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Antonio Pérez Henares
Cronista de IndiasAntonio Pérez Henares

Balboa, de la gloria al patíbulo

Su nombre, hazañas y proyectos fueron recuperados, entre otros por el español Manuel José Quintana, su primer biógrafo, y por el estadounidense y amante de la cultura española Washington Irving

Actualizada 04:30

Decapitación de Balboa

Decapitación de Vasco Núñez de Balboa

Pero nada más llegar, las noticias que le aguardaban eran inquietantes. El quinto real enviado no había llegado a su destino al perderse en un naufragio, sus procuradores habían informado contra él y su sustitución estaba en marcha. Vasco Núñez de Balboa no era, sin embargo, hombre que se arrugara ante la adversidad. Y se dispuso a remediarlo. Tenía en sus manos ahora una baza que creía definitiva: había descubierto el mar del Sur, el mar al otro lado donde más allá estaría, ahora sí, la codiciada especiería.

Así que envió prestamente a España a uno de sus fieles, Pedro de Arbolancha, para dar noticia de sus descubrimientos al Rey, hacerle llegar su quinto correspondiente, algunos regalos además y la petición de que vinieran hacia allá barcos, pertrechos y gentes para poblar todo aquel territorio que él había descubierto y conquista.

Pero no logró enderezar la cosa. La peor señal fue la reaparición del bachiller Enciso. Este había seguido pertinaz en la Corte con sus acusaciones a las que unió la de haber abandonado a su suerte a Nicuesa y esta vez encontró los oídos apropiados: Los del muy poderoso obispo Juan Rodríguez de Fonseca quien le dio total credibilidad y lo aprovecho para colocar sus piezas y aumentar aún su influencia.

«Furor Domini»

El elegido para ello fue el ya entonces viejo y curtido Pedro Arias de Ávila ,que ya había dado muestras de su carácter : «mano dura, crueldad con los vencidos, celoso de su poder y fidelidad a la Corona».

Pedrarias, como se le conocía,y «Furor Domini» como se le apodaba había nacido en Segovia en 1440 miembro de la nobleza, señor de Puñoenrostro, estaba casado con una Bobadilla, familia muy cercana y querida por la difunta reina Isabel y cuyo hermano había sido aquel enemigo de Colon que lo envío a España encadenado desde la Española y que luego sucumbió ahogado por no hacerle caso en su previsión de que llegaba un huracán. Era un tipo duro, que había peleado en la guerra de Granada y hasta en África, donde participo en la toma de Orán y protagonizo el asalto, con tan solo a cuatro soldados, del castillo de Bugía donde mato con su mano al jefe musulmán.

El rey Fernando lo había nombrado gobernador de «Castilla del Oro», como se denominó ahora a la nueva provincia y se dirigió hacía allí con 17 naves y 1500 hombres arribando a Santa Maria de la Antigua tan solo cuatro meses después del regreso de Balboa del Mar del Sur. Llegó a su puerto y mando dar aviso a este de su llegada. Vasco estaba reparando un tejado de una casa y fue a recibirle con la ropa que llevaba, una camisa y un calzón viejo de algodón. Se encontraron a mitad del camino entre el puerto y la villa.

Expedicionarios

Los expedicionarios al borde del Pacífico

Él a pie, sudoroso y sucio. Pedrarias a lomos de un caballo enjaezado, con armadura completa con su señora , parientes y criados a su lado y seguido por un sequito encabezado por el obispo, el franciscano Juan de Quevedo, bajo palio, con mitra y cruz de plata y rodeado de clérigos. Tras ellos venía una comitiva de funcionarios del mayor rango el licenciado Gaspar de Espinosa, como alcalde mayor, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, el piloto Juan Vespucio, el capitán Juan de Ayora, lugarteniente del gobernador y la némesis de Balboa, Fernández Enciso como alguacil mayor de la ciudad a quien Vasco reconoció de inmediato. Balboa con humildad besó el anillo del obispo e hizo reverencia a Pedrarias. Este le entregó desde el caballo sus credenciales. Balboa las leyó, las besó y las puso sobre su cabeza en señal de acatamiento.

