La historia detrás del reloj más antiguo de Japón: fue fabricado en el siglo XVI y un obsequio de Felipe III
Es «probablemente el único reloj de su época en el mundo con casi todas sus partes internas aún intactas. Es extremadamente raro y valioso», advirtió el jefe del departamento de relojería del Museo Británico
«Me hicieron en Madrid en 1581», reza una inscripción en el reloj mecánico más antiguo de Japón. La historia de cómo llegó este artefacto a ser uno de los objetos personales más queridos del gran shogún Tokugawa Ieyasu —quien había unificado todos los territorios de Japón— es un signo de las primeras relaciones diplomáticas entre España y Japón.
El relato comienza la noche del 30 de septiembre de 1609, cuando un tifón desvío de su ruta (había partido de Manila rumbo a Acapulco) al galeón español San Francisco, lo que provocó que encallase y partiese en dos frente a la costa oriental de Japón, en lo que hoy es la prefectura de Chiba. Tras la fuerte sacudida, el San Francisco acabó hundiéndose con «dos millones de hacienda» que iban a bordo, tal y como recoge en su crónica Rodrigo de Vivero y Velasco, quien regresaba a Nueva España al concluir su mandato como gobernador español de Filipinas.
Sin embargo, él y los más de 300 tripulantes lograron salir con vida gracias a la ayuda de las denominadas ama, las tradicionales buceadoras a pulmón que pescan almejas. Durante nueve meses los habitantes de la zona, entonces una aldea pequeña de apenas 300 habitantes, proporcionaron comidas, ropas y residencia a los españoles «para que recuperasen su salud y después continuar con su viaje de vuelta a Nueva España», detalla el japonés Yutaka Suzuki en un artículo sobre La influencia del Imperio español en Japón durante los siglos XVI-XVI publicado en Revista de Historia.
Antes de retornar sano y salvo a lo que hoy es México, Vivero fue recibido por los legendarios shogunes del clan Tokugawa, que estaban interesados en entablar una posible relación comercial con España: «Rodrigo Vivero después de entrevistarse con el shogun, que proponía intercambios comerciales con España solicitando la concesión de la tecnología para la construcción de buques para la navegación oceánica y también la técnica de tratamiento para la extracción industrial de la plata», detalla Suzuki en su artículo.
Obra del relojero de Felipe II
Una vez llegado a Nueva España, el ex gobernador de Filipinas envió un informe sobre lo ocurrido a Madrid y conmovido por la amabilidad de los japoneses, Felipe III hace mandar un pequeño reloj confeccionado por Hans de Evalo, el relojero de su padre, Felipe II, además de otros regalos a Tokugawa a través de una misión encabezada por Sebastián Vizcaíno, el primer embajador español en el archipiélago asiático.
La misión diplomática llegaría a Japón en 1611 para estrechar lazos con el shogun Tokugawa, además de traer los regalos del rey de España en agradecimiento por lo que habían hecho por los marineros españoles. El gobernador nipón recibió así este reloj que había pertenecido a Felipe II y aunque «el reloj en realidad no servía prácticamente para nada, ya que el sistema horario utilizado en Japón de entonces no coincidía con el horario occidental de modo que el reloj» —según advierte el estudioso japonés en Revista de Historia— el shogun exhibió con mucho cariño esta pieza del siglo XVI en su habitación.
Tras su muerte en 1616, su hijo trasladó el reloj al templo Toshogu, construido en su honor, donde se custodiaría los objetos personales preferidos del gobernador japonés, quedando desapercibido durante mucho tiempo. El autor del ensayo La verdadera España y su falsa imagen en Japón menciona en su artículo que el santuario Toshogu ha sufrido varios robos entre los cuales se expolió el reloj favorito de Tokugawa. «Afortunadamente, el reloj se recuperó gracias a la ignorancia del ladrón» que lo tiró a un basurero por creer que se trataba simplemente «de un reloj antiguo» —de hecho el más antiguo del país asiático—, explica Suzuki.
Tras el incidente, varios empleados de Toshogu se interesaron por el reloj y comenzaron su análisis y estudio para comprobar si era verdadero o falso, llegando a solicitar ayuda al Museo Británico que dispone de expertos en relojes antiguos. Durante su investigación se encontraron con un reloj cuyas piezas «eran todas originales» algo que sorprendió a los expertos, pues «aunque hoy existen modelos parecidos en manos privadas todas están totalmente renovados y no conservan piezas originales de la época», subraya el académico japonés.
En la investigación participó David Thompson, jefe del departamento de relojería del museo de Londres, que dijo sobre este reloj que era «probablemente el único reloj de su época en el mundo con casi todas sus partes internas aún intactas. Es extremadamente raro y valioso». Con motivo del 400º aniversario de la muerte de Tokugawa Ieyasu se fabricaron un número limitado de réplicas de dicho reloj. Una de ellas se encuentra en el Real Monasterio de El Escorial.