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Un dron captura los restos de Lager Sylt, con un monumento en el recuadroCentro de Arqueología, Universidad de Staffordshire y FlyThru

Esta isla albergó el único campo de concentración nazi en suelo británico

Una investigación arroja luz sobre las víctimas nazis de Alderney, apodada como el «islote Adolf»

Tras la caída de Francia en junio de 1940, las fuerzas alemanas ocuparon las islas británicas del Canal. Entre ellas, la isla de Alderney, al norte del archipiélago. En la actualidad, su tranquilidad y extraordinaria belleza natural han hecho olvidar el sombrío pasado que esconde: fue en su día el emplazamiento de los únicos campos nazis en suelo británico.

Eric Pickles, actual representante en la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, ha dirigido una nueva investigación para determinar el número exacto de muertos entre prisioneros y trabajadores en Alderney, y acabar así, con la desinformación que rodea a esta isla.

Soldados alemanes en las islas Británicas del Canal, década de 1940

Ocupada por los nazis durante casi toda la guerra (de 1940 a 1945), esta pequeña isla de cinco kilómetros cuadrados albergó tres campos: dos de trabajo forzado y otro de concentración al que se llamó Lager Sylt. Las preguntas sobre las condiciones brutales a las que fueron sometidos los prisioneros y el número exacto de víctimas nunca ha estado claro, hasta ahora.

Algunos hablaban de 3.000 y otros de 400. Sin embargo, la investigación dirigida por Pickles, en la que han participado los españoles Antonio Muñoz Sánchez y Jordi Artigas Brugal, ha concluido que en el «campo de concentración más al oeste del Tercer Reich», como ha descrito el experto británico, fallecieron un máximo de 1.234 personas de distintas nacionalidades.

Esta falta de registro ha provocado que se acepten afirmaciones infundadas sobre Alderney los crímenes de guerra que tuvieron lugar allí, según explica Pickles. «Se han aceptado sin más afirmaciones sobre asesinatos en masa que en cualquier otro lugar se habrían examinado minuciosamente», consideró el representante en la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, que además subraya la importancia de la exactitud histórica.

Una de las fortificaciones de hormigón de la isla de AlderneyWikimedia Commons

El primer informe oficial británico, realizado tras la recuperación de las islas del Canal, dieron una cifra de 389 muertes por malos tratos. Un número que ha sido cuestionado durante mucho tiempo por historiadores, miembros de la comunidad judía y el público general. Hasta se ha llegado a especular con la posibilidad de que el Gobierno británico ocultase deliberadamente la verdadera magnitud de lo ocurrido en la isla, tal y como explican en la CNN.

Pero los expertos que han realizado esta revisión elevan el margen más probable de muertes entre 641 y 1027. «Las cifras importan. Exagerar el número de muertos es tanta distorsión del Holocausto como minimizarlos», declaró Pickles, también ex ministro conservador.

«Testimonios de tercera o cuarta mano sobre atrocidades, sin ninguna prueba que los respalde, se dan como un hecho... Lo que ocurrió en Alderney ya fue suficientemente malo con su brutalidad, sadismo y asesinatos, sin necesidad de adornos», ha declarado Pickles.

Según indica el informe, el número mínimo estimado de prisioneros o trabajadores enviados a los campos de Alderney oscila entre 7.600 y 7.810. Entre ellos se ha identificado a un grupo de 500 españoles, que formaban parte de los aproximadamente 4.000 exiliados republicanos que fueron deportados desde Francia a las islas británicas del Canal.

Los negacionistas del Holocausto

La investigación concluyó que «no hay pruebas» para sostener que murieron varios miles de víctimas. Por lo tanto, las afirmaciones de que Alderney albergaba un centro de exterminio y constituía un «mini-Auschwitz» son falsas, según subraya el panel de expertos.

«Los prisioneros recibían un trato atroz y la vida era miserable, pero Alderney no albergaba un 'mini-Auschwitz'; no había ningún centro de exterminio en la isla», declaró Pickles. Los campos de la isla, según la investigación, compartían muchos de los rasgos de los de la Europa continental. A los trabajadores se les mantenía en condiciones atroces y se les obligaba a trabajar largas horas realizando peligrosas tareas de construcción. Eran sometidos a palizas, mutilaciones, torturas y, en algunos casos, ejecuciones. Pero, para Pickles «la exageración» del número de muertos a manos de los nazis puede ser perjudicial y «hace el juego a los negacionistas del Holocausto y socaba los seis millones de muertos. La verdad nunca puede perjudicarnos», sentencia.