La visión de Santa María de la Antigua desagradó mucho a Pedrarias. Eran apenas doscientas casas de madera y paja. Allí vivían unos quinientos españoles y el triple de indios. Para nada podía acoger ni al gobernador ni a su sequito ni al ingente número de colonos que con el llegaban. Pero comenzó a ejercer de inmediato. Pidió un informe exhaustivo de todo lo referente a la colonia así como de las tribus aliadas y las hostiles amen de la ruta hacia el mar del Sur. Balboa se lo entrego con la mayor presteza. Al tiempo, y según era costumbre, ordenó abrirle el preceptivo juicio de residencia del que se encargó a Gaspar Espinosa, pero de manera subrepticia intento iniciar una pesquisa secreta por su cuenta a la que se opuso el obispo y a la que hubo de renunciar por el momento.

Adelantado de la Mar del Sur

Del juicio de residencia no salió Balboa mal del todo, pues aunque hubo de afrontar el pago de indemnizaciones a Enciso y a otros considerados perjudicados resultó absuelto en el asunto de Nicuesa. Pero la que acabó destrozada fue la labor pacificadora que a lo largo de todos aquellos años había llevado a cabo. Pedrarias ordenó campañas, pues ahora le sobraban tropas contra los territorios indígenas sin parar en aliados y hostiles, y cinco expediciones a la busca de minas de oro. En una de estas acciones murió Panquiaco, el amigo y aliado de Balboa y las tribus se convirtieron en enemigos declarados.

La buena noticia para Vasco llegó el 20 de marzo de 1515, aunque había sido expedida en España en septiembre de 2014. Los buenos oficios del enviado de Balboa a la corte y la noticia del descubrimiento del mar del Sur hicieron reflexionar al rey, quien lo nombraba Adelantado de la Mar del Sur y gobernador de las provincias de Panamá y Coiba, aunque sujeto a Pedrarias.

Este quiso ocultar la cédula pero ante la oposición de nuevo del obispo tuvo que entregársela pero prohibiéndole reclutar gentes para sus empresas ya que dijo necesitarlo él a todos. Sin embargo la cédula ordenaba a Pedrarias que le concediese libertad en sus asuntos de gobierno y territorios que quedaban además muy difusamente delimitados.

Vasco Núñez de Balboa en el Pacífico

Vasco Núñez de Balboa en el Pacífico

La tensión siguió siendo constante entre ambos y Balboa acabó por enviar a España y destinada al rey una queja contra el Gobernador, en la que sobre todo daba cuenta de su maltrato a los indígenas y como sus acciones los habían convertido, de aliados, en feroces enemigos. Por otro lado había comenzado ya a rumiar el proyecto de un camino con ciudades en ambos mares, el que luego sería el de Nombre de Dios-Panamá y busco gente en La Española para ponerlo en marcha y, sobre todo construir naves para adentrarse en el Mar del Sur, ir hacia el archipiélago de las perlas, pero más que nada ir bajando hacia el sur en busca de aquel imperio donde los platos eran de oro, del que Panquiaco le había hablado, y buscar además algún paso por agua, pues alguno debía haber, que comunicara ambos océanos.

Para ello hizo venir desde Cuba 70 soldados y un barco que al ser descubiertos por Pedrarias hizo que este furioso lo acusara de conspiración y rebelión frustrada y lo metiera en una jaula en el patio de su propia casa donde lo tuvo dos meses. Pero transcurridos estos el propio Gobernador se presentó en ella y tras pedirle perdón le ofreció el poner fin a sus disputas y en prueba de ello entregarle la mano de su hija María, que estaba en España, con lo cual convertidos en yerno y suegro y ya de la familia afrontarían todo juntos.

La ciudad de Acla

Una solución que había pergeñado el obispo Quevedo , harto del conflicto y en ocasiones valedor de Balboa e Isabel de Bobadilla, quien convenció a su marido y que resultó del agrado de todos menos, lógicamente, de Anayansi, que se disgustó sobremanera, pero que le permaneció fiel, pues requerida por uno de sus hombres más cercanos, Garabito, le rechazó de plano. Aquel rechazó sería luego mortal para Balboa.

