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Una de las postales que se exponen en We the spanish peopleEva García / The Legacy

Jornadas 'America&Spain250'

«El papel que desempeñó España en la guerra de Independencia de EE.UU. es crucial para el éxito del país»

Durante los días 23 y 24 de mayo algunos de los más reconocidos académicos estadounidenses y españoles analizarán la historia compartida entre Estados Unidos y España

Arrancan las primeras jornadas America & Spain, 250 años de relaciones con EEUU organizada por el Queen Sofía Spanish Institute en colaboración con la Fundación Ramón Areces, en cuya sede se ha celebrado las primeras intervenciones de la mano de Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia y Richard L. Kagan, hispanista y profesor emérito Arthur O. Lovejoy de Historia, Universidad de Johns Hopkins.

Esta historia compartida comienza con Juan Ponce de León, que no solo fue el primer español en pisar suelo norteamericano cuando el 3 de abril de 1513 arribó a la isla que bautizó como La Florida y que avistó el 27 de marzo pensando que no era más que otra gran isla, y no parte de un inmenso continente. A su hazaña le siguieron Hernando Soto en 1539 quien exploró el sur de los EE. UU. y murió en las riberas del río Misisipi. Cinco años más tarde, Francisco Vázquez Coronado, partiendo desde Ciudad de México con 1.000 soldados, exploró California, Arizona, Nuevo México, Arizona, Texas, y Oklahoma, descubriendo el Gran Cañón.

En 1542 Juan Rodríguez Cabrillo y Bartolomé Ferrelo llegaron por la costa hasta Oregón. Y así un sinfín de exploradores y conquistadores españoles que forjaron Estados Unidos mucho antes de que los peregrinos ingleses del Mayflower llegaran a pisar el mismo suelo.

No en vano, el periodista e historiador estadounidense Charles Fletcher Lummis, así como uno de los impulsores del hispanismo en Norteamérica, como bien ha indicado el profesor Kagan durante su intervención, sentenció, en su obra Los Exploradores españoles del Siglo XVI, que «Si no hubiera existido España hace cuatrocientos años, no existirían hoy los Estados Unidos».

Sin embargo, aunque la historia conjunta de ambas naciones es extensa, estas jornadas se centran en el papel decisivo, pero «aún escasamente conocido» de España en la independencia de Estados Unidos con el objetivo principal de que esta labor tan crucial sea reconocida en las celebraciones oficiales que tendrán lugar en Estados Unidos en 2026, fecha en la que se cumplirán 250 años de su emancipación.

En la conferencia inaugural, la directora de la Real Academia de la Historia ha realizado una introducción al contexto histórico de la ayuda de España en este acontecimiento que se celebra cada 4 de julio en Estados Unidos. Que la participación española haya quedado «invisibilizada» en comparación a la acción de Lafayette, militar y político francés, «considerado como héroe de esa independencia» se produce «a partir de la muerte de [George] Washington, amigo de los españoles y agradecido siempre al importante apoyo español que otros olvidaron».

«La única rebelión que ha triunfado»

Gran Bretaña, «el gran enemigo de España», perseguía el «monopolio del Asiento de negros, el gran negocio de la esclavitud desde África a América. Un negocio prohibido desde el principio por Isabel la Católica para los españoles», ha indicado Iglesias. Y no solo eso, sino que empezó a buscar –«para controlar el mundo de entonces»– «la posibilidad de abrirse camino hacia el Pacífico, además de reponerse de los gastos de guerra [franco-británica] inmensos a través de las colonias americanas, propias y ajenas». Estas pretensiones fueron de una gran preocupación para Carlos III y para ministros españoles como Floridablanca o el conde de Aranda.

Otra de las medidas que adoptó Gran Bretaña para recuperarse de los gastos de la guerra fue imponer nuevos impuestos en las Trece Colonias, algo que encontró «total resistencia» por parte de los colonos norteamericanos. Esta oposición acabaría provocando lo que se conoce como el motín del té, la chispa que desencadenaría una serie de cambios sociales y políticos que llevarían a las Trece Colonias a convertirse en una nueva nación: los Estados Unidos de América.

