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Las mujeres más poderosas de la Historia

Emperatrices y reinas. Estas mujeres no solo consiguieron influir en la Historia, sino que, además, concentraron un gran poder demostrando ser grandes líderes y estrategas. Desde Cleopatra a Leonor de Aquitania, pasando por Juana de Austria a la emperatriz Cixi. El Debate recoge las historias de diez mujeres cuyo poder e influencia destacaron en su contexto específico

Sarah Durwin
Sarah Durwin

Madrid Actualizada 04:30

Busto de Nefertiti localizado en el Museo de Neues en Berlín

Nefertiti

Conocida por su gran belleza –su nombre se puede traducir como «la bella ha llegado»– y por su importante papel político y religioso, Nefertiti se convirtió en una de las faraonas más poderosas tras la reforma religiosa que realizó su esposo Akenatón: los faraones dejaban de ser meros representantes de las deidades antiguas y pasaban a ser, ellos mismos, la encarnación de la divinidad en el plano terrenal.

Busto de Nefertiti localizado en el Museo de Neues, en Berlín

El encuentro de Antonio y Cleopatra (1885), de Lawrence Alma-Tadema

Cleopatra

El cine, la literatura y los artistas no han dejado de recrear la vida de Cleopatra, una mujer culta, inteligente, atractiva, valiente y una de las más poderosas de su tiempo. Gobernó el antiguo Egipto entre el año 51 al 30 a.C. intentando devolver la estabilidad y el esplendor a un país muy castigado por las revueltas, la corrupción y el descontento social. Más allá de sus amoríos, Cleopatra fue una astuta líder política que supo mantenerse en el poder gracias a las alianzas con Roma. Sería la última reina de la dinastía ptolemaica.

El encuentro de Antonio y Cleopatra (1885), de Lawrence Alma-Tadema

La Emperatriz Teodora en el Coliseo, pintura de Jean-Joseph Benjamin-Constant

Emperatriz Teodora

Teodora reinó como emperatriz del Imperio bizantino desde 527 hasta el 548, año de su muerte. A pesar de su origen humilde se casaría con Justiniano I y juntos gobernarían en una época de esplendor en la historia bizantina. Asumió las responsabilidades del gobierno imperial, no solo aconsejando a Justiniano, sino implicándose directamente en los asuntos de Estado. Aunque fue duramente criticada por sus contemporáneos y descrita como una emperatriz «sin escrúpulos e inmoral», Teodora se convirtió en una de las mujeres más poderosas jamás vistas en Bizancio.

La Emperatriz Teodora en el Coliseo, pintura de Jean-Joseph Benjamin-Constant

Leonor de Aquitania pintura de Frederick Sandys

Leonor de Aquitania

Muchos historiadores la consideran la «abuela de Europa». Leonor fue duquesa del territorio más vasto del siglo XII, reinó en dos ocasiones y sería la primera mujer en embarcarse en una Cruzada. También fue mecenas de músicos, poetas y trovadores que dieron forma a una corte en la que ensalzaban las historias de caballeros y el amor cortés. Con una educación excepcional y su férrea voluntad se convirtió en la mujer más poderosa de la política y la cultura de Occidente durante el siglo XII.

Leonor de Aquitania, pintura de Frederick Sandys

Retrato de Isabel la Católica

Isabel la Católica

Reina, madre, católica y esposa; Isabel la Católica es, probablemente, la Reina más importante de la modernidad y ejemplo de mujer en todas sus facetas. Sus dotes de gobierno la convirtieron en una de las mujeres más influyentes de la historia consiguiendo «en poco menos de diez años, convertir un país ruinoso en un Estado floreciente capaz de competir con la poderosísima Francia», consideró Alberto Calvo, historiador y autor de Castilla en llamas. Lucha por el trono: la increíble historia del ascenso de Isabel la Católica (Pinolia) en una entrevista. Es más, para Calvo «el mayor logro de la reina Isabel no fue descubrir América o tomar Granada, sino convertir una corona de Castilla destruida en la potencia hegemónica mundial».

Juana de Austria

Juana de Austria

Su papel en la realeza no se limitó a dar herederos y crear lazos con otros reinos, sino que, además de ser nieta, hija, madre y hermana de reyes; llegó a tener mucho poder y responsabilidades políticas donde demostró sus dotes para dirigir con sabiduría y tomar decisiones estratégicas, así como cultivar alianzas y garantizar la estabilidad en la corte española. Además, según destacó el historiador Melquíades Prieto, Juana de Austria tiene una singularidad que «posiblemente nadie haya podido repetir todavía»: es la única mujer jesuita de la historia.

Reina de Inglaterra e Irlanda

Isabel I de Inglaterra

Apodada como la «Reina Virgen», Isabel I de Inglaterra acumuló un gran poder y su reinado uno de los más largos de la Corona británica con 44 años de duración en los que reafirmó a Inglaterra como potencia política y económica, además de propiciar un gran desarrollo cultural que vivió su siglo de oro en las artes y la literatura. Sin embargo, también realizó diferentes estrategias para reforzar sus frágiles derechos dinásticos. Fue una férrea enemiga de Felipe II al que se enfrentó para conseguir su deseo de expandir sus dominios por América y Asia.

Retrato de Catalina la Grande, obra de Alexey Antropov

Catalina la Grande

Catalina II fue emperatriz reinante en Rusia durante 34 años. Le darían el sobrenombre de «la Grande» por una buena razón: bajo su gobierno el país expandió sus dominios ganando terreno en el Báltico y logrando acceso al mar Negro. Con ello, convirtió el imperio ruso en la potencia hegemónica del este de Europa. Su ambición y personalidad la llevaron a convertirse en todo un símbolo del Imperio de los zares y a gobernar en solitario durante más de tres décadas.

Retrato de Catalina la Grande, obra de Alexey Antropov

Reina Victoria de Inglaterra

Victoria de Inglaterra

No estaba destinada a gobernar y, sin embargo, lo hizo durante 63 años en los que convirtió Inglaterra en la primera potencia mundial. En 1897 regía un imperio que abarcaba una cuarta parte de la esfera terrestre.

Emperatriz Regente Cixi (1900)

Emperatriz Regente Cixi

Se convirtió en una de las mujeres más importantes del siglo XIX y responsable de la gobernación de China durante 47 años. Su lema era «zi-quiang», es decir «hacer fuerte a China». Cixi pasó de ser la concubina favorita del emperador Xianfeng a la última emperatriz de la dinastía manchú Qing, que supo gobernar con mano de hierro y no titubeó en eliminar a todo aquel –ya fuese dentro o fuera de la Ciudad Prohibida– que se entrometiese en su camino. Con esa determinación se enfrentó a Japón y a Occidente.

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