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Joseph Mallord William Turner - 'El Vesubio en erupción'

Joseph Mallord William Turner - 'El Vesubio en erupción'

Picotazos de historia

1816 o las consecuencias del año que no hubo verano

La intensa actividad volcánica acumulada en los últimos años, dieron lugar a todo tipo de aberraciones climáticas y a un desastre agrícola que genéricamente sería conocido como «el año que no hubo verano»

En 1808 se produjeron una o varias erupciones volcánicas en el suroeste del océano Pacífico que dejaron un aumento significativo de los azufres estratosféricos. En 1812 entraron en erupción los volcanes La Soufriere en la isla de San Vicente, en el Caribe, y el volcán Awu, en la isla Sangihe, en las Indias Occidentales Holandesas. En 1813 el volcán Suwa-no-se Jima, de las islas Tokara de Japón, entró en erupción; y al año siguiente le tocó el turno al monte Mayón, en las islas Filipinas.

En 1815 el volcán monte Tambora, en las islas Sumbawa, en Indonesia, tuvo una erupción de magnitud 7 en el Índice de Explosividad Volcánica ( VEI). El más alto alcanzado en el registro histórico de la Historia. Se calcula que sólo la última erupción arrojó a la atmósfera entre 37 y 45 kilómetros cúbicos de roca dura. La acumulación de material en la atmósfera, consecuencia de la intensa actividad volcánica acumulada en los últimos años, dieron lugar a todo tipo de aberraciones climáticas y a un desastre agrícola que genéricamente sería conocido como «el año que no hubo verano».

Las erupciones coincidieron y se produjeron en un periodo de tiempo corto y continuado, coincidiendo con el fin del periodo conocido como «pequeña edad del hielo» que tuvo lugar entre 1450 y 1820. Este periodo contrasta con el llamado «óptimo templado medieval» ( 1000 – 1350 d.C). Los fríos más intensos que marcan el final del periodo fueron exacerbados a consecuencia de las erupciones volcánicas.

A nivel mundial se produjeron bajadas de temperatura que afectaron a las cosechas provocando hambrunas generalizadas. Las subsiguientes revueltas producidas por el empeoramiento de las condiciones de vida afectarían política y socialmente a todo el planeta. Por otra parte los altísimos niveles de material arrojado a la atmósfera provocaron que una neblina rojiza cubriera el cielo durante varios años dando lugar a tonos rojos en los amaneceres y puestas de sol anómalos, como atestiguan las pinturas de los artistas durante esos años.

'Canal de Chichester' ca. 1828, de J. M. W. Turner

'Canal de Chichester' ca. 1828, de J. M. W. Turner

El hambre trajo las enfermedades, entre las que destacó el tifus, además de un aumento generalizado de los precios que agravó el mal tiempo y el frio al acabar con las cosechas e, incluso, con las simientes antes de sembrar. En América del Sur, por el contrario, se dieron una sequías terribles que acabaron con los arroyos y con el ganado que abrevaba en ellos. En América del Norte las hambrunas movilizaron a decenas de miles de individuos en busca de climas más acogedores y que dieron lugar a la colonización del medio oeste y del territorio del noroeste del río Ohio.

En el Reino Unido de la Gran Bretaña el granizo arrasó con las cosechas, incluso durante los meses de verano. En Alemania los ríos se desbordaron y las patatas se pudrieron bajo tierra debido al exceso de humedad. En Suiza llovieron 152 días ese año, la mayor parte de ellos seguidos. En Madrid ese verano se alcanzaron temperaturas mínimas de 12º en el mes de julio y en Barcelona en ningún momento superaron los 25º. Se calcula que la bajada de temperatura tuvo como consecuencia directa la muerte de unas 300.000 personas. Por frio, ahogamiento y a resultas de las lluvias. Esta cifra se multiplicaría por cuatro o seis si se suman los muertos por hambre.

En junio de 1816, las incesantes lluvias durante el desagradable verano obligaron a un grupo de amigos a permanecer dentro de la villa donde se alojaban. La villa –llamada Villa Diodati y situada en la pequeña población de Cologny, junto al lago Leman, en Suiza– había sido alquilada por el noble británico George Gordon, sexto barón Byron quien estaba acompañado por su médico y amigo el doctor John Polidori.

Al grupo se sumaban el poeta Percy Bysshe Shelley y su esposa Mary. Durante esos días, y con el fin de entretenerse, dieron en inventar historias y narraciones fantásticas, incluso terroríficas. Mary Shelley escribiría su novela Frankestein; Byron sus poemas Oscuridad y Un fragmento. Este último inspiró al doctor Polidori un relato corto que tituló El vampiro y que fue el primero de dicho género. El Vampiro y Frankestein, ambos, darían inicio a la narrativa gótica.

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