Estas construcciones fueron uno de los mayores logros de ingeniería del Imperio romano. Por ello, el historiador Dionisio de Halicarnaso no duda en decir que para él «en el rango de las tres obras romanas más magníficas en las que aparece mejor la grandeza del Imperio» colocaba en primer lugar los acueductos, seguido de las vías y luego las alcantarillas, «no sólo debido a su utilidad, sino también debido a los gastos que implican», explicaba. El Debate recoge siete de los mejores acueductos que aún se conservan
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