Entrevista
Robert Goodwin, escritor: «Creo que en España se exagera mucho con la leyenda negra»
Autor de América: The Epic Story of Spanish North America y España. Centro del mundo, Goodwin es un gran amante y defensor de nuestro país
robert Goodwin se define como escritor y prefiere evitar que se le califique de historiador («más que historiador, soy escritor, y escribo libros sobre España porque me encanta España»). Británico de nacimiento, pero con un acento andaluz indiscutible, Goodwin es un gran amante de nuestro país.
Con tan solo 18 años salió de un gris Reino Unido asolado por las guerras políticas entre los sindicatos para empaparse de la España de la Transición, aquella abierta y feliz, de la que ya quedaría prendido para los restos.
Autor de América: The Epic Story of Spanish North America y España. Centro del mundo, entre otros, Goodwin llega a la redacción de El Debate con una amplia sonrisa.
–Tengo entendido que es un gran experto de la Norteamérica española. ¿Por qué cree que en España se desconoce tanto este asunto?
–En primer lugar, no soy experto. Me identifican como historiador, pero yo siempre me he considerado más bien escritor, y escribo libros sobre España porque me encanta España. El tema de la España norteamericana es muy desconocido. Primero, en Estados Unidos, simplemente porque es la historia del territorio antes de ser territorio americano; es una especie de prehistoria yanki norteamericana. También es algo inconveniente para el gran mito norteamericano de la conquista del Oeste. El Oeste estaba lleno de españoles.
El Oeste estaba lleno de españoles
En España se desconoce este episodio de vuestra historia fundamentalmente porque nunca ha sido una parte muy importante. Nunca había españoles, había muy pocos. Los que vivían allí no tenían dinero. Con California, por ejemplo, no había una relación continua como la que había entre Lima y Madrid, Cádiz y Veracruz, México y Sevilla o Cuba y Barcelona. Había mucho vaivén de personas que llegaban con dinero, los que iban allí volvían y había una serie de nobles que habían ido a interpretar el papel de virrey, así como otros puestos en la administración colonial. Para España Norteamérica fue un fracaso. La historia de Cortés, la historia de Pizarro... no hay historias parecidas en el norte. Son historias muy interesantes, pero quizás sean más interesantes por los fracasos. A la conquista de la Florida, por ejemplo, fueron 300 y solo quedaron cuatro.
–Siendo británico, ¿cómo surge esta pasión por España?
–Aterricé en España con 18 años. Es difícil imaginar lo deprimente que era la Gran Bretaña en esa época. En los años 80 había habido una huelga de mineros, una especie de guerra política entre los sindicatos. Era una huelga brutal a la antigua. Y luego había una cultura de beber 20.000 pintas al día.
–Bueno, aquí en España un poco también...
–Sí, pero aquí por lo menos la gente se mantenía en pie hasta las 05:00. No era eso de que dieran las 11 y todo el mundo estaba ya borracho. Inglaterra era un país, francamente, para tener 20 años, 18 años, que es lo que tenía cuando aterricé en España, donde me parecía que no había mucho futuro. Y España, en cambio estaba en ese gran momento de transición. Madrid me parecía un paraíso en el que todo el mundo experimentaba con sus ideas, pero dentro de un esquema, dentro de un marco de relación bueno, relativamente ordenado. Y era un sitio muy entrañable, fascinante. Y, sobre todo, lo que siempre digo: eran los españoles. Vosotros. Sois una gente muy amable. No quiero decir que todos los españoles son gente guay, súper buena e innovadora, pero, en general, el primer paso a tratar con un español siempre intentáis hacerlo de una manera amable y, por lo menos a un nivel superficial, pasárselo bien.
–Su idea de España está muy apartada de la famosa leyenda negra. ¿Por qué cree que esa idea negativa de nuestro país está tan extendida en el extranjero?
–Creo que en España se exagera mucho con la leyenda negra. La importancia de la leyenda negra es cómo se conceptualiza España en el extranjero. Vamos, el tópico que encuentras en el mundo anglosajón popular. Son cosas que dicen gente ignorante –cuando digo ignorante no quiero decirlo de manera crítica–. Es decir, que si tú no tienes conocimiento de un tema pero opinas sobre ese tema porque te pide la sociedad o el contexto social hacerlo, cometes esos errores.
–Respecto a su país, ahora, ya después del Brexit, están saliendo muchos detractores. ¿Qué cree que va a pasar?
–Para ser claro desde el principio, yo siempre estuve muy en contra del Brexit y me pareció siempre un plan suicida. Los políticos ya no prestan más atención a la cuestión y como consecuencia no se habla del tema porque temen las posibles consecuencias. En general, si hubiera otro voto, imagino que volveríamos a la UE. Pero, si Gran Bretaña pudiera conseguir un acuerdo con la Unión Europea para volver, ¿sería suficiente para convencer a todos los británicos? Lo dudo bastante. Por lo cual creo que el Brexit es un hecho. Y tenemos que asimilarlo. Será un proceso que irá a mejor cuando haya una nueva generación de políticos que no haya vivido el rencor, porque además el rencor ha sido por los dos lados.
Esto tiene también muchos problemas prácticos. La última vez que vine a Madrid estuve una hora y media o dos horas para pasar inmigración y perdí una comida en Segovia (bromea entre risas). Por eso también culpo al Brexit, es desastroso que uno no pueda comer cochinillo con los colegas.
–Ya para terminar, ¿cómo definirías a los españoles?
–Como mis mejores amigos. Las amistades que tengo en España son muy puras. Por eso defino a los españoles como mis mejores amigos.