Algo que no hubiese sido posible sin el apoyo español al ejército norteamericano fue «decidida, temprana y eficacísima» con suministros y fuerzas militares. Personajes clave como Bernardo de Gálvez, Juan Francisco de Saavedra, Juan de Miralles, Luis de Unzaga o Diego Gardoqui harán posible que la revolución de las Trece Colonias sea exitosa: «De todas las revoluciones habidas, la única que ha triunfado es la norteamericana», siendo la primera de la modernidad y la «única en la que no perdieron el control sus impulsores». El resto, como la Revolución Francesa, se pueden considerar como fracasadas pues «sus objetivos no se han cumplido, han costado millones de muertos, serios conflictos... y en el peor y frecuente casos es que se convierten en tiranías o dictaduras de asesinos y expropiadores», sentencia.

El redescubrimiento de España por los estadounidenses

A la intervención de Carmen Iglesias le ha seguido la ponencia de Richard L. Kagan, profesor emérito Arthur O. Lovejoy de Historia de la Universidad de Johns Hopkins, sobre los el hispanismo en Estados Unidos. Podemos definir hispanismo como el «empleo de vocablos o giros españoles en distintos idiomas» o el «estudio de las lenguas, literaturas o cultura hispánicas». En este sentido, el profesor Kagan ha hablado de la investigación de Miguel de Unamuno sobre Los hispanistas norteamericanos donde el escritor y filósofo español considera que «los Estados Unidos de la América del Norte es hoy la nación en que más y mejor se estudian las cosas de España».

Pero a pesar de esta apreciación, la obra de Unamuno es «escaso en nombres», pues solo hace mención de tres hispanistas norteamericanos: Washington Irving, George Ticknor y William Hickling Prescott. Por esta razón, el profesor emérito versó sobre la extensa labor de innumerables eruditos estadounidenses que ayudaron al conocimiento de la historia, literatura, cultura, idioma e incluso gastronomía de España.

Hizo mención a nombres como Cotton Mather, Charles F. Lummis, Henry Wadsworth, Hugo Rennet, Caroline Bourland, Alice Bache Gould o Archer M. Huntington, entre muchos otros. Además, subrayó el impulso de George Washington o Thomas Jefferson al interés por el idioma español, pues el primero adquirió una copia de Don Quijote en inglés «el mismo día que empezó el futuro del país» con la Constitución Federal de 1787; mientras que el segundo consideraba que «el español es lo más importante para un estadounidense» y advertía que las conexiones entre ambos países serían cada vez más importantes, según recordó Kagan.

Por ello, para el profesor el «hispanismo en los Estados Unidos ha sido y sigue sino un campo floreciente que ha tenido altos y bajos, no le faltan críticos, pero también tiene muchos defensores y partidarios» y a pesar de que para algunos el tiempo de este hispanismo estadounidense se esté acercando a su «muerte», Kagan ha considerado que «el hispanismo norteamericano es un campo de estudio mucho más amplio de lo que sus fundadores podrían haber imaginado».

«Un papel crucial, pero desconocido»

En este primer acto, también tomaron la palabra Raimundo Pérez-Hernández y Torra, director general de la Fundación Ramón Areces; Rian Harker Harris, ministra consejera de la Embajada de EE.UU. en España; Pilar Lladó, presidenta del Patronato, Queen Sofía Spanish Institute (QSSI); Begoña Santos, directora ejecutiva del QSSI; y Diego Martinez Belío, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Globales.

Todos han coincidido en el papel crucial, pero tan desconocido y olvidado de España en la independencia de los Estados Unidos. En especial, la ministra consejera de la Embajada de EE. UU. en España afirmó que la implicación española fue «crucial» para el éxito del país: «Nombres de ciudades, lugares, plazas, avenidas, estatuas y monumentos en todos los Estados Unidos reconocen el legado español» y por esta razón, Harker indicó que no se podía permitir que «estos marcadores históricos fuesen el único vestigio de esta sólida relación» por lo que es «necesario mantenerlo vivo en la mente de nuestra gente, especialmente nuestros jóvenes» algo que se intentará conseguir con la celebración de estas jornadas.