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Cementerio judío en MelillaDaniela Brik

Entrevista a la historiadora María Elena Fernández Díaz

Elena Fernández: «El cementerio judío más antiguo en territorio español tras la expulsión de 1492 está en Melilla»

Sus investigaciones han servido para constatar que Melilla fue la primera ciudad española en donde se asentaron los judíos 370 años después del Edicto de Expulsión (1492) emitido por los Reyes Católicos

María Elena Fernández Díaz es historiadora especializada en el legado de los judíos en Melilla. Doctora en Historia Contemporánea por la UNED-Madrid, Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense y Máster en Archivística y Diversidad Cultural, sus investigaciones han servido para constatar que Melilla fue la primera ciudad española en donde se asentaron los judíos 370 años después del Edicto de Expulsión (1492) emitido por los Reyes Católicos. Su investigación ha revelado que en la ciudad autónoma española se estableció el primer cementerio judío gracias a una vibrante comunidad de origen comerciante, que hoy está de capa caída en relación a otras poblaciones en la urbe como la musulmana, que han aumentado exponencialmente.

M. Elena Fdez. Díaz, historiadora especializada en el legado judío en MelillaDaniela Brik

–¿Qué se sabe de este cementerio y cuál es su importancia para la historia judía en Melilla?

–La comunidad judía se establece en Melilla hacia 1864, cuando una real orden le permitió asentarse en la ciudad. Al igual que otras comunidades, los judíos deciden instalar un cementerio pegado al camposanto cristiano preexistente, que fue trasladado a finales del siglo XIX (1892). Pero el cementerio judío permaneció en su ubicación original, junto al baluarte de San Carlos, porque la comunidad judía de Melilla temía que les levantaran los cadáveres y urbanizaran el espacio. Por ello, deciden pedir a las autoridades la cesión del terreno con sus enterramientos.

Hay un doble traspaso. Primero, se lo piden a los reyes, a los gobernantes españoles, y estos trasladan la cuestión a la Junta de Arbitrios de Melilla, que era como el Ayuntamiento. El recinto fue vendido a la primera Colonia Judía de la ciudad, así llamada a finales del siglo XIX. A inicios del siglo siguiente, en 1906, se cambia el nombre por el de la Comunidad Israelita de Melilla.

–¿Es este cementerio el más antiguo después de la expulsión de los judíos en 1492?

–Lo que se ha descubierto durante las investigaciones es el cementerio judío más antiguo en el territorio español tras la expulsión lo tenemos en Melilla. En Madrid hay enterramientos que datan de 1840, pero son particulares porque fallecían judíos y había que enterrarlos en algún sitio. Otros espacios son enterramientos de judíos anteriores a 1870, pero no son propiamente cementerios.

De acuerdo a la descripción que hace (el difunto historiador especialista en estudios melillenses, Jesús) Salafranca, de cuando se abre el cementerio, la primera inscripción en el registro es de 1882. Es el primer enterramiento que tenemos descrito en nuestro censo, pero parece ser que hay enterramientos que no están registrados.

Detalle de una de las losas del cementerio judío en MelillaDaniela Brik

–¿Qué descubrimientos se han hecho en el cementerio?

–Tenemos en el Registro Civil de Melilla cerca de 80 enterramientos descritos: nombres, apellidos, fechas de defunción. Pero al hacer una revisión de las losas, de las que quedan muy pocas legibles, puesto que, por diferentes circunstancias, han ido desapareciendo, hemos encontrado que uno de los enterramientos no está ni siquiera inscrito en nuestro Registro Civil de defunciones. Parece ser que recogían algunos cadáveres en el vecino Marruecos, los trasladaban a Melilla y los enterraban. El recinto tiene espacio para 100 tumbas, pero descritas e inscritas en registro no llegan a 80.

–¿Qué investigaciones se han realizado?

–Hace unos años se hicieron unas catas arqueológicas para ver qué había y encontraron cuerpos, de los que todavía estaba la osamenta. Se realizaron ante la presencia de rabinos, incluido el de Melilla, y se volvieron a tapar y se ha rehabilitado.

Se ha copiado la forma de rehabilitación del cementerio de Lucena (provincia de Córdoba) similar a maceteros y no se ha mantenido el espacio original. Hoy se tiene que atravesar el pasillo de una vivienda que antiguamente era una calle con un pequeño patio.

