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El paso de Khyber

Picotazos de historia

El legendario paso de Khyber: por él desfilaron las tropas persas de Dario I o Alejandro Magno

A lo largo del valle de Peshawar y de la frontera que separa Afganistán de Pakistán, rodeado por secas y ásperas montañas, se encuentra uno de los desfiladeros más famosos del mundo

Las pirámides de Egipto, el Coliseo, el Taj Mahal, Petra, Machu Picchu… todos estos lugares tiene en común, junto con su enorme carga histórica y artística, el hecho de ser elementos característicos, cuando no icónicos, de países y culturas. Dentro de este grupo existe un subgrupo compuesto por lugares con resonancias distintas —más ásperas, más heroicas— y que nos hablan de conflictos largamente olvidados o a punto de serlo.

Aun así esos nombren tañen una cuerda en nuestro interior, haciendo que emitan notas que sentimos vibrar bien dentro. Me refiero a nombres como nuestros Covadonga, Roncesvalles o los más internacionales de: Termópilas, Adrianopolis o el desfiladero de Khyber. Y es de este último lugar del que me gustaría hablarle a ustedes.

Ha visto pasar, a través de sus escarpadas montañas, a las tropas persas de Ciro I y Dario I o a Alejandro Magno y a sus generales

A lo largo del valle de Peshawar y de la frontera que separa Afganistán de Pakistán, rodeado por secas y ásperas montañas, se encuentra uno de los desfiladeros más famosos del mundo. El desfiladero de Khyber, Jaiber o Kiber —pero me gusta más su forma en inglés así que es la que usaré— es un paso o desfiladero de montaña que atraviesa la cadena montañosa de Spin Ghar o Montañas Blancas a lo largo de 54 kilómetros y que tiene una anchura de quince metros en su punto más estrecho. Se trata de un estrangulamiento estratégico que, junto con el paso de Bolán más al sur, suponen los principales pasos de entrada a la India.

Batería de elefantes de artillería pesada del Ejército británico de la India a lo largo del paso de Khyber en Campbellpur, 1895

Parte integrante y fundamental de la legendaria Ruta de la Seda, el paso de Khyber ha visto pasar, a través de sus escarpadas montañas, a las tropas persas de Ciro I y Dario I; a Alejandro Magno y a sus generales (conocidos como los Diádocos, los sucesores) y gobernadores nombrados por estos; a los ejércitos de Asoka el Grande, unificador y primer emperador de la India, de la dinastía Maurya; a Genghis Kan y a sus sucesores; a los descendientes de Tamerlán y a las dinastías mogolas de la India; a Babur el Grande; a la khalsa (comunidad guerrera) del creador del reino Sij, Ranjit Singh Sandhur; al raj británico cuyas tropas atravesaron este paso en lo que llamaban frontera del noroeste y cuyo nombre estaba teñido de emoción que evocaba aventuras y violencia.

El paso montañoso, con una larguísima trayectoria de violencia, siempre ha estado defendido (y disputado) por diversas tribus locales de la etnia pastún. Estas gentes montaraces, sobrias y extremadamente duras frente a las privaciones, defenderán fanáticamente los altos del desfiladero, obligando al pago de un tributo para su tránsito.

Jefes afganos y un oficial político británico posan en el fuerte de Jamrud, en la desembocadura del paso de Khyber, en 1878

Armados con largos y puntiagudos cuchillos, especialmente diseñados para atravesar mallas y armaduras, llamados peshkabz y que los ingleses bautizaron como «cuchillos Khyber», o con los jezail (fusiles de chispa con un cañón muy largo), Kipling nos dejó ejemplos de su fiereza y efectividad. En su poema Aritmética de la Frontera afirma que «las balas vuelan en el desfiladero... dos mil libras de educación son abatidos por un jezail de diez rupias. ¡El orgullo del escuadrón cazado como un conejo!».

El cine también nos ha dejado referencias a este mítico lugar. En 1975 John Huston nos brindó esa delicia titulada El hombre que pudo reinar, en la que Sean Connery y Michael Caine afirmaban que el general Robert «les llamó héroes cuando lo tomaron» durante la segunda guerra afgana de 1878-80. Tenemos la comedia Arriba las faldas (en inglés Carry on up The Khyber) de 1968 y múltiples menciones en películas ambientadas durante el raj británico como Tres lanceros bengalíes, La tumba india o La carga de la brigada ligera.

Actualmente, el desfiladero sigue siendo una ruta comercial y de tránsito, al tiempo que un vital punto estratégico de la frontera entre Pakistán y Afganistán. Las tribus pastún siguen considerando el paso como suyo y lo siguen defendiendo a muerte. Solo han cambiado los viejos jezail por AK-47. Y en cuanto a su efectividad pueden hablar los talibanes, que tocaron las narices a las tribus de Khyber en el año 2009 y tuvieron que salir corriendo, dejando más de cien muertos sobre el terreno.