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​ fue un intento fallido de asesinar a Adolf Hitler, orquestado por conspiradores civiles y militares, con implicación de El Vaticano,4​ que deseaban derrocar al régimen nazi y negociar el fin de la Segunda Guerra Mundial con las potencias aliadas. Se guiaron por una versión modificada de la Operación Valquiria

La Operación Valquiria

Valquiria, la operación que más cerca estuvo de matar a Hitler

Tuvo lugar el 20 de julio de 1944 y, como los otros 42 atentados, fracasó

El nombre Valquiria ha quedado unido con el último intento para acabar con la vida de Hitler. La operación tuvo lugar el 20 de julio de 1944 y, como los otros 42 atentados, fracasó. Este fallido atentado a dado pie a mucha literatura y varias películas. Aquel día Hitler reunió a sus oficiales en el búnker de La Guarida del Lobo. Quería hablar y tomar decisiones con respecto al frente del este.

Uno de los oficiales que fue al búnker era el coronel Claus von Stauffenberg, que el 1 de julio de 1944 había sido nombrado jefe del Estado Mayor del General Friedrich Fromm, en el Cuartel General del Ejército de Reserva en Bendlerstrasse. En la sombra cada vez había más miembros del Reich que deseaban el fin del führer. Y más cuando muchos conocieron la muerte de 250.000 judíos húngaros en Auschwitz. Poco a poco se empezó a perfilar ese atentado para poner fin a toda aquella locura.

Histórica foto que muestra a Stauffenberg en Rastemburgo el sábado 15 de julio de 1944 (en el margen izquierdo, de perfil) con Hitler (centro) y Keitel (derecha). Stauffenberg llevaba la bomba en ese instante, pero decidió no detonarla

Histórica foto que muestra a Stauffenberg en Rastemburgo el sábado 15 de julio de 1944 (en el margen izquierdo, de perfil) con Hitler (centro) y Keitel (derecha). Stauffenberg llevaba la bomba en ese instante, pero decidió no detonarla

Aunque era cierto que muchos querían acabar con él, también querían continuar a salvo en su sitio. Es el caso, por ejemplo, del general Carl-Heinrich von Stülpnagel, comandante en Francia, a quien no le importaba que Hitler fuera asesinado, siempre y cuando él continuara en su sitio y le permitiera negociar un armisticio favorable.

Quien se encargó de llevar a cabo el atentado fue el coronel Stauffenberg. Previamente lo intentó en un par de ocasiones: acudió a dos reuniones acudió con una bomba escondida en un maletín. Parece ser que el plan era acabar también con Himmler y Göring. Al no estar presentes en esas dos ocasiones se frustraron los atentados.

El último intento para acabar con la vida del führer

De la misma manera, Stauffenber debía llevar a la sala de reuniones un maletín con una bomba, esperando que la operación fuese, esta vez, exitosa. El dispositivo llevaría un temporizador y poco antes de la hora abandonaría la sala con cualquier excusa. Después de estallar la bomba iría a Berlín para reunirse con el resto de conspiradores en el Bendlerblock. Acto seguido el Ejército de Reserva tomaría el control de Alemania y se arrestaría a los oficiales nazis que no estuvieran implicados en la conspiración. El nuevo jefe del Estado sería el general Ludwing Beck; a Carl Goerdeler lo nombrarían canciller; Wilhelm Leuschner vicecanciller, Paul Löbe presidente del Reichstag y Erwin von Witzleben comandante en jefe de la Wehrmacht.

Carl Goerdeler en el centro de pie

Carl Goerdeler en el centro de pieEnciclopedia del Holocausto

Hitler convocó una nueva reunión para las 10 horas del 20 de julio. Stauffenberg llegó allí, con dos maletines bomba y con su ayudante el teniente Werner von Haeften. Antes de que empezase, Stauffenberg se dirigió a los lavabos para activar el mecanismo de los explosivos, aunque solo consiguió armar uno, pues recibió una llamada urgente que le impidió activar el segunda.

Al empezar, Stauffenberg comentó que tenía problemas de audición y quería estar cerca de Hitler. Depositó el maletín cerca el führer. Permaneció en la reunión unos diez minutos más hasta que se excusó para abandonar la sala porque debía atender una llamada personal.

Al salir de la sala se reunió con el general Erich Fellgiebel y su ayudante von Haeften. Se marcharon al aeródromo y volaron a Berlín, convencidos que el atentado había sido un éxito. Paralelamente se bloquearon las comunicaciones del búnker y las tropas de la reserva tomaron los ministerios y el cuartel general de las SS.

La Guarida del Lobo tras la explosión de la bomba

La Guarida del Lobo tras la explosión de la bomba

La bomba explotó a las 12:40 horas. La sala de conferencias quedó destruida; sin embargo, Hitler solo sufrió una rotura de tímpanos por la onda explosiva. Después de que Stauffenberg abandonase la reunión tuvo que haber un cambio de sitio, o el líder nazi o de la maleta, que hiciese que la bomba explotase lejos de su objetivo y éste saliese ileso.

Cuando Stauffenberg llegó a Berlín se enteró de que Hitler seguía vivo. La Operación Valquiria había fracasado. Himmler tomó el control de la situación y desarmó las órdenes del ejército de reserva. Los conspiradores cometieron varios errores claves: no destruyeron el centro de comunicaciones del búnker y no tomaron el control de las emisoras de radio de Berlín; no se emitió ningún comunicado por radio; no se cortó el teléfono a Goebbels. Si bien hubieron acciones aisladas en Viena, Praga y otras ciudades, no fue suficiente y la sociedad no supo lo que estaba pasando.

A las 19 horas Hitler llamó a Goebbels, después de recuperarse del atentado. Tanto a él como al mayor Otto Rener les aseguró que estaba vivo. Hasta ese momento la confusión era grande. Ordenó que se reestableciera la normalidad. Al conocerse que Hitler estaba vivió, muchos de los conjurados decidieron cambiar de bando. Cada una intentó salvar su vida. Por eso decidieron hacer movimientos tácticos para demostrar su fidelidad al führer.

El general Ludwing Beck, conocedor de lo que le esperaba, decidió suicidarse. No fue el único. Friederich Fromm, también para salvar su vida, ordenó un consejo de guerra contra Strauffenberg, Olbricht, con Haeften Yvon Quirnheim. Todos ellos fueron sentenciados a muerte. El 21 de julio de 1944, a las 00:10 horas fueron fusilados. Himmler ordenó que sus cuerpos fueran incinerados. Las cosas no le salieron bien Fromm. Goebbels lo hizo detener. Después de juzgarlo, fue ejecutado por «cobardía ante el enemigo» el 12 de marzo de 1945. En total fueron detenidos unos 5.000 conspiradores, de los cuales unos 200 los ejecutaron.

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