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Panorámica de la ciudad de Olivenza y el Tratado de Alcañices, de 1297

Panorámica de la ciudad de Olivenza y el Tratado de Alcañices, de 1297

Los cambios de soberanía de Olivenza, el pueblo de Badajoz que Portugal quiere quitarle a España

El ministro de Defensa Nacional de Portugal, Nuno Melo, reclamó el pasado viernes a España la entrega del pueblo de Olivenza (Badajoz), ubicado cerca de la frontera entre los dos países, subrayando que es un municipio portugués «por tratado» y entiende que es un derecho «justo» exigir esta reclamación.

El ministro luso hacía referencia al Tratado de Alcañices, firmado por la Corona de Castilla y el reino de Portugal en 1297 por el que «se reconoce la anexión a Portugal de Olivenza, Campo Maior, Ouguela y San Felices de los Gallegos, así como de la región del río Coa (Castelo Rodrigo, Alfaiates y Sabugal), objeto en parte de la anexión del año anterior», según recoge la plataforma Historia Hispánica de la Real Academia de la Historia (RAH).

Tratado de Alcañices

Tratado de Alcañices

Pero los problemas fronterizos entre el reino de León y el de Portugal tienen un largo recorrido. En 1143, el condado portucalense —que con el tiempo se convertiría en el reino de Portugal— conseguía la independencia tras la firma del acuerdo de Zamora entre Alfonso VII de León y Alfonso Henriques I de Portugal. Sin embargo, el hecho de que Portugal tuviese que seguir pagando vasallaje al reino de León aún en el siglo XIII fue motivo de nuevas tensiones entre ambos reinos que se sumaron a las todavía vigentes acerca de los límites. En 1264 estalló un nuevo pleito entre León y Portugal, que Alfonso X intentó solucionar mediante el tratado de Badajoz firmado en 1267.

Con este último acuerdo, el Rey Sabio, como titular del reino de León, además de eximir a Portugal del vasallaje que éste tributaba al reino leonés desde hacía más de un siglo; también reconocía la soberanía portuguesa sobre el Algarve, cediendo a Portugal una parte de los territorios de la antigua corona leonesa ubicados al este del río Guadiana, hoy fronterizos con las provincias de Badajoz y Huelva.

El puente de Ayuda sobre el río Guadiana, que comunica España y Portugal desde la localidad de Olivenza

El puente de Ayuda sobre el río Guadiana, que comunica España y Portugal desde la localidad de OlivenzaEFE

Sin embargo, cuatro años más tarde, estas disputas fronterizas volverían a aflorar después de que el monarca español se retractase respecto al área al este del Guadiana, tomando de nuevo las localidades de Serpa y Moura, al considerar que no debían ser portuguesas «porque son en la conquista del reino de León», argumentó el Rey Sabio. A lo que el rey de Portugal, Dinis I, alegó lo mismo a su favor, es decir, que eran «de conquista portuguesa». De esta manera quedó en el aire la soberanía de estas ciudades durante casi tres décadas hasta el Tratado de Alcañices de 1297.

Más idas y venidas

Los firmantes del nuevo tratado fueron la reina María de Molina, que actuaba en nombre del rey Fernando IV de Castilla, aún menor de edad en ese momento, y el rey Dionisio I de Portugal para fijar, entre otros puntos, las fronteras entre el reino de León y el reino de Portugal.

Además, se estipulaba en el tratado que las villas y plazas de Campo Maior, Olivenza, Ouguela y San Felices de los Gallegos se entregarían al rey portugués en compensación por las que fueron arrebatadas por Alfonso X en 1271. A cambio, el reino de Portugal se comprometía a dejar de apoyar a Juan de Castilla y sus pretensiones sobre la Corona de León. Asimismo, el documento también sirvió para concertar los futuros matrimonios entre Fernando IV de Castilla con la infanta Constanza de Portugal y entre Alfonso de Portugal, heredero al trono portugués, con Beatriz de Castilla, hermana de Fernando IV.

Así, Olivenza perteneció a Portugal desde 1297 hasta 1657, cuando el duque de San Germán recuperó la localidad para España durante la guerra de Restauración. No obstante, un nuevo tratado de paz firmado en Lisboa en 1668, devolvía la soberanía portuguesa a la plaza de Olivenza.

Pero las idas y venidas no acabarían aquí. Un nuevo conflicto bélico, conocido como la guerra de las Naranjas y que enfrentó a la alianza entre España y la Francia napoleónica contra Portugal. Olivenza fue nuevamente tomada por las fuerzas españolas y quedó bajo soberanía española desde entonces, tras los acuerdos del Tratado de Badajoz (1801), que obligó al país vecino a ceder este territorio y otras áreas circundantes. Todo volvería a cambiar con el Congreso de Viena de 1815 —tras la caída de Napoleón— que reconfiguró el mapa de Europa y estableció, en su artículo 105, que España debía devolver a Portugal los territorios perdidos durante la guerra de las Naranjas; sin embargo, España nunca cumplió con esta disposición.

Un debate que vuelve a estar presente

Con el tiempo, las buenas relaciones entre ambos países y el nuevo contexto de Unión Europea habían enfriado este asunto. Pero en 2003 este debate volvió a recuperar interés tras la publicación del informe The World Factbook publicado por la CIA de Estados Unidos, en el que se mencionaba la reclamación portuguesa de que el pueblo fronterizo de Olivenza es por derecho de soberanía lusa.

Ubicación de Olivenza con respecto a la frontera portuguesa

Ubicación de Olivenza con respecto a la frontera portuguesaGoogle Maps

A pesar de las iniciales polémicas, el entonces ministro de Asuntos Exteriores portugués, Martins da Cruz, manifestó sobre esta publicación que «el problema de Olivenza está congelado desde el Tratado de Viena de 1815», al negarse España a ceder el territorio a Portugal, aunque aseguró que no iban a «emprender iniciativas diplomáticas sobre» dicho territorio y agregó que debían ser «cautelosos con ciertos asuntos» que podrían poner en peligro «las relaciones con uno de los mejores socios económicos de Portugal», según se hizo eco El Periódico de Extremadura en 2003.

De esta manera, la cuestión ha permanecido alejada de la agenda política entre Portugal y España hasta las recientes declaraciones del ministro de Defensa, Nuno Melo. Por su parte, el alcalde de la localidad «en disputa», Manuel José González Andrade, afirmó que los discursos que «pretenden dividir o enfrentar hablando de territorios sin pensar en las personas» son propios de siglos pasados.

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