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Madame Élisabeth llevada a su tortura , grabado según Domenico PellegriniMuseo de la Revolución Francesa

Madame Isabel, la hermana de Luis XVI que fue mártir de la Revolución Francesa

Contraria a la constitución, al republicanismo y a la revolución, acompañó a su hermano en la conocida como fuga de Varennes

Siendo la hermana menor del Rey Luis XVI de Francia tenía todas las papeletas para pasar desapercibida en la historia. Sin embargo, esto no ocurrió. Nació en Versalles el 3 de mayo de 1764. La bautizaron como Isabel Filipina María Elena de Borbón y de Sajonia. Su padre, el delfín de Luis XV, Luis Fernando, falleció de tuberculosis en 1765 y su madre María Josefa de Sajonia, falleció en 1767 de tristeza. Se la conocía como Madame Isabel.

A la muerte de sus padres quedó bajo el cuidado de María Luisa de Rohan, conocida como Madame de Marsan. Tuvo una estrecha relación con su hermana Clotilde, que se convertiría en reina de Cerdeña. A Clotilde se la consideraba una joven «dotada con la más feliz disposición, la cual sólo necesitaba guía y desarrollo», siendo una alumna dócil «quien se hacia amar por todos los que se le acercaban». Por su parte Isabel era «orgullosa, inflexible y pasional», se negaba a estudiar argumentando que «siempre había a mano gente cuyo deber era pensar por una princesa», tratando con poca paciencia al persona a su servicio. El 10 de abril de 1808, el Papa Pío VII declaró a Clotilde como Venerable, quedando pendiente el reconocimiento de santidad.

Cuando tenía 10 años, en 1774, su hermano se convirtió en rey de Francia. Isabel se llevaba muy bien con su cuñada, la nueva reina, María Antonieta de Habsburgo-Lorena, conocida cono la «loba austríaca». Por consejo de su hermano el rey, se trasladó a vivir a una finca en Montreuil.

«Nunca dejaré al rey mientras sea infeliz»

Aunque la intentaron casar con herederos portugueses y austríacos, Isabel rechazó cualquier compromiso. En julio de 1789 se instauró la Asamblea Nacional que dio paso a la Revolución Francesa. Tuvo la oportunidad de marcharse al Piamonte, con su hermano Carlos Felipe, que fue coronado rey de Francia y Navarra de 1824 a 1830. Sin embargo, decidió acompañar a su hermano el rey, a María Antonieta y a sus hijos María Teresa, Luis José, Luis Carlos, Sofia, al Palacio de las Tellerías en París. Era una ferviente defensora de la monarquía absoluta. Por eso, cuando se instauró la Asamblea Nacional comentó…

«¿Qué hará esta famosa Asamblea por nosotros? Nada, excepto dejar que la gente conozca la crítica posición en que estamos. El rey actúa en buena fe pidiendo su consejo; ¿harán ellos lo mismo en los consejos que le den? La reina está muy pensativa. A veces pasamos horas a solas sin que ella diga una palabra. Parece temerme. Y sin embargo ¿quién puede tener un interés más vivo que yo en la felicidad de mi hermano? Nuestros puntos de vista difieren. Ella es una austriaca. Yo soy Borbona. El conde de Artois no entiende la necesidad de estas grandes reformas; piensa que la gente argumenta el déficit con el fin de tener el derecho de quejarse y demandar la asamblea de los Estados Generales. Tengo el presentimiento de que todo esto saldrá mal. En cuanto a mí, las intrigas me cansan. Amo la paz y el descanso. Pero nunca dejaré al rey mientras sea infeliz».

Luis XVI y su familia, vestidos de burgueses, detenidos en Varennes. Obra de Thomas Falcon MarshallDominio Público

Contraria a la constitución, al republicanismo y a la revolución, acompañó a su hermano en la conocida como fuga de Varennes. Fueron descubiertos cerca de Montmédy. De regreso a Paris, la familia real y Madame de Tourzel los encarcelaron. No había nada contra Isabel y, a pesar de quedar en libertad, prefirió quedarse con ellos. Luis XVI fue ejecutado el 21 de enero de 1793. Isabel estuvo al lado de María Antonieta hasta el 1 de agosto de 1793, cuando fue trasladada a la Conciergerie. Isabel quedó al cuidado de su sobrina María Teresa. No supieron de la ejecución de María Antonieta, el 16 de octubre de 1793.

«¡Valor y fe en la misericordia de Dios!»

Se sabe que no era un peligro para la Revolución y que Robespierre tenía la intención de expulsarla de Francia y no ejecutarla. Sin embargo, Jacques-René Hérbert se negó y decidió que debía ser juzgada. Fue acusada de haber participado en los consejos secretos de María Antonieta; de haber mantenido correspondencia con enemigos internos y externos, incluidos sus hermanos exiliados, y de haber conspirado con ellos en contra de la seguridad y la libertad del pueblo francés; de apoyar a los emigrados con fondos destinados a financiar sus guerras contra Francia mediante el envío de sus diamantes a través de agentes en Holanda; de haber tenido conocimiento y haber ayudado al rey en la fuga de Varennes; y de alentar la resistencia de las tropas reales durante la jornada del 10 de agosto de 1792 con el fin de provocar una masacre entre la gente que había irrumpido en las Tullerías.

La declararon culpable y, de acuerdo con el artículo cuarto de la segunda parte del Código Penal, morir en la guillotina. El 10 de mayo de 1794 fue conducida al patíbulo junto con 23 hombres y mujeres que habían sido juzgados con ella. Reconfortó a todas las personas que iban con ella al patíbulo diciéndoles «¡Valor y fe en la misericordia de Dios!». Cuando la sujetaron a la plancha de madera de la guillotina, el fichú que llevaba sobre los hombros cayó al suelo, quedando sus hombros al descubierto. Se dirigió al verdugo diciéndole «en el nombre de vuestra madre, señor, cubridme».

El Triunfo de la Sierva de Dios Isabel de Francia por William Hamilton

El cuerpo de Madame Isabel fue enterrado en una fosa común del cementerio de Errancis, en Paris. Cuando se restauró la monarquía, en la figura de su hermano Luis XVIII, se intentó recuperar su cuerpo. Todos los cadáveres allí depositados estaban descompuestos, incluso el de Robespierre. Al no poderlo recuperar, el rey decidió trasladarlos todos a las catacumbas de París, que conserva seis millones de esqueletos humanos. El Papa Pío XII, en 1953, decretó el carácter heroico de sus virtudes martiriales. Por lo cual la declaró Sierva de Dios, abriéndose su proceso de beatificación. Este se presentó el 23 de diciembre de 1953 por el cardenal Maurice Feltin, arzobispo de París. La causa se reabrió en 2017 por el padre Xavier Snoëk, estando actualmente aún abierto y en proceso.