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La estructura, construida en el año 62 a.C. se levanta sobre el río Tíber

La estructura, construida en el año 62 a.C., se levanta sobre el río TíberHerve Simon / Flickr

Este es el puente romano más antiguo que se conserva intacto

La estructura, construida en el año 62 a.C., se levanta sobre el río Tíber

«Durará mientras dure el mundo…», hizo grabar Cayo Julio Lacer en el puente romano de Alcántara (Cáceres). Tal vez unas palabras que atestiguan lo duraderos que serían estas obras de ingeniería romana. Estas estructuras fueron un símbolo de conexión y progreso al facilitar el transporte y la expansión del territorio.

A día de hoy, son muchos los puentes romanos que se mantienen en pie, como es el caso del de Alcántara, uno de los más antiguos de Hispania; sin embargo, el que ostenta el título de más antiguo del mundo se encuentra en Roma y fue construido en el año 62 a.C. sobre el río Tíber.

Hablamos del puente Fabricio o ponte dei Quattro Capi que se conserva en su forma origina y que todavía sigue en uso. Fue levantado en un periodo de inestabilidad política durante la República romana en el que la construcción de infraestructuras, como los puentes, ayudaban a proyectar una imagen de poder y permanencia. Así, las obras comenzarían en el año 62 a.C. bajo las órdenes de Lucio Fabricio, un supervisor de caminos o curator viarum que se encargaba del mantenimiento de las vías y de las grandes obras públicas.

Según recoge el historiador y senador romano Dion Casio, el puente se edificó para reemplazar el anterior de madera que fue destruido tras un incendio. Esta pasarela era crucial para el tránsito cotidiano, pero también un ejemplo de ingeniería al tiempo que servía para mostrar la capacidad administrativa de Fabricio al unir Campo de Marte con la isla Tiberina. Este supervisor mandaría grabar una inscripción que testificara su implicación en la construcción del puente.

El puente Fabricio en un grabado de Piranesi de 1756

El puente Fabricio en un grabado de Piranesi de 1756

Cuenta con 62 metros de longitud, 5,5 metros de ancho y lo compone dos grandes arcos de medio punto de 24 metros y medio que se apoyan en un pilar central con una base en forma de espolón. Sobre ésta hay un arco de seis metros de ancho para aliviar la presión del agua durante las crecidas. En pie desde hace más de 2.000 años, el puente ha seguido realizando su función de conectar el Campo de Marte con la isla Tiberiana de Roma, una tarea que también tenía el puente Cestio, que conectaba el lado oeste de la isla, pero que solo se conserva la parte central de su antigua estructura.

Tuvo una renovación en el año 21 a.C. bajo el reinado del emperador Augusto y siglos más tarde, en el XVII por el Papa Inocencio XI, quien restauró los parapetos y la cubierta de ladrillos. Ambas intervenciones han permitido asegurar la estructura sin alterar su estética histórica.

Popularmente suele conocerse como el puente quattro capi («cuatro cabezas») haciendo alusión a los pilares coronadas con los bustos de las dos hermanas de cuatro cabezas del dios Jano, que fueron trasladadas al puente en el siglo XIV y que simbolizan la vigilancia continua de la deidad que protege la entrada a la isla Tiberina y de la propia Ciudad Eterna.

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