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Hudson en el bosque (circa 1628 -30) de Daniël Mijtens

Picotazos de historia

Jeffrey Hudson, el enano de la esposa de Carlos I de Inglaterra

El niño fue instalado en el palacio de Denmark House, donde la reina había establecido su corte. Allí recibiría una educación refinada y cortesana, como correspondía a un miembro destacado de la corte

Hijo de un boyero al servicio de George Villier, primer duque de Buckingham y acompañante del Príncipe de Gales en su famosa visita a la corte de Madrid, nació Jeffrey Hudson (1619-1682). Desde muy temprana edad dio muestra de algún tipo de problema relacionado con el desarrollo. Y es que Jeffrey demostró ser un raro fenómeno ya que estaba perfectamente proporcionado, no mostraba problema alguno de coordinación y, sin embargo, era de tamaño diminuto.

Así como el comúnmente denominado enanismo tiene su origen en una displasia (células anormales en un tejido u órgano) o una acondroplasia (trastorno del crecimiento de los huesos), estos casos que dan lugar a homúnculos (hombrecillos desproporcionados) suelen provenir a consecuencia de un mal funcionamiento de la glándula hipófisis, que es aquella que produce la hormona del crecimiento. Pero volvamos al tema del joven Jeffrey, si les parece a ustedes bien.

El niño, de tierna edad, fue presentado a la duquesa de Buckingham, quien se entusiasmo con el chaval. Se tiene documentado su ingreso en la casa desde el año de 1626. Precisamente ese mismo año los duques dieron un gran banquete con motivo de la boda de Carlos I de Inglaterra con la reina Enriqueta María de Francia y su, aún, más reciente coronación como monarca de Inglaterra. Jeffrey sorprendió a la reina al surgir del interior de un enorme pastel. Habían vestido al niño con una armadura en miniatura. Tenía siete años y media 43 centímetros de altura.

Grabado de Jeffrey Hudson, enano de la reina de Inglaterra Enriqueta María de Francia

La reina se mostró enloquecida con Jeffrey. Los Buckingham, cortesanos al fin y al cabo, se lo ofrecieron como regalo. De esta manera Jeffrey entró al servicio de la reina. El niño fue instalado en el palacio de Denmark House, donde la reina había establecido su corte. Allí recibiría una educación refinada y cortesana, como correspondía a un miembro destacado de la corte. Durante ese tiempo, y hasta los 30 años de edad, apenas creció por lo que fue elemento principal en las diversiones de la corte. Fue retratado numerosas veces, bien solo bien acompañando a su señora, pero siempre elegantemente vestido.

A los diez años participó en su primera misión diplomática. Partió con destino a Francia y causó admiración y asombro en la corte francesa. Este tipo de viajes los realizará varias veces ya que era una manera de distraer la atención la corte extranjera mientras se arreglaban negocios de manera más discreta. El año de 1640 marcará el cambio de relación entre el rey Carlos I y el Parlamento inglés. Dos años después esta tensión estallaría en abierto conflicto.

Jeffrey fue nombrado capitán de caballería por la reina, algo que la señora concedió como una broma pero que el muchacho ( que medía entonces 60 centímetros de altura) se tomó muy en serio. Dos años después encontramos a Jeffrey acompañando a la reina en su destierro en Francia. Es allí donde mostró un cambio de actitud: dejó muy claro que no estaba dispuesto a tolerar bromas sobre su tamaño.

La reina Enriqueta María con su enano Sir Jeffrey Hudson (1633), de Anton van Dyck

El hermano del barón Croft se burló de él y fue retado a duelo. El muy idiota se presentó al duelo y en vez de pistola empuñó una jeringa ( instrumento que se cargaba de liquido y se usaba para las lavativas). Con toda frialdad, Jeffrey le metió una bala al insolente en medio de la frente. Esto fue un desastre para él. Eran invitados, desterrados aceptando la hospitalidad de un benefactor y los duelos estaban prohibidos en la corte francesa. Jeffrey no tuvo mas remedio que abandonar la corte y el país, ante la seguridad de ser ejecutado.

De vuelta en Londres se sabe que embarcó, ignorándose los motivos que le llevaron a ello. Corría el año de 1644 y no fue bueno para Jeffrey, pues mientras navegaba por el Mediterráneo su barco fue capturado por los piratas berberiscos.

Durante los siguientes 25 años sufriría cautiverio y muchas penalidades pero reaparecerá en Londres en 1669. De sus aventuras sabemos gracias a que el historiador y anticuario inglés James Wright (1643-1713) habló con él y, fruto de esa conversación, sacó un opúsculo relatando su vida. En ese tiempo Jeffrey había crecido hasta alcanzar los 110 centímetros de altura, algo que el pobre hombre achacaba a las no deseadas atenciones de tipo sexual que había recibido durante su cautiverio.

El antiguo cortesano y cautivo solicitó de la corte del rey Carlos II algún tipo de pensión o ayuda en relación con sus servicios prestados a la reina Enriqueta. Existe copia de un documento de pago de una pensión, que le fue abonada en 1681. Un año antes de su muerte.