Fundado en 1910

Célebre fotografía de una clase de disección de Ramón y Cajal, por Alfonso Sánchez García en 1915

Las instituciones científicas que sacaron a España de la depresión tras el desastre del 98

La Junta de Ampliación de Estudios y Consejo Superior de Investigaciones Científicas jugaron un papel determinante como motores clave para el progreso social

En el marco de la compleja situación política y social por la que España estaba pasando tras el Desastre del 98, vio la luz la emblemática Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). La creación de este organismo fue decretada el 11 de enero de 1907 por Amalio Gimeno, a la sazón ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. El objetivo fundamental de la nueva institución era promover la ciencia y la investigación en España, ya que se consideraban motores clave para el progreso social.

Se pretendía que el nuevo organismo fuese independiente de los vaivenes políticos. Por tanto, la ciencia pasaba a ser una cuestión básica de importancia nacional. Así, desde el establecimiento de la JAE comenzaron a tomarse importantes medidas tales como la creación de laboratorios y centros de investigación o la dotación de becas para realizar estudios en el extranjero. Esta medida fomentó el contacto entre científicos españoles, así como entre estos y sus colegas de otros países.

La JAE fue presidida desde sus inicios por el flamante Premio Nobel de medicina Santiago Ramón y Cajal, con el jurista y pedagogo José Castillejo actuando como secretario. Entre sus primeros vocales pueden destacarse personajes de la talla de José Echegaray, Marcelino Menéndez Pelayo, Joaquín Sorolla, Joaquín Costa, Ramón Menéndez Pidal o Leonardo Torres Quevedo. Tres años después de su nacimiento se crearon el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales y el Centro de Estudios Históricos de Madrid.

Por la JAE pasaron los más destacados científicos e intelectuales de la época, entre quienes pueden ser destacados el filósofo José Ortega y Gasset o el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa.

Periodo transitorio

Lógicamente, el estallido de la Guerra Civil afectó al normal desarrollo de cualquier tipo de actividad en España. En este marco, sería a mediados del año 1938 cuando la Junta Técnica de Estado confiriese al Instituto de España la tarea de definir y robustecer la cultura y la ciencia dentro del nuevo Estado. Fue en esta época cuando se suprimió la Junta para Ampliación de Estudios, transfiriéndose prácticamente todas sus competencias al citado Instituto, cuya creación había sido impulsada por Eugenio D'Ors.

Días después del término de la conflagración bélica, un decreto daba luz verde a la creación de un importante número de centros de carácter científico, técnico y filosófico. Entre ellos deben destacarse el Centro de Estudios Filosóficos y Matemáticos, el Centro de Exploraciones y Estudios Geográficos «Juan Sebastián Elcano», el Centro de Estudios Biológicos y Naturales, la Sociedad y Museo de Ciencias Naturales y el Centro de Altos Estudios de Física, Química y Mecánica.

Nace el Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Sería a finales de noviembre de 1939 cuando se crease el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuyo primer presidente fue el ministro de Educación, José Ibáñez Martín. Este nuevo organismo asumiría las competencias de la extinta JAE e integraría otros centros de investigación antes dispersos. Pasaron, por tanto, a depender del CSIC todos los centros anteriormente dependientes de la JAE, de la Fundación de Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas, así como los creados por el Instituto de España.

Edificio Central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Solo tres años después de su creación se produciría una reforma fundamental, estableciendo el sistema de colaboración con las universidades, lo que permitió el nacimiento de institutos mixtos. En 1945 se aprobó la creación de las primeras plazas de personal propio, tanto dedicado a tareas de investigación como de apoyo.

A pesar de las restricciones y la falta de recursos de la época, el CSIC logró establecerse como una institución de referencia para la investigación científica. En sus primeros años de existencia, el organismo enfocó sus actividades en áreas clave en aquellos tiempos como lo eran la agricultura o la salud. En esta línea, fueron creados diversos institutos de investigación para abordar las necesidades específicas del país en ese momento.

A partir de la década de 1950 nacieron otros centros e institutos de investigación, de forma que la presencia del CSIC fue dejándose notar en toda la geografía española. Al mismo tiempo se intensificó la colaboración con instituciones internacionales. Se produciría también un aumento en la diversificación de las áreas de investigación.

En nuestros días

Tras más de ochenta años de historia, el CSIC es la mayor institución pública de España dedicada a la investigación científica y técnica. En la actualidad es una Agencia Estatal con la consideración de Organismo Público de Investigación que integra un total de 121 institutos de investigación distribuidos por todo el territorio nacional. Se encuentra adscrito al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través de la Secretaría General de Investigación de España. El prestigio del CSIC trasciende las fronteras de España.