Pashtunwalli, el código de conducta milenario que salvó la vida de un Navy Seal en Afganistán

En el año 2013 el director de cine Peter Berg dirigió una película protagonizada por el actor norteamericano Mark Wahlberg y que se tituló en la cartelera española como El único superviviente. La película se basaba en el libro del mismo título que narraba el fracaso de una operación de contrainsurgencia realizada en Afganistán, en junio de 2005, por una unidad de operaciones especiales de EE. UU.

El único superviviente de la operación fue el Navy Seal (unidad de operaciones especiales de la Armada de EE. UU.) Marcus Luttrell gracias a un código de conducta milenario cuyo cumplimiento imprime identidad dentro del pueblo pastún. Un pastún (o pathán) puede serlo racialmente, pero no en esencia si no participa de la comunidad abrazando el Pashtunwalli, que es como se denomina su código de conducta.

El verdadero pastún (o pathán) debe interiorizar los preceptos del pashtunwalli y guiarse por él. Este código tiene su asiento en dos principios básicos: la hospitalidad (Memestia en su lengua) y la venganza (Badal). Sobre este último punto, Winston Churchill afirmó sobre los afganos: «Toda familia cultiva su venganza, cada clan su odio de sangre. Nada se olvida y pocas deudas quedan impagadas».

A la Memestia y el Badal se le añadirá otro que emana de la propia Memestia y que es el Nanawate o derecho de asilo. Así la Memestia obliga a dar hospitalidad y mostrar respeto, sin importar origen, religión o posición social del huésped. Todos ellos son joyas invaluables que reposaran sobre el cojín de la hospitalidad a la que está obligado el dueño de la casa. Esto lleva a la tolerancia.

El Nanawate obliga a todo pastún a proteger al huésped, incluso cuando este sea perseguido por la ley, hasta que su caso no sea aclarado y juzgado. Es en el cumplimiento de este precepto del Pashtunwalli que un poblado pastún combatió contra un grupo de tropas talibanes que estaba dando caza al contramaestre de los Navy Seal Marcus Luttrell, tras el fracaso de la operación Red Wings (Alas Rojas en inglés).

Los valores del Pashtunwalli

El Pashtunwalli defiende o promueve otros valores o principios, todos ellos interconectados entre sí y que dan lugar al código. Así tenemos el Pat y el Wyar , el respeto y el orgullo, un sentido sobre la persona parecido al de la dignitas de los romanos. Refleja un valor de la propia dignidad personal, alejado del falso orgullo, que debe hacerse valer ante todos y que nos indica que es digno y que no en la actuación de la persona.

Luego está el mostrar respeto y seguir la fe musulmana (Groh). La equidad en el arbitrio de la justicia (Jergá). Valentía (Túra) que debe mostrar el verdadero pastún, en especial en la defensa de su tierra, su patria, su familia y sus huéspedes. La Wapa, que es la lealtad a los suyos y a sus amigos. La Hewad, que es el sentido del patriotismo.

El deber y la obligación de defender a su país, a su pueblo y sus costumbres. El Namús es la obligación que todo varón tiene de proteger de todo mal y falta de respeto a las mujeres. El Nang, es el deber que todo buen pastún tiene de proteger a los más débiles. Y es que cuando el islamismo choca contra el Pashtunwalli será este último el que prime.

Varios de los valores arriba mencionados dimanan o se agrupan, de una manera u otra, en el concepto de Merana. Esta noción aglutina los valores de hombría y caballerosidad y se orientan a la creación de un código de conducta personal destinado a la mejora del individuo, lo que se reflejara en el resto de la sociedad pastún.

Al estudiar historia aprendes a identificar y comprender los anhelos y motivaciones de cada generación en su tiempo y sociedad. Por ello me asombra con que facilidad encajan en el Pashtunwalli los conceptos españoles de «Honor, Honra y Fama» de los siglos XVI y XVII. Muy distintos cada uno y por ello en absoluto sinónimos. Como distintos son los que buscan mejorar de los que buscan ser mejores.