La Guerra Civil española fue un adelanto de la Segunda Guerra Mundial. Junto a los voluntarios y soldados profesionales reclutados por Hitler, Stalin, Salazar y Mussolini, vinieron un grupo de aventureros, soldados sin fortuna, sin trabajo, intelectuales y muchos militantes políticos que vivieron la Guerra de España la oportunidad de luchar y morir por una causa que les parecía justa.

Por tanto, en la Guerra Civil española no sólo se enfrentaron españoles de ideologías opuestas. A los campos de batalla peninsulares vinieron voluntarios de todas partes de Europa del mundo, para combatir en la última guerra romántica de la historia. Una guerra en la que se enfrentaban dos concepciones antagónicas: la izquierda revolucionaria encarnada por Largo Caballero y Negrín, frente a la Europa conservadora, tradicional y católica representada por Franco.

Junto a los primeros estuvo en Stalin y todo el poder de la Tercera Internacional Comunista. Con los nacionales, las potencias fascistas de Italia, Alemania y el autoritario Estado Novo portugués. En España se luchaba y se moría, mientras que el resto del mundo miraba con expectación la gran partida por el dominio mundial que sobre el territorio español se estaba desarrollando.