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Edificios destruidos por la explosión

Picotazos de historia

El desastre de Halifax de 1917, la explosión más potente creada por el ser humano antes de la bomba atómica

1.700 personas murieron instantáneamente a consecuencias de la explosión y más de nueve mil quedaron heridas de diversa consideración

El puerto natural de Halifax, en la península de Nueva Escocia, en la costa atlántica de Canadá, es uno de los grandes puertos naturales, libres de hielo, mayores del mundo y la entrada natural de las mercaderías y mercancías que de todo tipo llegan al Canadá desde Europa.

El estallido de la Primera Guerra Mundial le dio una mayor relevancia estratégica. Dos poblaciones crecían en ambas costas del profundo puerto. En el lado este se encuentra la población y puerto de Dartmouth y enfrente suyo, en la costa oeste, la ciudad y el puerto de Halifax. Ambas ciudades habían sido muy beneficiadas por la locura de la guerra y se calculaba que la población de ambas se cifraba en torno a los 70.000 individuos.

No hay seguridad en ninguna cifra ya que la necesidad de mano de obra debido a la ingente actividad del puerto y de las personas que daban servicios a este habían creado una población flotante (aquellos que no están oficialmente registrados) difícil de calcular.

El barco noruego SS Imo, encalló en el lado de Dartmouth del puerto después de la explosión

El 6 de diciembre de 1917, a las 7:30 horas de la mañana, el carguero noruego SS Imo que transportaba suministros de socorro para Bélgica (una de las acciones del embajador español marques de Villalobar que le hizo merecedor del agradecimiento de la nación belga) navegaba a demasiada velocidad por dentro del puerto. El carguero había sufrido un retraso de dos días y su capitán estaba deseoso de recuperar el tiempo perdido.

Para ello hizo sonar los preceptivos dos silbatos que indicaban al resto de los barcos en el puerto que el Imo no pensaba ceder el paso a nadie. Hubo una colisión. El SS Imo había embestido al carguero francés SS MontBlanc que estaba hasta arriba de explosivos. Su carga era: TNT, ácido pícrico (principal elemento para la producción de explosivos de alta potencia), nitrocelulosa (explosivo conocido como algodón pólvora) así como cientos de barriles de Tolueno y Benzeno. Todo ello inflamable y altamente explosivo.

El carguero SS Mont Blanc en 1899

En circunstancias normales jamás hubieran permitido la entrada en el puerto al SS Mont Blanc con semejante carga, pero estos no eran tiempos normales. Eran tiempos de guerra.

La colisión se produjo a las 08:45 horas y esta provocó un incendio a bordo del Mont Blanc. El fuego podía haber sido controlado pero tanto el capitán como el último grumete de la tripulación salieron echando leches de ese polvorín flotante. A las 09:04 y 35 segundos el fuego, que no tenía a nadie para combatirlo, hizo explotar la carga que llevaba el carguero y el infierno se mostró para todos.

La onda expansiva de la explosión arrasó ambas ciudades. La ola/tsunami, creada por la explosión alcanzó los 18 metros de altura y acabó con una pequeña aldea de población nativa 1.700 personas murieron instantáneamente a consecuencias de la explosión y más de nueve mil quedaron heridas de diversa consideración. En las siguientes semanas cientos de ellas morirían. En kilómetros a la redonda no quedó un solo cristal sano y más de seiscientas personas quedarían ciegas o perderían un ojo a consecuencia de los pequeños cristales y astillas que arrastró la onda expansiva.

Pirocúmulo producido por la explosión

El desastre de Halifax, como sería conocido en adelante, está considerada la explosión más potente creada por el ser humano hasta la bomba atómica. Afortunadamente este horror no solo dejó la imagen del ¡sálvese quien pueda! de la tripulación. Ese día Patrick Vincent Coleman, que trabajaba en el servicio de mensajes y comunicaciones del ferrocarril, estaba en su puesto. Al enterarse de la colisión recordó que en minutos llegaría a la ciudad un tren cargado de pasajeros. Volvió a ocupar su puesto frente al telégrafo y transmitió: «Detengan el tren. Barco con municiones en llamas se dirige al muelle 6 y explotará. Supongo que este es mi último mensaje. Adiós». Este mensaje permitió que se retuviera el tren con destino a Halifax, cargado con más de trescientas personas que no hubieran sobrevivido a la explosión. Coleman fue uno de los muchos muertos que hubo ese día.

Una comisión posterior determinó que tanto el SS Imo como el SS Mont Blanc fueron culpables de errores de navegación. Ninguna parte fue condenada por delito alguno y nadie fue procesado por los sucesos de aquel día. El capitán y la tripulación del SS Mont Blanc sobrevivieron.