Fundado en 1910
Rudolf Höß ante el Tribunal Supremo Nacional

Rudolf Höss ante el Tribunal Supremo Nacional

Rudolf Höss, el oficial de la SS que veía el Holocausto como un trabajo burocrático

«Matar a la gente no era un problema. Podíamos eliminar a dos mil por hora, pero la cremación era más lenta y trabajosa. Ese inconveniente nunca lo pudimos resolver», relató el criminal nazi

Rudolf Höss, apodado el «animal de Auschwitz» encarna la banalidad del mal de la que escribió Hannah Arendt. Esto ocurre cuando las matanzas se convierten en procesos burocráticos ausentes de ética y moral por parte de los ejecutores, que viven aislados en una especie de burbuja, como deja ver también La zona de interés, una película nominada al Óscar y que cuenta el Holocausto desde la perspectiva de los verdugos como Rudolf Höss. Más allá de la gran pantalla, conocer su historia es útil para poner cara al horror que supuso el exterminio judío por parte de los nazis. Aunque cabe preguntarse ¿Cómo se convierte un ciudadano alemán del montón en uno de los líderes del Holocausto?

Tras la contienda cambió su religión por la fe ciega en los ideales que defendía Hitler

El perfil de Höss en su juventud fue el de tantos otros alemanes de la época, nació en noviembre 1901 en Baden-Baden, en una familia católica, combatió en la Primera Guerra Mundial como soldado a los 17 años, y tras la contienda cambió su religión por la fe ciega en los ideales que defendía Hitler. Se involucró a partir de 1920 en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y formó parte de grupos paramilitares como el Freikorps durante la República de Weimar.

En 1934 ingresó en las SS, lo que supuso un paso decisivo para convertirse en uno de los rostros más oscuros del nazismo. Los ascensos se sucedieron hasta que en 1940, Höss fue designado comandante de un nuevo campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau, que en realidad era un campo de concentración. Bajo su mando, el campo se trasformó en una eficiente máquina de extermino de «indeseables» para el Tercer Reich. Según estimaciones, en torno a 1,1 millones de personas fueron asesinadas en Auschwitz, la gran mayoría judíos, pero también prisioneros de guerra, gitanos y otros colectivos.

Herramientas de exterminio

Höss supervisó las mejoras en los métodos de ejecución de los prisioneros. Para completar la «Solución final» se perfeccionó el sistema de asesinato masivo con la introducción del gas Zyklon B. Era, según defendió el oficial nazi, una cuestión de eficiencia y veía el asesinato de millones de judíos como una «tarea logística», según recoge su declaración en los juicios de Nuremberg. En más, en sus memorias, que escribió durante su encarcelamiento tras la guerra, describió su papel en el Holocausto como «un deber que cumplí porque así me lo ordenaron».

No fue el único que dijo que cumplía órdenes, pero algunos lo hicieron para intentar reducir su condena, él lo creía de verdad. Höss pensaba que era parte de su trabajo administrativo, como si fuera un funcionario, sin plantearse las consecuencias morales de sus actos.

Richard Baer (comandante de Auschwitz), Josef Mengele y Rudolf Höss (anterior comandante de Auschwitz).1944, foto de Karl Hocker

Richard Baer (comandante de Auschwitz), Josef Mengele y Rudolf Höss (anterior comandante de Auschwitz).1944, foto de Karl Hocker

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, muchos alemanes de la SS y de otros miembros del partido nazi huyeron para intentar salvarse de la cárcel o la condena a muerte que previsiblemente les esperaba. Höss fue uno de ellos, aunque no fue muy lejos. Se ocultó con una identidad falsa haciéndose pasar por un jornalero en el norte de Alemania.

Logró pasar desapercibido, pero en 1946 fue detenido por el Equipo de Investigación de Crímenes de Guerra nº 1. Según los testimonios de los oficiales, durante su detención Höss no mostró nerviosismo, permaneció imperturbable. El antiguo comandante nazi fue enviado a los juicios de Nuremberg, donde declaró que él solo cumplía las órdenes. Durante el proceso admitió los crímenes de los que se le acusaba, aunque reconoció que nunca había matado a nadie con sus propias manos.

El comandante del campo y criminal de guerra Rudolf Hoess caminando hacia su horca junto al crematorio en el campo de exterminio nazi alemán de Auschwitz Stammlager en Polonia

El comandante del campo y criminal de guerra Rudolf Hoess caminando hacia su horca junto al crematorio en el campo de exterminio nazi alemán de Auschwitz Stammlager en Polonia

Tras su comparecencia fue trasladado a Polonia, donde fue juzgado por el Tribunal Nacional Supremo. En sus comparecencias proporcionó detalles sobre cómo funcionaba el campo de Auschwitz, cómo ejecutan a los prisioneros y algunas cifras sobre el exterminio: «matar a la gente no era un problema. Podíamos eliminar a dos mil por hora, pero la cremación era más lenta y trabajosa. Ese inconveniente nunca lo pudimos resolver», relató. No mostró arrepentimiento. Höss fue condenado a muerte y la sentencia se cumplió en abril de 1947. Su ejecución se realizó en una horca del campo de concentración de Auschwitz junto a una de las cámaras de gas y próxima a la casa en la que vivió con su familia.

2
comentarios
tracking