El gran secreto que encerraba el mapa de Juan de la Cosa
En 1500, Juan de la Cosa cartografió por primera vez América. Su obra se convertiría en el mapa más importante del patrimonio histórico español
Sabido es que el objetivo del viaje que Colón propone a los Reyes Católicos no es otro que el de alcanzar las costas orientales de Asia navegando hacia occidente, para lo cual, el Almirante incluso llegó a falsear las dimensiones del planeta achicándolas con la intención de convencer a los sabios de Salamanca de la viabilidad de su proyecto. Pero que en el camino, se cruzó con nada menos que con todo un continente ignoto, del que se convirtió en su descubridor. Y ello a pesar de que Cristóbal Colón no tuviese intención de semejante hazaña, pues su auténtico anhelo era llegar a las ricas costas del Catay y del Cipango, y no al pobrísimo continente al que, sin embargo, llegó.
Cuando se aborda el momento en el que se toma conciencia de que América es, efectivamente, un continente nuevo, y no la China o el Japón, se suele poner como punto inicial de referencia la obra titulada Novus Mundus, del año 1503, supuestamente escrita por Américo Vespuccio, y el Universalis Cosmographiae, del año 1507, en la que su autor, el cartógrafo lorenés Martin Waldsemüller, dibuja por primera vez América con los dos mares que la rodean.
Y eso que los contornos del mar Pacífico, al que ni siquiera da nombre, aún no los conoce. Por lo que resuelve la cuestión trazando una mera línea recta que separa América de sus aguas, dando así prueba de conocer a ciencia cierta que se trata de un continente nuevo, y no, en modo alguno, de las costas orientales de Asia. Un continente al que da el nombre de América porque, como él mismo explica, «no veo nada que nos impida llamarla, razonablemente, tierra de Américo, por el nombre de su genial descubridor, o simplemente América».
Waldsemüller no era un enemigo de España, ni tampoco una persona ignorante o malintencionada: un año después, mejor informado de los detalles del descubrimiento, elabora un nuevo mapa que publicará en 1513, el llamado Terre Nove, dedicado exclusivamente a América, y en él, llama al nuevo continente Terra Incognita, con una nota aclaratoria en la que afirma que «esta tierra y las islas adyacentes fueron descubiertas por el genovés Colón, por mandato del rey de Castilla», omitiendo ya toda mención a Vespuccio… Pero el mal está hecho, y el continente no perderá ya jamás el nombre que le diera Waldsemüller en 1507: América.
El primer mapa en el que se dibuja América
La pretensión de este artículo no es otra que adelantar la fecha en la que consta que las personas concernidas por la cuestión saben, ya que lo hallado por Colón y los hermanos Pinzones es un continente nuevo, y no las costas orientales de Asia.
Desde este punto de vista, no se puede ignorar la llamada Junta de Navegantes de Toro, producida en el año 1505, anterior, pues, en dos años, al mapa de Waldsemüller, y que, presidida por el mismísimo rey Fernando el Católico, debate el modo en que superar dichas tierras para continuar la derrota hasta lo que es el auténtico objetivo de la aventura española: llegar a la China y las islas de la Especiería.
Por lo tanto, se puede establecer que para 1505, dos años antes del mapa de Waldsemüller, los marinos españoles son perfectamente conscientes de que América es un nuevo mundo, y no Asia. A la Junta de Toro es invitado incluso Cristóbal Colón, que no acude por hallarse ya enfermo, y muy probablemente, también, porque no tenía el menor interés en saber que, por haber descubierto un Nuevo Mundo, —algo en lo que no hallaba el menor prurito—, no había llegado, como pretendía y defendía, a las costas de Asia.
Pero anterior a la Junta de Toro, existe un momento anterior, en nada menos que cinco años, en el que ya se nos informa, aunque sea de manera enigmática, de que América no es Asia, sino un continente nuevo. Y ese momento no es otro que el mapa de Juan de la Cosa.
Juan de la Cosa es un marino que ha participado en los tres primeros viajes de Colón, y que en 1499 se enrola con Alonso de Ojeda en una expedición que va recorrer las costas atlánticas de Colombia, Venezuela y la Guyana Holandesa. El producto de sus exploraciones fue, precisamente, lo que registró en el mapa que va a confeccionar en el año 1500 y que, expuesto en el Museo Naval de Madrid es, como se sabe, el primero en el que se dibuja América, aunque no todavía como continente autónomo, pues no incluye en él, como sí hará Martin Walsemüller, el Mar Pacífico.
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Y ahora la pregunta: ¿Qué opinaba De La Cosa sobre la cuestión del Nuevo Mundo en tiempos tan tempranos como ese año 1500 en el que realiza su famoso mapa? ¿Sabía ya que se hallaba ante un continente nuevo, o creía —como Colón—, haber llegado a las costas orientales de Asia?
Pues bien, el marino santoñés nos va a dar su opinión de las cosas. Lo va a hacer de un modo críptico, eso sí, él era cartógrafo, no escritor… pero lo va a hacer. Y lo hizo en su propio mapa, donde describe el lugar más meridional en el que toca la expedición de Ojeda que le va a permitir realizar las mediciones con las que confecciona su mapa. Le sobra aún un pequeño trozo de vitela en el que dibujar, aunque tenga que dibujar en él lugares y cosas que no ha visto. Y tiene que tomar una decisión: ¿prolonga la línea de tierra hasta llegar al borde de la vitela, o, por el contrario, dibuja en su lugar una lengua de agua, como si se tratara del paso hacia un hipotético mar que debería conducir a las costas orientales de Asia?
Y De La Cosa optó, pronunciándose por lo segundo, y dejándonos así, perfectamente explicada su opinión sobre la cuestión del Nuevo Mundo.
El paso marítimo que De La Cosa dibujó en la parte inferior de su famoso mapa no existe, o dicho de otra manera: existir, existe, pero miles de kilómetros al sur. Es el estrecho de Magallanes. Pero dibujándolo tan pronto como 1500, de manera tan críptica en el mapa que constituye su gran aportación a la Historia, nos revela con toda claridad su opinión sobre el dilema: «Señores, —parece decirnos— aquí ha de haber un paso marítimo, porque esto que yo estoy viendo y explorando, no es Asia, sino un Nuevo Mundo».