El obispo partió para España en busca de la novia, celebrada ya la boda por poderes, en abril de 1516 y la relación Pedrarias y Balboa adquirió tintes de colaboración e incluso familiares. Podría iniciar expediciones pero tan solo de un máximo de un año y medio de duración. A finales de 1516 levanto en el poblado de su viejo amigo Careta la ciudad de Acla y allí organizo la compañía del Mar del Sur, y comenzó a hacer acopio de materiales para construir los bergantines que comenzó a ensamblar ya en un puerto del Pacifico.

Logró poner a flote dos de ellos y llegar a las islas de las perlas, aunque ya estaban muy esquilmadas, y con dos más que botó más tarde comenzar a costear con rumbo sur llegando al lugar que años después Pizarro bautizaría como Puerto Piñas en su ruta hacia el Perú. Allí volvió a tener corroboración de las noticias sobre el gran imperio que existía más al sur y se dispuso a partir cuanto antes hacia él. Pero le llegó el rumor que tuvo por cierto, de Cisneros, ahora regente, había sustituido a Pedrarias y el nuevo gobernador podía estar ya en camino.

Vos Pizarro no solíais recibirme así

Aquello resultaría fatal. Según el cronista de Indias, Fernández de Oviedo, Balboa pensó que el nuevo Gobernador no le dejaría continuar con sus planes, los precipitó y se dispuso a fundar una ciudad-puerto en la costa pacífica para salir desde allí al océano con dirección sur. Ingenuamente creía que Pedrarias si le dejaría continuarlas. Pero este detuvo a uno de los hombres de confianza de Balboa, Luis Botello, que acabó por confesar los planes que tenían.

Pedrarias entonces, arteramente, escribió en términos muy cariñosos a Balboa para que acudiera a su encuentro en Acla para tratar asuntos de la expedición. Nada receló de ello Vasco quien se puso con rapidez en camino para encontrarse con él . A la mitad fue interceptado por el destacamento, a las órdenes de Francisco de Pizarro a quien había mandado a apresarle y a quien Balboa dijo aquello, con cierto dolimiento ante el viejo camarada. «Vos Pizarro no solíais recibirme así».

Fue acusado de traición e intento de usurpar su poder y crear un Gobierno aparte en el Mar del Sur. Vasco negó negó con vehemencia los cargos y exigió ser trasladado a La Española, poder y audiencia a la que estaba sometido Pedrarias, o la propia España para ser juzgado. Pero estaba claro que Pedrarias estaba decidido a ejecutarle en esta ocasión y que nada le iba a detener. El Gobernador mantuvo su farsa de «suegro amistoso» todavía un tiempo, pues teniéndolo preso en una casa de un vecino fue a visitarle y muy amable y confianzudamente darle seguridades y decirle que no tuviera preocupación alguna pues había sido detenido por acusaciones sin fundamento. Pero ya en una segunda visita llego con la peor cara y le acuso de haber traicionado al Rey y a él, ordenando trasladarlo a la cárcel común.

Vasco Núñez de Balboa

Vasco Núñez de Balboa

En connivencia con el alcalde Gaspar de Espinosa, el juicio se celebró con enorme celeridad y Espinosa dicto sentencia de inmediato: muerte por decapitación. En el proceso, por llamarlo de alguna manera, ofrecieron testimonio todos los enemigos de Balboa y se añadió el de Garavito, que había sido detenido también, y a quien el rechazo de Anayansi y su despecho por ello con balboa hizo que declarara en su contra tras haberle prometido el salvarle la vida.

El Gobernador añadió por su cuenta su pesquisa particular y una larga ristra de acusaciones como haber vejado a los indígenas, haber actuado malignamente contra Nicuesa, aunque de ello hubiera sido anteriormente absuelto y ser reo de traición por y urdir un plan para proclamarse independiente en el Mar del Sur. Además, y nada más presentada, rechazó como Gobernador su recurso de apelación y puso fecha inmediata a su ejecución. Tenía prisa en acabar con él. El día 15 de enero de 1519 se dictó sentencia, el 16 se rechazó la apelación, el 17 se levantó el cadalso en Acla y el 19 les cortaron la cabeza pues junto a él fueron ajusticiados Fernando de Arguello, Luis Botello, Hernández Muñoz y Andrés Valderrábano, salvándose el sacerdote Rodrigo Pérez, debido a su condición, y el citado y traidor Garavito, de la pena capital.

