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El actor Maximilian Schell interpretando a Eduard Roschmann en la película Odessa basada en la novela de Frederick Forsyth

Picotazos de historia

Cómo una novela de éxito mundial logró localizar a un criminal de guerra nazi

Acusado de matar a 40.000 judíos, Eduard Roschmann, el «carnicero de Riga», consiguió huir tras la Segunda Guerra Mundial a Argentina, donde se ocultó bajo el nombre falso de Federico Wegener

A finales de verano de 1970, un periodista en paro estaba intentando vender una novela que había escrito durante ese año. El argumento de la novela trataba sobre la preparación e intento de ejecución de un atentado contra la vida del dirigente francés Charles de Gaulle. Hasta el momento el manuscrito había sido rechazado por todos las editoriales.

De vuelta a la vida social londinense, por una casualidad del destino, le fue presentado en una fiesta Harold Harris, quien era director del grupo de publicaciones Hutchinson. A los pocos días el periodista se presentó, por toda la cara, en el despacho del director —se presentó a la secretaria como amigo personal, no como postulante— con una sinopsis de tres páginas sobre la novela. Salió del despacho con un acuerdo de publicación de la novela escrita y otro para la publicación de dos novelas más. El autor se llamaba Frederick Forsyth y esa primera novela se publicaría en España con el título de Chacal. Fue un éxito mundial.

Eduard Roschmann

Forsyth decidió que en la segunda novela hablaría de las hermandades de ayuda a los nazis, en especial de una denominada Odessa (Organización de Antiguos Miembros de la SS). Lo primero que hizo fue reunirse con el barón Russell de Liverpool, quien había sido fiscal general adjunto de los ejércitos británicos del Rin y, por lo tanto, uno de los principales asesores jurídicos durante los juicios de Nuremberg.

Después de muchas horas de conversación con el jubilado letrado, y agotada esa fuente de información, Russell le recomendó que se entrevistara con un buscador de nazis que había fundado un Centro de Documentación Judía en la ciudad austriaca de Linz. El nombre del individuo era Simon Wiesenthal y era un superviviente del campo de exterminio de Mauthausen.

Identificación argentina falsa expedida a Roschmann a nombre de «Federico Wegener»

Forsyth pudo reunirse con Wiesenthal en 1971. El escritor preguntó al cazador de nazis cómo crearía al personaje del nazi perseguido en la novela. Wiesenthal se echó a reír y respondió: «¿Por qué inventarlo? Tengo decenas de ellos, auténticos». Rebuscaron entre los expedientes y Forsyth se decantó por un individuo que encajaba con el personaje: alguien real, huido de Alemania, desaparecido en algún lugar de Sudamérica. El elegido era Eduard Roschmann, Hauptsturmführer de las SS y comandante del campo de concentración de Kaiserwald, en Letonia. Después del éxito de la novela Odessa a Roschmann se le llamaría «el carnicero de Riga», sobrenombre de Rudolph Lange, Standartenführer de las SS. Se atribuía a Roschmann la participación directa en la muerte de más de 40.000 personas.

Ya con todos estos cabos y la investigación hecha, Forsyth escribió la novela entre finales del verano y otoño de 1971. El manuscrito original, ya una vez terminado y revisado, se lo entregó personalmente a Harold Harris.

Soldados del 21.º Batallón de Policía de Letonia reúnen a un grupo de judíos en la playa cerca de Liepaja para su ejecución

La novela fue otro éxito internacional, en 1974 se estrenaría la película protagonizada por Jon Voight y Maximilian Schell. Un día de verano del año 1975, en uno de los barrios periféricos de Buenos Aires, un ciudadano normal vuelve a casa. Ha estado viendo la película de Odessa y le ha dado por pensar si el nazi del filme no tendrá algo que ver con un alemán que conoce y que vive cerca de su casa, con el mismo apellido. Roschmann fue denunciado por el vecino.

Resultó que había entrado en el país con el nombre de Federico Wegener y, tras conseguir la nacionalidad argentina, hacía poco que había recuperado su verdadero apellido. La noticia, muy breve, fue comunicada por la embajada de Alemania en Argentina. Resultó que había una orden de arresto dictada por un tribunal de Hamburgo (República Federal de Alemania) que estaba en vigor y por este motivo, en el mes de octubre de 1976, la embajada presentó oficialmente una solicitud de extradición. Iniciado el lento proceso burocrático, la cancillería ratificó la solicitud ante el propio gobierno de la nación, lo que aceleró el movimiento de los tribunales argentinos.

Roschmann venteó el peligro y decidió que había llegado el momento de cambiar de aires —por motivos de salud— desapareciendo discretamente. El 7 de julio bajó de un autobús en Asunción, capital de Paraguay, un sudoroso Roschmann. El 26 de julio la dueña de la pensión Ríos, en la Avenida Iturbe, fue despertada por uno de sus inquilinos. Al parecer, el alemán que estaba allí alojado, un individuo misterioso que nada contaba de su vida, acababa de sufrir un infarto. Roschmann murió en Asunción el 10 de agosto de 1977, en la pensión Ríos, a las 0:45 horas de la madrugada a consecuencias de un segundo infarto masivo. Imagino que maldiciendo al escritor inglés.