Tres décadas resolviendo acertijos para encontrar la 'Lechuza de Oro', un tesoro enterrado en Francia en 1993
Según las reglas del juego, el afortunado que consiguiese encontrar la escultura, valorada en 150.000 podría quedársela
En algún lugar de Francia, escondida durante tres décadas, se hallaba la codiciada Lechuza de Oro, una escultura de este ave en vuelo que había sido ocultada en 1993 como recompensa a la persona que fuese capaz de resolver una serie de acertijos. Tras 31 años de búsquedas y enigmas, el valioso premio ha sido desenterrado, según ha confirmado uno de los organizadores del juego, Michel Becker en un foro de la red social Discord.
«Confirmamos que la réplica de la Lechuza de Oro fue desenterrada durante la noche», anunció Becker el pasado jueves en dicha plataforma con más de de 7.000 participantes en la resolución del rompecabezas. Todos los aspirantes buscaban la ubicación exacta en la que se enterró con la ayuda de once acertijos planteados en un libro titulado En busca de la Lechuza de Oro.
Detrás de esta emocionante yincana estaba el escritor de libros de marketing, Régis Hauser, quien ideó este juego bajo el seudónimo de Max Valentin, para evitar la atención pública e incluso aparecía rara vez en público y siempre se cuidaba de cubrir su rostro.
Una vez resuelto cada una de las adivinanzas, el afortunado que encontrarse el codiciado tesoro podría reclamar una escultura de oro y plata de diez kilos incrustada con diamantes y valorada en 150.000 de euros –que el propio Becker había diseñado– y quedársela
Batallas legales
Esta caza del tesoro que ha intrigado a miles de personas se inspiró en el libro Masquerade, un bestseller de Kit Williams con más de un millón de ejemplares vendidos y que desencadenó –hasta ser encontrado tres años después en un parque de Bedfordshire– una búsqueda nacional de una liebre de oro de 18 quilates con joyas incrustadas, según recuerda el medio inglés The Guardian.
Esta búsqueda, más larga que la de Williams, ha dado lugar a varios procesos judiciales. Por un lado, la lechuza original fue incautada por un liquidador judicial, cuando la editorial que publicó la tercera edición del libro se declaró en bancarrota. Pasaron cuatro años de batalla legal, hasta que Hauser y Becker recuperaron la estatua en 2009, mismo año en el que fallecería el autor de los acertijos.
Tiempo después, el propio diseñador del premio tendría que luchar con los herederos de Hauser en tribunales para obtener el control de la solución de los acertijos, confiada a un notario de París. Finalmente, la familia de Hauser permitió que Becker viera la solución, guardada en un viejo disquete informático, en 2021.