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Hermann von Reichenau

Hermann von Reichenau

Picotazos de historia

La conmovedora historia del monje que compuso el 'Salve Regina'

Cuando ya apenas podía murmurar algo inteligible y necesitaba de ayuda para poder cambiar de postura compuso sus maravillosos himnos Salve Regina, Veni Sancte Spiritus y Alma Redemptoris Mater

Nació el 18 de julio del año 1013. Fue hijo del conde Wolfrat II de Altshausen-Veringen o, lo que es lo mismo, perteneció a una de las familias más poderosas del sur de Alemania. Al niño lo llamaron Hermann y fue un niño normal, tal y como confirmaron recientes investigaciones. A los siete años de edad fue confiado por sus padres a los cuidados e instrucción de los monjes del monasterio benedictino de la isla de Reichenau, en el lago Constanza, lugar que ya nunca abandonaría.

Hermann será conocido por el nombre del monasterio (Hermann de Reichenau), de su linaje (Hermann de Veringen) y por otros nombres no tan caritativos (el cojo, el tullido, el contrahecho, etc.) y es que Hermann sufrió algún tipo de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que se manifestaría entre los dieciséis y los veintidós años. Desde un primer momento Hermann dedicaría su vida al estudio y a la búsqueda del conocimiento. En el 1043 tomó los votos monásticos.

Un monje erudito

Pronto se vio que estaba en posesión de una mente brillante e inquieta y cuanto más aumentaba su incapacidad y sus dificultades físicas mayor parecía la comprensión de su mente. Escribió una crónica, que es fuente básica para el estudio de su tiempo. Aprendió latín, griego y árabe para poder leer los textos originales y dominó las matemáticas, la astronomía, teología, aritmética, geometría, música, etc. Cuando ya apenas podía murmurar algo inteligible y necesitaba de ayuda para poder cambiar de postura compuso sus maravillosos himnos Salve Regina, Veni Sancte Spiritus y Alma Redemptoris Mater.

Pues verán ustedes. Un día cayó en sus manos parte de un manuscrito árabe que describía un artefacto inventado por Apolonio de Perga en el siglo II antes de Cristo y del que occidente se había olvidado, no así los árabes, persas y bizantinos como explicaba el texto. Con información incompleta, Hermann construyó un astrolabio y escribió el primer tratado sobre este instrumento que sería fundamental para a medición de tiempo y la navegación. Me refiero a De mensula astrolabii.

Esta ilustración creada por Matthew Paris asociada por algunos autores con Hermann von Reichenau (derecha) porque la persona representada sostiene un astrolabio

Esta ilustración creada por Matthew Paris asociada por algunos autores con Hermann von Reichenau (derecha) porque la persona representada sostiene un astrolabio

La erudición de Hermann, en contraste con sus cada vez mayores dificultades físicas, despertaron admiración por todas partes (un caso similar al de Stephen Hawking). «Milagro del siglo» fue aclamado y, aunque apenas podía ya hablar, fue nombrado por unanimidad abad del monasterio de Reichenau. Y es que el hermano Hermann, además de su conocimiento enciclopédico y de redescubrir el astrolabio, fue un elemento vital para la apertura de la transmisión del conocimiento matemático, físico, químico, médico y astronómico que ya sólo podía adquirirse a través de los árabes. Fuera de la Península Ibérica es de los primerísimos de su tiempo en aprender el árabe para así poder beber de las fuentes originales.

Hermann falleció el 24 de septiembre de 1054 y fue enterrado en la capilla familiar de Veringen. Desde el primer momento fue declarado santo local y venerado de manera informal hasta su beatificación en 1863.

En el mes de marzo pasado el Congreso aprobó por unanimidad la tramitación de una ley para la ayuda de los enfermos de ELA. La propuesta de ley partió de Ciudadanos (partido político prácticamente desaparecido) en marzo de 2022 y ha sido 47 veces bloqueado en los plazos de enmienda por parte del PSOE y Podemos. ¿Por qué? Ellos sabrán y que Dios les perdone.

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