Mentira, mentira; nunca halló cabida en mí semejante crimen; he servido al Rey como leal, sin pensar sino en acrecentar sus dominios

Vasco Núñez de Balboa dio muestra de gran entereza y gallardía al ser conducido al patíbulo y cuando antes de decapitarlo el pregonero dijo en voz alta «Ésta es la justicia que el Rey y su teniente Pedro Arias de Ávila mandan hacer contra este hombre por traidor y usurpador de los territorios de la Corona». Núñez de Balboa respondió con voz serena y potente: «Mentira, mentira; nunca halló cabida en mí semejante crimen; he servido al Rey como leal, sin pensar sino en acrecentar sus dominios».

Según cuenta el cronista de indias Fernandez de Oviedo que presenció la ejecución: «E desde una casa que estaba diez o doce pasos de donde los degollaban estaba Pedrarias mirándolos por entre las cañas de la pared de una casa o bohío». La cabezas cayeron sobre una artesa y fueron expuestas al público varios días para acrecentar el temor al gobernador.

Pedrarias no solo no tuvo castigo alguno por aquella falaz y miserable acción sino que sacó gran provecho de su crimen, pues tal fue. Permaneció en el gobierno de la Castilla de Oro durante varios años más, fundó la ciudad de Panamá en el año 1519 y siguió sembrando el terror, «cuando el viejo gobernador hablaba, nos mojábamos en los calzones», entre sus subordinados. Cuando al cabo fue destituido en 1526, pues algunas acusaciones sobre su trato a los indios fueron muy graves y probadas, fue para entregarle poco después el gobierno de la vecina Nicaragua donde falleció en 1531 cumplidos los 90 años.

Respetado y querido

Participó como accionista y valedor de la expedición que Pizarro, buen conocedor de lo que sabía Balboa y de sus intenciones, organizo con Almagro rumbo al Perú. De su conquista y botín se aprovechó más que nadie enriqueciéndose él y toda su familia más que ninguno de los conquistadores del imperio Inca. Una de sus hijas acabó por casar por el gran jinete y capitán en aquella aventura, Hernando de Soto, luego descubridor del Misisipí.

Pero su memoria quedó manchada para siempre y hasta hoy. El testimonio de Fernández de Oviedo fue demoledor contra él. Acompañado además por los del obispo Quevedo y Fray Bartolomé de las Casas . Mientras y aunque Pedrarias y luego su familia se aplicaron en la destrucción de todas las pruebas y documentos la figura que emergió desde su tumba fue la de Vasco Nuñez de Balboa. Su nombre, hazañas y proyectos fueron recuperados, entre otros por el español Manuel José Quintana, su primer biógrafo, y por el estadounidense y amante de la cultura española Washington Irving, y su persona y obra valoradas en lo que merecían.

Monumento a Núñez de Balboa en la ciudad de Panamá

Monumento a Núñez de Balboa en la ciudad de PanamáJose Luis Cuesta

En España, pero aún más en Hispanoamérica y sobre todo en Panamá donde su figura es excepcionalmente, aun hoy, respetada y querida. Una gran estatua en su honor se alza en un lugar destacado y muy visible de la ciudad. La propia moneda panameña lleva su nombre y su efigie en el anverso, al igual que uno de los principales puertos del canal y la Orden de Vasco Núñez de Balboa, es la máxima condecoración de aquel país. Incluso un cráter de la luna fue bautizado como Balboa en su honor.

Capítulo aparte merece la idea ya esbozada ya por el propio Vasco Nuñez de Balboa de, mas allá de encontrar un paso entre los mares, que también intentó, lograr abrir alguna especie de pasillo entre ambos océanos. No debía ser tan descabellada la idea cuando el emperador Carlos V encargó a sus ingenieros que le presentaran un proyecto para abrir esa vía, algo a todas luces irrealizable con los medios de entonces pero que volvió a estar de nuevo sobre la mesa en tiempo de su heredero Felipe II y lo estaría muchas veces hasta que se llegó a construir y hace poco ampliar y desdoblar.

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