De España a Turquía: siete acueductos romanos que han llegado a nuestros días

Estas construcciones fueron uno de los mayores logros de ingeniería del Imperio romano. Por ello, el historiador Dionisio de Halicarnaso no duda en decir que para él «en el rango de las tres obras romanas más magníficas en las que aparece mejor la grandeza del Imperio» colocaba en primer lugar los acueductos, seguido de las vías y luego las alcantarillas, «no sólo debido a su utilidad, sino también debido a los gastos que implican», explicaba. El Debate recoge siete de los mejores acueductos que aún se conservan

Los siete anfiteatros romanos mejor conservados del mundo (más allá del Coliseo)

Segovia, España

Data del siglo II d.C., y finalizó en el reinado del emperador Trajano. Esta gran obra de ingeniería fue construida con el fin de transportar el agua del río Acebada hasta la ciudad y estuvo en funcionamiento hasta 1973. Hasta entonces los habitantes de Segovia disponían de agua que llegaba de la sierra de Guadarrama y que recorría más de 15 kilómetros hasta llegar a la ciudad. La obra de casi 30 metros de altura cuenta con 167 arcos y se encuentra en un estado de conservación excelente. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985.

Nimes, Francia

Además de ser uno de los mejor conservados del mundo, Pont du Gard es considerado como el acueducto romano más alto del mundo con 49 metros de altura. Se levantó en el siglo I d.C. y abasteció durante cinco siglos de grandes cantidades de agua a presión a la ciudad de Nimes lo que fue clave para llevar a cabo un gran proyecto urbano en el que se construirían fuentes, termas o redes de alcantarillado. Desde 1985 está incluido dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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Roma, Italia

Situado en la capital del gran Imperio Aqua Claudia fue una de las construcciones más grandes de la ciudad. Su construcción comenzó en tiempos de Calígula, en el año 38 d.C. y terminó en el año 52 bajo el reinado de Claudio. Además, se tiene constancia de que cinco años antes de su finalización estaba ya activo debido a la gran necesidad de abastecimiento de agua que tenía Roma.

Tarragona, España

Construido en el siglo primero antes de Cristo por Augusto, el acueducto de les Ferreres, conocido popularmente como Puente del Diablo, llegó a suministrar agua desde el río Francolí a la ciudad de Tarraco (Tarragona), recorriendo una distancia de 25 kilómetros. Continuó en uso hasta bien entrado el siglo XVIII.

Aspendos, Turquía

En la ciudad greco-romana de Aspendos, a unos 45 kilómetros al este de la actual ciudad de Antalya donde aún se conservan restos del acueducto. Aunque no se conserva en su totalidad, sí permanece en buen estado un sifón invertido lo que le convierte en una obra única. Esta construcción data del siglo IV y transportaba agua desde las colinas del norte hasta la ciudad a lo largo de 19 km.

Mérida, España

Emérita Augusta, fundada por el emperador Octavio Augusto, fue una de las ciudades más importantes de toda Hispania. En la actualidad, su conjunto arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 y entre los monumentos de interés históricos se encuentra el acueducto de Los Milagros. El caput aquae o punto de captación de agua se situaba en el embalse de Proserpina, desde donde nacía una conducción por cañería que serpenteaba a lo largo de 10 u 11 kilómetros. Hoy siguen en pie 73 pilares.

Zaghouan, Túnez

Con un total de 132 kilómetros, de los cuales 17 eran en arquería, conectaba Cartago con las fuentes de la región Zaghouan. Además, Adriano decidió construir el Templo de las Aguas para abastecer de agua el acueducto. Fue restaurado en el siglo XIX.