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08 de septiembre de 2024

Ungern-Sternberg en Irkutsk, interrogado en el cuartel general del 5º Ejército Rojo, 1921

Ungern von Sternberg en Irkutsk, interrogado en el cuartel general del 5º Ejército Rojo, 1921Wikimedia Commons

Picotazos de historia

Cómo Mongolia se volvió comunista por un loco que se creyó Gengis Kan

Román Ungern von Sternberg ensangrentó el Turquestán chino o Turquestán oriental y pretendió recrear el imperio de Gengis Kan, de quien se declaró ser la reencarnación

Si les hablo a ustedes de Román Ungern von Sternberg (1885 – 1921) con toda seguridad me pondrán cara de «¿qué diantres me ha dicho este?». El nombre no significa nada para ustedes. Pero durante mucho tiempo, desde el siglo pasado hasta hoy en día, en partes de Asía Central, la simple mención de su nombre acallaba cualquier conversación, pues era sinónimo de invocar a la desgracia. Este enloquecido noble ruso de ancestros germano-bálticos –y conocido como «el barón loco»– ensangrentó el Turquestán chino o Turquestán oriental y pretendió recrear el imperio de Gengis Kan, de quien se declaró ser la reencarnación.

Como solía suceder con la nobleza germano báltica, ingresó en la Academia de cadetes y su primer destino fue en un regimiento de cosacos destinados en el Turquestán, entre Mongolia y China. La experiencia fue toda una revelación para el joven Román. Quedó fascinado con las costumbres y cultura mongola. Tanto que se convirtió al lamaísmo/chamanismo que los mongoles habían sincretizado para uso general.

Al iniciarse la Primera Guerra Mundial ya lucía una amplia cicatriz en su pronunciada frente. La herida fue producto de un sablazo que recibió durante un duelo. Se ha discutido mucho si esta herida pudo haber causado daños neuronales que explicarían su futuro comportamiento.

La hoja de servicios de Ungern von Sternberg nos muestra una personalidad profundamente alterada. Poseedor de un valor temerario y de una ferocidad aterradora fue sumando ascensos y condecoraciones hasta alcanzar el rango de general de división.

Por otro lado, el expediente nos muestra una intolerancia extrema a la disciplina, un gusto por la crueldad y una personalidad conflictiva que le llevaría a ser evitado por el resto de los oficiales, pues todos sabían que era un entusiasta de los duelos y que cruzarse con él era jugarse la vida. Sus propios jefes lo definen como «alguien carente del más básico sentido de la decencia y la disciplina militar».

Sus propios jefes lo definen como «alguien carente del más básico sentido de la decencia y la disciplina militar»

Tras la caída del imperio ruso, Ungern von Sternberg se une a la facción de los rusos blancos, durante la sangrienta guerra civil rusa que duraría hasta el año 1922. La agresividad y espíritu ofensivo del barón hizo que le dieran el mando de la división de caballería asiática. Tras el colapso del ejército Blanco, el barón –ya con una inquietante y bien demostrada fama de valor, locura y crueldad, pues era conocido como «el barón loco» o «el barón sangriento»– reunió los restos de las tropas de los ejércitos blancos y se dirigió a Mongolia con idea de tomar la capital (entonces se llamaba Urga) y conquistar el país para usarlo como base de futuras operaciones.

El edificio Mongolor de Urga en el que los chinos hicieron su última resistencia y Ungern estableció su cuartel general

El edificio Mongolor de Urga en el que los chinos hicieron su última resistencia y Ungern estableció su cuartel general

En otoño de 1920 entró en Mongolia al frente de un ejército de 6.000 soldados con la idea de recrear el imperio de Gengis Kan rondando su enloquecida mente. Para conseguir aliados entre las tribus locales se casó con una princesa mongola y se proclamó defensor del último gobernante mongol, Bogd Kan, quien había sido depuesto por los chinos –que habían puesto un gobierno chino en Mongolia– y se encontraba encerrado en las cercanías de Urga. En enero de 1921 tomó la capital, liberó a Bogd Kan, quien anciano y ciego nada podía hacer frente al enloquecido ruso, y se convirtió de facto en el dictador de Mongolia entera.

El barón era profundamente antisemita. Para él, comunistas y judíos eran lo mismo, y todo miembro de esa religión era ejecutado inmediatamente. «Peores que rojos», afirmaba de ellos. Claro que todo aquel que se le opusiera, en cualquier tema, grado o modo, no se encontraba en mejor posición. Para entonces en Moscú se habían hecho conscientes del peligro que suponía Mongolia como base para destruir a la embrionaria República de los Soviets (la fundación de la URSS fue el 30 de diciembre de 1922) por lo que se procedió a la acumulación de fuerzas y material para llevar a cabo la eliminación del peligro. Esta se llevó a cabo ese mismo año de 1921 y con fuerzas abrumadoras se derrotó a las tropas de Ungern von Sternberg, conquistando la capital el 1 de agosto de ese año.

Ungern von Sternberg antes de la ejecución

Ungern von Sternberg antes de la ejecución

Las aventuras de este enloquecido ex oficial zarista todavía continuarían un poco más. Los mongoles, gente muy supersticiosa, creían que estaba poseído por el espíritu del dios de la guerra (y de la destrucción) por lo que era tan temido como odiado. La actuación del barón en Mongolia creó un resentimiento hacia los refugiados rusos, al tiempo que destruía las precarias instituciones políticas y las estructuras económicas mongolas.

Así, cuando el gobierno revolucionario popular de Mongolia en el exilio –gobierno títere creado por los comunistas y que residía en Moscú– solicitó al gobierno de Lenin que acudiera para «liberarlos», se creó un modelo de estrategia política que se haría muy familiar a lo largo del siglo XX. Con su enloquecida actuación, el barón entregó Mongolia a Lenin en bandeja y se inició la expansión política del comunismo. En cuanto a Ungern von Stenberg, en otro artículo les contaré a ustedes cómo terminó.

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