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Superviviente del bombardeo de Varsovia, fotografiada por Julien Bryan

Así se defendió Varsovia en 1939: «Los polacos saben sobradamente luchar ante un enemigo poderoso»

Polonia quedó atrapada entre los alemanes y los soviéticos. Ni los británicos ni los franceses acudieron en su ayuda. Las garantías de defensa han quedado en papel mojado. La ciudad estaba siendo devastada

El asedio de Varsovia duró tres semanas. Entre el 8 y el 28 de septiembre de 1939, la capital de la República Polaca libró una lucha heroica y dramática contra un enemigo muy superior en número y tecnología. Todo había comenzado el día primero de aquel mes con la invasión del país por cinco ejércitos alemanes. El día 17 los soviéticos habían atacado a Polonia desde el este. Entre los dos países signatarios del Tratado de No Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas estaban triturando a Polonia. Hoy sabemos que, en virtud del protocolo secreto anexo al tratado, los nazis y los comunistas habían acordado repartírsela.

Desde el comienzo de la invasión, la capital sufrió espantosos bombardeos de la Luftwaffe. No solo atacaron instalaciones de interés militar como el aeropuerto o los aeródromos de uso militar, sino objetivos claramente civiles como las conducciones de agua, los hospitales, los colegios y los mercados. La capital se defendió con baterías antiaéreas y con los efectivos de la fuerza aérea polaca. Varsovia oponía 54 aviones a los 1.200 con que contaban los invasores.

El día 8 las primeras unidades alemanas llegaron a los suburbios del suroeste de la ciudad. En Wola, donde hoy se alzan los rascacielos más altos de la ciudad, se libraron los primeros combates. Las autoridades polacas habían convertido la capital en plaza fuerte. Varsovia se disponía a resistir. Aquí es donde el pueblo de Varsovia entra en la historia.

El centro de Varsovia, en llamas tras un bombardeo de la Luftwaffe

Aquella defensa fue numantina, heroica y grandiosa. A los 174.000 hombres que Alemania había llevado a las puertas de la ciudad, opusieron los polacos unos 125.000 soldados y miles de voluntarios. Al frente del gobierno civil de Varsovia estaba su alcalde: Stefan Bronisław Starzyński (1893-1939). La defensa la dirigía el general Walerian Czuma (1890-1962) Me pongo en pie para decir sus nombres.

Czuma dispone de 64 piezas de artillería y 33 carros de combate. Los invasores han llevado a Varsovia 1.000 cañones y 1.200 tanques. Aun así, la capital pelea. La fortaleza de Modlin es un bastión que impide el avance a los alemanes. Alberga la batería antiaérea que más aviones enemigos ha derribado. Los invasores le tiran todo lo que tienen: bombas explosivas, bombas incendiarias, metralla… Modlin resiste hasta el 29 de septiembre cuando la capital, rodeada ya, ha caído.

Los alemanes inician el asalto final el 23 de septiembre. Los varsovianos los rechazan. Contra toda esperanza, contra todo pronóstico después de 22 días de bombardeos, los polacos les impiden el avance. Mientras los alemanes cañonean la ciudad, los polacos pelean calle a calle, plaza a plaza. El 25 de septiembre envían 1.200 aviones a arrasar la ciudad. Todo arde. Todo se derrumba. Aun así, Varsovia no se rinde. Desde el comienzo, la radio polaca ha estado emitiendo La Polonesa n º 1 en la mayor, Op. 40 «militar» de Chopin (1810-1839). La música sigue sonando bajo las bombas.

España cuenta con un testigo de excepción: Casimiro Granzow y de la Cerda (1895-1968), duque de Parcent y cónsul honorario de España: «Varsovia se defiende y se defenderá hasta el último cartucho. Las amenazas alemanas no pueden variar en nada la situación. Todo el mundo comienza a participar en la lucha. En el sufrimiento, todos son iguales, pero nadie habla de ello. Los polacos saben sobradamente luchar, únicamente con sus propias y escasas fuerzas, ante un enemigo poderoso» (El drama de Varsovia (1939-1944), Espasa, 2020, reedición de su libro de 1946).

Refugiados civiles en Varsovia

En la ciudad ya falta de todo: alimentos, medicinas, agua y municiones. Polonia está atrapada entre los alemanes y los soviéticos. Ni los británicos ni los franceses han acudido en su ayuda. Las garantías de defensa han quedado en papel mojado. La ciudad está devastada. El bombardeo del día 25 pasa a la historia como el «Lunes Negro». Las autoridades polacas inician conversaciones de paz. Se acuerda un alto el fuego para el día 27. Parte de las tropas quieren continuar luchando y es preciso que el mismo general Czuma hable con sus hombres. Varsovia no ha muerto, pero en la radio suena ahora el Requiem de Chopin.

El día 29 los soldados polacos destruyen o esconden su armamento para que el enemigo no pueda utilizarlo y el día 30 los alemanes los toman prisioneros. Los invasores entran en la capital. No la abandonarán hasta el 17 de enero de 1945 ante el avance soviético.

Sin embargo, aun capturada por el enemigo, Varsovia siguió peleando. La resistencia nunca cesó a pesar de las represalias alemanas. En 1943 se sublevó el gueto. En 1944 la ciudad entera. Después de la guerra, hubo que reconstruirla casi por completo. Los invasores volaron el Palacio Real y destruyeron el Palacio Łazienki no sin antes saquearlo.

La próxima vez que usted pasee por Varsovia mire bien por dónde va. En esas calles pelearon los héroes de 1939.