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Leonor de Aquitania pintura de Frederick Sandys

Leonor de Aquitania pintura de Frederick Sandys

Leonor de Aquitania o la rebeldía de una reina que desafió a Francia e Inglaterra

Con ochenta años, cruzó los Pirineos para elegir en persona cuál de sus nietas, hijas del rey de Castilla, se convertiría en reina de Francia. Fue sólo uno de los últimos episodios en una vida plagada de acontecimientos

Leonor heredó el inmenso ducado de Aquitania tras la muerte de su padre, el duque Guillermo X, mientras estaba en peregrinación hacia Santiago de Compostela. Leonor tenía sólo ocho años y se acababa de convertir en uno de los partidos más codiciados de Europa, ya que sus tierras se extendían desde el Loira hasta los Pirineos, ocupando más territorio que los dominios directos del rey de Francia. Para evitar el matrimonio de la joven duquesa con uno de sus rivales políticos, el propio Luis VII de Francia se casó con ella, cuando contaban respectivamente con quince y dieciséis años de edad. La pareja, sin embargo, pronto tuvo conflictos por cuestiones políticas, y su relación fue siempre tormentosa.

Leonor de Aquitania había recibido desde niña una esmerada educación. Además de cuidar del hogar, aprendió aritmética, historia, latín y música. Ésta última se convirtió en su pasión, y fue mecenas de intérpretes, poetas y trovadores, formando una corte en la que se ensalzaban las historias de caballeros y el amor cortés.

Escena de la izquierda: Boda entre Leonor y Luis VII de Francia, escena de la derecha: Luis VII comienza la cruzada. Representación del siglo XIV

Escena de la izquierda: Boda entre Leonor y Luis VII de Francia, escena de la derecha: Luis VII comienza la cruzada. Representación del siglo XIV

En 1147, el rey decide partir hacia Tierra Santa en la Segunda Cruzada, y Leonor decide acompañarle. Aunque Luis no está conforme, ella ejerce su poder e insiste en unirse a la Cruzada junto a los demás señores feudales. Sin embargo, su estancia en Antioquía no hizo sino agriar las relación entre ambos esposos. Esta ciudad había sido conquistada en la anterior Cruzada, y estaba gobernada por Raimundo de Poitiers, tío de la reina. La cercana relación entre Leonor y Raimundo hizo circular rumores de adulterio. Ésta no fue la primera de las maledicencias que rodearon a Leonor de Aquitania, que estuvo frecuentemente en el punto de mira de las habladurías por su carácter fuerte y sus conflictos maritales. El rey Luis, indignado por la situación, insiste en que regresen inmediatamente a Francia, y aunque su esposa finalmente accedió, emprendieron el camino de vuelta en séquitos separados. La unión entre Francia y el ducado de Aquitania pendía de un hilo.

Leonor de Aquitania estuvo frecuentemente en el punto de mira de las habladurías por su carácter fuerte y sus conflictos maritales

En el camino hicieron un alto en Roma, donde el Papa intercede para tratar de reconciliar al matrimonio, que estaba decidido a separarse. Aunque la gestión del pontífice pareció calmar las aguas durante un tiempo, y la pareja tuvo a su segunda hija, pronto se hizo evidente su incompatibilidad, y consiguieron la anulación alegando el parentesco que les unía. Leonor, eso sí, puso como condición mantener sus dominios.

Leonor, con treinta años, buscaba un nuevo aliado que le permitiera conservar su poder frente al rey de Francia, y lo encontró en el rey de Inglaterra, Enrique II, diez años más joven que ella, y con quien contrajo matrimonio en Poitiers. Juntos tuvieron ocho hijos, entre ellos los futuros reyes de Inglaterra Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra. Sin embargo, el conflicto entre el rey y sus hijos estalló cuando la joven hermana del rey de Francia, Adela, llegó a Inglaterra para casarse con el joven Ricardo.

El rey Enrique, prendado de ella, decidió tomarla como amante impidiendo el matrimonio de su hijo, ante el escándalo de la corte y la indignación de su esposa. Ricardo, ultrajado, se rebeló contra su padre con el apoyo de algunos de sus hermanos y de su madre. Enrique II reprimió la rebelión, encerrando a Leonor en el castillo de Chinon. Esta circunstancia fue representada en el filme El León en Invierno, interpretación que valió un Oscar a Katherine Hepburn.

Una vez viuda, y ya en la vejez, los reyes de Francia e Inglaterra pidieron a Leonor que ejerciera como diplomática para la elección de una esposa para el futuro rey de Francia. Se había pactado que la elegida fuese una de las nietas de Leonor, nacidas de su hija Leonor de Plantagenet y del rey Alfonso VIII de Castilla. Pese a tener casi ochenta años, demostró su vitalidad cruzando los Pirineos para conocer a las candidatas, y se reencontró con su hija tras años sin verse.

Dado que la mayor de las infantas estaba casada con el rey de León, la opción más evidente habría sido la segunda, Urraca. Sin embargo, Leonor consideró que el carácter de la tercera, Blanca, encajaría mejor con la corte de Francia, aunque también se cuenta que comentó que el nombre de Urraca habría sido demasiado difícil de pronunciar para sus nuevos súbditos. La elección de Leonor resultó ser un éxito: Blanca fue muy querida en Francia y se desenvolvió con éxito como regente durante la minoría de su hijo Luis, tanto que ambos han sido canonizados.

Leonor murió en la abadía de Fontevrault a los ochenta y dos años de edad, dejando historias entre la realidad y la leyenda, y siendo una de las reinas medievales que más tinta ha hecho correr.

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