Estas grandes estructuras fueron una pieza clave en el entretenimiento y la cohesión social del Imperio romano. En ellas combatieron por su vida gladiadores y fieras, se ensayaban batallas navales o incluso ejecuciones públicas. Así, los anfiteatros acabaron por convertirse en un espacio donde fortalecer la identidad culturar y la estabilidad política. Son, además, uno de los mejores ejemplos que se conservan de la antigua arquitectura romana
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