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19 de septiembre de 2024

Castillo de Cardona

Castillo de Cardona

Cardona, la capitulación de la última plaza antiborbónica de Cataluña que puso fin a la guerra de Sucesión

Después de haber resistido el largo asedio de 1711 y un fuerte ataque a finales de agosto de 1713, el baluarte de Cardona, debilitada de provisiones y municiones, acabó capitulando el 18 septiembre de 1714

«Felipe V era ya dueño de toda Cataluña, menos de la capital y de la villa de Cardona, siendo esta la última setina que puso después en confusión todo el Principado, por ser su gobernador el asilo de todos los sediciosos y su castillo la cueva de Polifemo en que se recogían los cíclopes, de donde salían después para repetidos insultos». Estas palabras de un ministro de Felipe V demuestran el arrojo de los Desvalls en la defensa de Cardona durante la guerra de Sucesión española.

Y es que uno de los acontecimientos significativos, después de la caída de Barcelona el 12 de septiembre de 1714, fue la de Cardona el 18 de septiembre. Esta era la última plaza austricista de Cataluña. Poco tiempo después, como un acto represivo contra las tropas de Felipe V, se formaron los miqueletes, que lucharon incansablemente contra ellos. Con lo cual hubo una resistencia catalana a que Felipe V fuera rey, cuando el archiduque Carlos ya era emperador del Sacro Imperio romano Germánico y poco le interesaba ser rey de España, aunque acogió en su corte a una buena parte de los catalanes que lucharon a su lado durante la guerra.

En 1711 el ejército borbónico consideró prioritario conquistar Cardona y, por encima de todo, su castillo. Con la toma de la ciudad se aislaría Barcelona de las tropas que estaban luchando en la parte central de Cataluña. En aquel momento Cardona estaba defendida por los hermanos Antonio y Manuel Desvalls y de Vergos y Christian Friederich Graf von Eck, conde de Eck y general de las tropas austricistas y no consiguieron su propósito. Junto a ellos estaban el coronel del regimiento de la diputación del general Pere Montaner Ramón y de Sacosta; Celedonio Thomasa; Nicolau Olzina y de Croquellas, el mariscal Guido con Starhemberg, el coronel Edward Stanhope; el comandante James Stanhope, y el teniente general barón de la Pathé.

Junta de guerra del 1 de septiembre de 1714, con la participación de Antoni Villarroel, Casanova y Basset

Junta de guerra del 1 de septiembre de 1714, con la participación de Antoni Villarroel, Casanova y Basset

Por parte borbónica estaban Louis Joseph de Bourbon, duque de Vendôme; el teniente general conde de Muret; y Alexandre de Melun, conde de Melun. El baluarte de Cardona, con Manuel Desvalls a la cabeza, resistió a la ofensiva borbónica hasta el final. Desde el castillo, el ejército catalán del Marqués del Poal se iba desplazando por el interior de Cataluña atacando las guarniciones borbónicas y los destacamentos que se movían por el interior.

Después de haber resistido el largo asedio de 1711 y un fuerte ataque a finales de agosto de 1713, el baluarte de Cardona, debilitada de provisiones y municiones, acabó capitulando el 18 de septiembre de 1714, después de haberse pactado la su capitulación como una de las cuatro condiciones impuestas en la capitulación de Barcelona. La capitulación de Cardona, firmada por el Conde de Montemar y Manuel Desvalls, gobernador del castillo, posibilitaron la marcha de los oficiales y miembros de la guarnición al exilio, aunque algunos, como el general Moragues, no estuvieron a tiempo, pues los pactos alcanzados fueron abolidos por los vencedores al poco tiempo.

Asalto final de las tropas borbónicas sobre Barcelona
el 11 de septiembre de 1714

Asalto final de las tropas borbónicas sobre Barcelona el 11 de septiembre de 1714

La Capitulación que, el 18 de septiembre de 1714, firmaron el conde de Montemar y Manuel Desvalls, constaba de 23 clausulas que regulaban la entrega de la fortaleza y la salida de sus defensores. No se consideró una acta de rendición incondicional, sino un acuerdo que salvó la fortaleza y la villa del asalto final, garantizó la vida y los bienes de sus habitantes y estableció un indulto y perdón general a todos los militares que la habían defendido. Los oficiales que quedaron dentro de la capitulación fueron:

Manuel Desvalls y de Vergós, coronel de infantería; Antonio Desvalls y de Vergós, Marqués del Poal, coronel del Regimiento de San Jaime; José Moragues, general de batalla; Ermengol Amill, coronel del Regimiento de Fusileros de San Ramón de Peñafort, Pedro Bricfeus, coronel de infantería; Francisco Busquets Mitjans, coronel de fusilería; Juan Vilar Ferrer, coronel de fusilería; Ramón de Rialp Safont, teniente coronel del Regimiento de Santiago; Martirià Massegur, coronel de fusilería; Segimon Torres, coronel de fusilería; Antonio Llirós, coronel de fusilería, Jaume Molins, coronel de fusilería.

De todos ellos sólo José Moragues perdió la vida. Acabada la guerra se retiró con su familia a sus posesiones de Sort, donde se mantiene alejado de la política. Al cabo de poco tiempo es reclamado por el capitán general en Barcelona, donde se le requisa toda la documentación y se le pone bajo vigilancia. Detenido el 27 de mayo de 1715, cuando intentaba huir a Mallorca, fue juzgado, torturado y ejecutado el 27 de mayo de 1715. En el patíbulo fue degollado, decapitado y descuartizado. Su cabeza, como escarnio, la expusieron en una jaula de hierro que se colgó en la Puerta del Mar de la muralla de Barcelona, con una inscripción que decía «José Moragues, por haber cometido el crimen de una rebelión contumaz, haber abusado dos veces de la clemencia real, finalmente, la tercera vez, fue preso y ejecutado por la justicia». A pesar de los ruegos de su viuda, Cecilia Regás, la jaula permaneció allí doce años.

Por lo que se refiera a las Capitulaciones, la única petición que les negaron fue la tercera «el gobernador, oficiales, soldados y demás comprehendidos en el precedente capítulo deben salir con todos los honores militares y con sus armas balas en boca, tambor batiente, cuerda encendida y quince tiros por cada boca de fuego». Se firmaron dos ejemplares. Uno en castellano, conservado en el Archivo de Simancas, legajo 3.787, sección Guerra Antigua. La versión catalana se la llevó Manuel Desvalls a Italia y Austria. En este último país la transcribió en sus Narraciones Históricas Francisco de Castellví. El manuscrito regresó a Cataluña el año 1732, gracias a Francisco Desvalls Alegre, hijo del marqués de Poal, conservado hasta la actualidad en el archivo de esta familia, siendo Juan Manuel Desvalls Maristany el VI marqués de Poal.

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