La canción infantil que relata los acontecimientos de la batalla más sangrienta del siglo XVIII
El «Mambrú» de la canción no es otro que el aristócrata inglés John Churchill, I duque de Marlborough y uno de los más temidos generales por parte de los franceses
¿Quién no conoce la sintonía e incluso, al menos, parte de la letra, de la canción infantil Mambrú se fue a la guerra? Pero, posiblemente, muchas personas no sabrían responder a preguntas del tipo: ¿Quién era Mambrú y a qué guerra se fue? ¿Por qué un episodio dramático, como la posible muerte de un militar se convirtió en una jovial canción infantil? ¿Se trata de una canción española o extranjera? ¿Se refiere a una guerra, en general, o a una batalla en particular?
Aunque este pudiese parecer un asunto frívolo, estamos hablando de uno de los episodios más terribles, acontecidos en los primeros y torpes andares de un joven siglo XVIII, y más concretamente, de la batalla más sangrienta de todas las que tuvieron lugar en el planeta durante el citado siglo, paradójicamente una batalla muy desconocida para el público español, sobre todo si se tiene en cuenta que se produjo en el marco de una nuestras guerras históricas más desgarradoras, la guerra de sucesión española.
La guerra de sucesión española
El XVIII fue conocido como el siglo de las luces por ser el que alumbró a la ilustración, pero ya advertía uno de sus principales protagonistas, el enciclopedista D´Alembert que «la razón es una luz muy tenue», porque fue también un siglo de guerras devastadoras y de sangrientas revoluciones. Incluso dos de estas guerras se pueden considerar guerras globales, por la cantidad de países implicados en las mismas. Una es la guerra de los Siete Años, que algunos, incluyendo al propio Winston Churchill, consideraban una «primera guerra mundial».
La otra gran guerra del XVIII fue la guerra de sucesión española. Se trató de una guerra civil motivada por la muerte sin herederos de Carlos II, pero en la misma participarán casi todas las grandes potencias europeas, decantándose bien por Felipe, el candidato francés o por Carlos, el candidato austriaco y tuvo lugar en un teatro de operaciones muy amplio, debido a que España, aunque ya no era la potencia hegemónica de los siglos precedentes, seguía manteniendo un gigantesco imperio de ultramar, así como importantes reinos y territorios en Europa occidental. De hecho, la batalla a la que hacía referencia no tuvo lugar en la península ibérica, sino en una localidad fronteriza del actual norte de Francia y sur de Bélgica. Es más, las primeras batallas del conflicto tendrán lugar en territorios de la corona hispana no peninsulares.
Volviendo a la canción y dado que la misma nace a raíz de la sangrienta batalla de Malplaquet, es de origen francés. Esta batalla enfrentaría a las tropas austricistas comandadas por el duque de Marlborough y por el príncipe Eugenio de Saboya y a las borbónicas, lideradas por Claude de Villiars y Luis Boufflers. Efectivamente, el «Mambrú» de la canción no es otro que el aristócrata inglés John Churchill, I duque de Marlborough y uno de los más temidos generales por parte de los franceses.
Pese a ser aquí poco conocida, la batalla de Malplaquet fue una de las más importantes de la guerra. Viajemos al Flandes español un 3 de junio de 1709, allí las tropas imperiales, comandadas por Churchill y Eugenio de Saboya, (un francés enclenque y bajito, despreciado en su día por Luis XIV y que sin embargo llegaría a ser uno de los mejores generales de su época sirviendo a Austria), rinden la ciudadela de Tournai, con lo cual dejan expedito el camino hacia el sur.
El objetivo de los aliados era el de llevar la guerra al corazón de Francia, el país gran valedor de Felipe V. En frente, el ejército francés comandado por Claude de Villars, uno de los mejores mariscales de Luis XIV, esperaba la llegada de refuerzos procedentes de España, sus contrincantes sumaban 90.000 hombres y 120 cañones, en total 10.000 soldados y 30 piezas de artillería más, por lo que las tropas hispanas eran fundamentales para equilibrar los números. No obstante, el Mariscal sabía que si no presentaba batalla caería del lado austriaco la ciudad de Mons, en consecuencia, el francés, pese a su inferioridad numérica, decidió hacerles frente, cortándoles el paso en Taisnières-sur-Hon y cavando trincheras en los cercanos bosques de Sars y Lanière.
Con las primeras luces del alba del día 11 de septiembre, el príncipe Eugenio envía su ala derecha al ataque en el bosque de Sars. Los franceses resistieron valerosamente. Necesitó dos intentos más, el último dirigido personalmente por él, para batirlos en retirada. En el bosque de Lanière la situación tampoco era fácil para las tropas borbónicas. Villars se implicó personalmente y restableció la posición hasta que Marlborough envía tropas de refresco.
El mariscal francés fue herido en una pierna y retirado del frente, siendo sustituido por Boufflers. En este punto, tras seis horas de lucha, miles de combatientes, en un área muy reducida y flanqueada por dos espesos bosques, dispararon y se mataron a bayoneta calada. Se podía vislumbrar una imagen de melee trágica, la barbarie de la guerra, de la destrucción del hombre por el hombre llevada al extremo.
Los franceses defendiendo sus posiciones con la ventaja de las trincheras que habían sobrevivido al incesante cañoneo previo, conscientes que una desbanda les costaría el pescuezo. Los austricistas, confiados en su relativa superioridad numérica, intensificando los ataques, aun a costa de grandes pérdidas.
A las tres de la tarde, tras siete horas de sangriento combate, ambos contrincantes están exhaustos. La caballería aliada, no sin mucho esfuerzo, logró hacerse con el ala derecha, por lo que Boufflers ordena una retirada escalonada para evitar que le envolviesen. Los imperiales, sin embargo, habían perdido casi un cuarto de su ejército. Tanto Marlborough, como el de Saboya, eran conscientes que no podían perseguirlos en esas circunstancias. Ante la retirada borbónica se contentaron con proclamar la victoria. Una victoria pírrica. Su ejército había dejado más de 21.000 bajas en el campo de batalla por 11.000 de sus contrincantes. Una carnicería que los enemigos de Churchill utilizaron, en Londres, contra él.
La canción infantil
A París llegan enseguida noticias sobre la batalla de Malplaquet. Son noticias un tanto ambiguas. Se trata de una dulce derrota. Se ha abandonado la plaza, pero se le ha infligido al enemigo el doble de bajas que las propias, impidiéndole su marcha sobre la capital. Incluso se sospecha que el duque está entre los caídos. Es en este contexto en el que nace la canción.
Marlbrough s'en va-t-en guerre, utilizando, aparentemente, una vieja melodía árabe, traída a Francia por los cruzados y con una lírica sarcástica sobre el fallecido duque, que, sin embargo, seguía bien vivito y coleando. La canción se vuelve popular ya en tiempos de Luis XVI, (dicen que siendo niño se la cantaba su nodriza) y pasa a los países hispanos deformando el Marlborough por el más pronunciable «Mambrú» o a Portugal como Mirandum.
También la melodía sufre cambios. Mientras en Francia y los países anglosajones es la misma que for he is a jolly good fellow, en España la adaptación musical fue diferente. En cualquier caso, la guerra a la que se fue «Mambrú» resulto la primera, de una sucesión de desastrosas guerras civiles que sufriría España en los siglos posteriores, además de suponer la pérdida de Gibraltar, Menorca, el Flandes español y todos los territorios italianos. Un mal negocio la guerra de «Mambrú».