de investigación y vigilancia se dedicaron a dar caza a los dirigentes y pistoleros de los Sindicatos Libres, cuarteles de la Guardia Civil, policía y somatén, a pasear y ejecutar a fascistas probados o que habían conspirado contra la República.
La represión en Cataluña, durante los primeros tres meses de la guerra, muestra unos índices de violencia no conocidos hasta ese momento
La represión en Cataluña, durante los primeros tres meses de la guerra, muestra unos índices de violencia no conocidos hasta ese momento. Del 19 de julio al 30 de septiembre de 1936 se contabilizaron cerca de diez mil asesinatos.
Las Patrullas de Control de Barcelona estaban integradas por 700 hombres afiliados a la CNT, UGT, POUM, y ERC. Fue nombrado Josep Asens responsable de las mismas y a Miguel González Batlle, secretario general del departamento. En total se crearon 15 Patrullas de Control. Se las conoció como Casco Antiguo; Aragón-Muntaner; Estación Norte; Barceloneta; Pueblo Seco; Casa Antúnez; Sans-Hostafrancs; Bonanova-Pedralbes; Gracia-San Gervasio; Clot-Poblet; Horta-Carmelo; Guinardó; San Andrés; Pueblo Nuevo; Central.
Las Patrullas de Control tenían sus bases e internamente se conocían como sección. Así la Sección 1 estaba en la calle Ample 23; la Sección 2 en la calle Muntaner 204; la Sección 3en la calle Diputación 321; la Sección 4 en la calle Rocafort; la Sección 5 en la calle Cros 5; la Sección 5 en la carretera de Sants 71; la Sección 6 en el Paseo Bonanova 45; la Sección 7 en la Balmes 291; la Sección 8 en la calle del Clot 61; la Sección 9 en el Paseo Maragall; la Sección 10 en la Ronda Sant Pere 52; la Sección 11 en la calle Pere IV 166; la Sección 32 en la calle Roger Luria 38; la Central en la calle San Elías 21; la Secretaria General en la Gran Vía de les Corts catalanes 617; y Puerto en la calle Port 1.
En Barcelona fueron detenidas muchas personas por las Patrullas de Control o por las policías paralelas y encerradas en checas
En la Gran Vía de les Corts Catalanes 617 estaba la central de la Patrullas de Control y del Comité Central de Milicias antifascistas. Ahí tenía sus oficinas Juan García Oliver y Aurelio Fernández Sánchez. En la Rambla de los Estudios 112, la Casa Lenin, era el Comité Central del POUM, donde tenía su despacho Julián Gómez García. En la Vía Layetana 30 ático, la casa de Francesc Cambó, estaba la Jefatura de los Servicios de Investigación e Información de la CNT-FAI. Tenía su despacho Manuel Escorza del Val. En la Vía Layetana 34, actual edificio de Fomento, estaba el Comité Regional de la CNT-FAI. Tenía su despacho José Buenaventura Durruti Dumange. En la Vía Layetana 43 estaba la Jefatura Superior de la Dirección General de Seguridad. Tenía su despacho Dionisio Eroles Batlló.
En Barcelona fueron detenidas muchas personas por las Patrullas de Control o por las policías paralelas y encerradas en checas, en centros de interrogatorios, en centros de detención o aislamiento, cuarteles o barcos-prisión. Las personas asesinadas eran especialmente patronos, militares retirados y sacerdotes. Los organismos del orden público eran dirigidos por individuos a los cuales, a pesar de tener responsabilidades de gobierno, actuaban al margen de la legalidad y bajo su criterio decidían sobre la vida y la muerte de los detenidos.
El terror que sembraron fue tal que, el 4 de marzo de 1937 el gobierno de la Generalitat publicó un decreto de disolución de las Patrullas de Control y reformó los servicios de Orden Público
Sobre las Patrullas de Control escribió Francisco Lacruz que «reclutadas las Patrullas de Control entre los elementos revolucionarios más audaces y de más negra historia, tenían que convertirse en lo que fueron, en una legión salvaje dedicada a hacer más terrible el martirio de la ciudad».
El terror que sembraron fue tal que, el 4 de marzo de 1937 el gobierno de la Generalitat publicó un decreto de disolución de las Patrullas de Control y reformó los servicios de Orden Público. A pesar del decreto de la Generalidad, éstas no entregaron las armas y finalmente fueron desarticuladas como consecuencia de los fets de maig de 1937. Las Patrullas de Control fueron sustituidas por el SIM que, en vez de aplacar la persecución, la incrementaron.