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Autorretrato de Boris Kustodiev (1912)

Autorretrato de Boris Kustodiev (1912)

Picotazos de Historia

La desdichada vida de uno de los más alegres pintores rusos

Curiosamente, cuanto mayor se hacía la agonía del pobre Boris Kustodiev, más alegres eran sus pinturas y más belleza y optimismo rezumaban sus telas

Reconozco que tengo debilidad por los pintores rusos del periodo de 1870 hasta 1917, después de esa fecha solo se acepta el realismo socialista y ya no tiene tanta gracia, además de ser muy monotemáticos. Hoy quisiera, abusando de su paciencia, hablarles de un pintor ruso que consiguió una rara hazaña: que todos sus colegas de profesión hablaran bien de él.

Miembro de la Academia de Bellas Artes

Boris Kustodiev nació en 1878. Hijo de un profesor del instituto local que murió cuando Boris apenas contaba con dos años de edad. La viuda sacó a delante a los cuatro hijos que tenía bordando y dando clases de música. Como el chaval mostraba aptitudes artísticas un tío suyo decidió pagarle los estudios en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Estudiando en esta institución empezó a trabajar en el taller del más conocido de los pintores rusos: Ylia Efimovich Repin.

Retrato de Yulia Kustodieva (1903), mujer del pintor

Retrato de Yulia Kustodieva (1903), mujer del pintor

1903 fue un buen año para Boris: conoció y se enamoró apasionadamente de la hermosa Yulia Proshinkaya y se casó con ella ese mismo año; ganó el máximo galardón de la Academia de Bellas Artes de ese año – la Medalla de Oro – así como una pensión para un viaje de estudios por Europa. La pensión fue aumentada por una comprensiva junta cuando se enteró de que la esposa del pintor estaba embarazada. Boris, Yulia y su hijo recién nacido viajaron por Alemania, Italia y España estudiando y admirando a los grandes maestros de cada país. A su regreso a Rusia, y gracias a la ayuda y apoyo de su maestro Repin, fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes y en 1909 ocupó una plaza fija como profesor de la Escuela de Bellas Artes de Moscú.

La agonía

Ese mismo año de 1909 fue en el que, por primera vez, mostró los síntomas de lo que con el tiempo se diagnosticaría como tumores – así, en plural – medulares. Desde el principio su enfermedad se caracterizó por sus intensos dolores y cuando estos alcanzaron un grado extremo viajó a Suiza donde fue intervenido varias veces. Las operaciones que se realizaron en Suiza aportaron un alivio pero era consciente que los tumores no habían desaparecido y que el dolor lo acompañaría durante el resto de su vida. Para cuando se volvió a instalar en Moscú, en 1915, empezó a sufrir de un dolor incapacitante en su mano derecha. Desesperado de perder su fuente de ingresos se operó en 1916. La intervención quirúrgica fue un éxito relativo ya que recuperó el uso de su mano derecha pero le afectaron el control de las piernas.

Bolchevique (1920)

Bolchevique (1920)

Curiosamente, cuanto mayor se hacía la agonía del pobre Boris, cuanto más intenso era el dolor que experimentaba y crecía su invalidez, más brillantes se volvían sus colores, más alegres eran sus pinturas y más belleza y optimismo rezumaban sus telas. Su obra se volvía más temperamental y alegre como si quisiera exprimir una vida que notaba que se le escapaba. Imagínense ustedes cómo debía de ser su situación que el régimen comunista de Rusia autorizó al pintor a viajar a Alemania para recibir tratamiento y arregló una generosa dotación para el pago de los gastos. Para entonces el pobre Boris apenas podía estar sentado frente al caballete tres horas antes de desmayarse de dolor. Es en este estado que terminó su última obra La Venus rusa.

El viaje a Alemania nunca pudo llevarse a cabo ya que Boris Kustodiev falleció el 26 de mayo de 1927 en la ciudad de Leningrado (antes San Petersburgo). Su entierro se convirtió en un acontecimiento que reunió a todo tipo de artistas y miembros del «aparato» político.

Retrato de Chaliapin

Retrato de Chaliapin (1921)

Boris y Yulia, a pesar de todas la desdichas que vivieron, se amaron profunda y tiernamente. Tuvieron tres hijos de los que sobrevivieron dos – el pequeño murió de meningitis con apenas once meses de vida – que llegarían a ser artistas reconocidos. La hermosa Yulia malviviría con una mezquina pensión y gracias a las ayudas de sus hijos y amigos, pues cuanto había ganado Boris en vida se lo habían llevado los gastos médicos y su muerte había dejado a la familia ahogada entre facturas. Yulia sobreviviría quince años a Boris para terminar falleciendo de hambre durante el sitio de la ciudad de Leningrado, en febrero de 1942.

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