Este sitio es crucial porque simboliza el primer regreso organizado de una comunidad judía a territorio español

–¿Desde cuándo se conoce la existencia de este cementerio?

–Cuando se cerró en su día se prohibió a la comunidad judía visitarlo porque no había necesidad. Habían instalado ya un cementerio nuevo y se fue perdiendo a lo largo de la memoria y de la historia porque muchos de los que están enterrados eran familias que salieron al extranjero, por ejemplo a Venezuela. Quedó totalmente clausurado y se ha recuperado hace unos 15 años para visitas y limpiarlo.

En archivos encontramos documentación que indicaba que la Comunidad Judía lo había comprado por 1.080 pesetas que tuvo que pagar a plazos, entonces era una fortuna. Hace unos años la ciudad autónoma lo adquirió como propiedad.

–¿Qué revela sobre la llegada de los judíos a Melilla?

–Ya sabíamos que en 1864 van entrando, incluso encontré documentación que un año antes ya entró un judío a Melilla junto con muchos musulmanes y pidieron nacionalizar.

Este sitio es crucial porque no se trata de simples enterramientos dispersos, como en otros lugares de España, sino de un cementerio formal que simboliza el primer regreso organizado de una comunidad judía a territorio español.

–¿Fue Melilla el puente de regreso a España para los judíos?

–Melilla fue el puente a España. Aquí se registra el primer regreso de judíos después de la expulsión, en base a los registros que existen. Hay libros que nos hablan de otras comunidades, pero los investigadores estamos viendo que son de fechas posteriores como es el caso de Madrid o Barcelona. La de Melilla data de 1864 cuando llegan los primeros.

–¿Qué razones llevaron a los judíos a establecerse en Melilla?

–Comercio, abrimos las puertas por el puerto franco, para comerciar. Les obligábamos a ser comerciantes. La real orden de 1864 abre las puertas a nuestros vecinos, pero tenían que ser todos «traficantes». Hoy ha cambiado el vocabulario, en realidad eran comerciantes. Tenían que instalar comercio, incluso el rabino. Más adelante ya van dejando que entren personas con otras profesiones.

Primera piedra del Colegio HebreoArchivo General de Melilla

–¿Cómo ha evolucionado la comunidad judía de Melilla desde entonces?

–De las 26 sinagogas que había, hoy quedan siete de uso diario donde va la comunidad a orar, pero notamos que se está marchando la juventud, se va a formar fuera, sobre todo a Israel. Y no vuelven, más que nada, porque no hay mucha oferta de trabajo. Los padres se jubilan y en ocasiones quieren ir a disfrutar de sus hijos y nietos, liquidan y se van. Ha ocurrido con varios negocios importantes de Melilla y en dos o tres años seguirá esta tendencia.

–¿Cuántos judíos vivieron en Melilla en su apogeo?

–Unos 7.000 en los años 30 del siglo XX. En la actualidad ha bajado, se habla de 1.000, censados puede que haya 800, pero muchos están estudiando fuera y por edad fallecen muchos, algunos longevos y centenarios.

–¿Cuándo comenzó el descenso de la comunidad judía en Melilla?

–Empiezan a irse muchos a Iberoamérica, hacia Venezuela, Brasil, Argentina en la primera mitad y sucesivas oleadas del siglo pasado. Estamos hermanados con Caracas gracias a la cantidad de judíos melillenses que se radicaron en la capital venezolana. La creación del Estado de Israel (1948) empujó a muchos a irse. Cuando se independizó el Protectorado Español de Marruecos (1956) numerosos judíos de origen marroquí salieron hacia la Península, incluso aunque hacían negocios con Melilla.

–¿Qué futuro tiene esta comunidad?, ¿Cuál es su balance?

–Seguirá estando aquí, pero puede que le queden 50 o 60 años porque se están marchando. En Melilla la población se ha repartido generalmente entre el 50 % de cristianos y otras confesiones, y el 50 % de los musulmanes, que están subiendo exponencialmente porque tienen muchos más hijos y al ser frontera con Marruecos los residentes nacionalizan.

Los cristianos tenemos pocos niños, la ciudad acoge a funcionarios de la Península que vienen y se van. La comunidad judía se está vaciando, los hindúes, antaño varios centenares, hoy no llegan a cien, y los gitanos son unos 300. Los musulmanes representan ya más del 60 %.