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Goebbels en la exposición «Entartete Kunst»Bundesarchiv

La exposición de «arte degenerado» organizada por Hitler con obras robadas

Bajo el calificativo de «degenerado», Hitler difamó el cubismo, el expresionismo, el dadaísmo... todo aquello que según el führer no podía entenderse por sí solo y que contravenía los principios del nacionalsocialismo

El 19 de julio de 1937, Múnich acogió una exposición de arte con más de 600 cuadros que los nazis confiscaron de los museos alemanes. La idea del dictador era mostrar a sus compatriotas lo que él consideraba producto de judíos y bolcheviques, un arte que consideró «degenerado» y que debía ser vilipendiado.

Bajo el calificativo de «degenerado», Hitler difamó el cubismo, el expresionismo o el dadaísmo, pues con sus «influencias judías y comunistas» podían «poner en riesgo la seguridad y el orden público». Así obras de artistas de renombre como Kandinsky, Max Ernst, Kokoschka o Marc Chagall, entre otros fueron expuestas en una galería con el único objetivo de burlarse de aquello que consideraban «abominable».

Fueron expuestos un total de 112 aristas, entre ellos 6 judíos

Apiñaron y mezclaron esculturas y obras gráficas que colgaban de paredes decoradas con frases que daban a entender aquellos artistas tenían algún tipo de discapacidad mental, física y moral. No es de extrañar que el pintor y presidente del departamento de las Artes del Tercer Reich, Adolf Ziegler, comentase que estas obras eran un «engendro de la demencia, de la desfachatez, de la inutilidad y la depravación».

Las obras fueron agrupadas bajo temáticas que reforzaban su rechazo. Entre las categorías se encontraban «Manifestaciones de la religiosidad alemana por la prensa artística judía», «Reveladores perfiles raciales», «El trasfondo político de la degeneración artística», «Idiotas, cretinos y paralíticos» o «La locura más absoluta». Además, fueron colocadas con sus precios para exacerbar el espíritu de los visitantes e incluso en algunos casos se mostraban junto a fotografías de personas que sufrían alguna malformación.

Conservadores de arte sosteniendo una obra confiscadaHolocaust Memorial Museum

Esta exposición, con un total de 112 artistas, entre ellos seis judíos, fue un intento más de la propaganda nazi para crear un «espíritu nacional culto», desviando la opinión pública hacia una posición de rechazo del arte moderno. El éxito de esta exposición compuesta de obras robadas fue el esperado por el führer y terminó visitando otras doce ciudades de Alemania y Austria entre 1937 y 1941.

Además, un año después, mientras la muestra se encontraba en Berlín, el mariscal Goering propuso realizar una subasta de este «arte degenerado» en la que se pudo pujar por cuadros de Van Gogh, Gauguin, Picasso, Modigliani y Chagall.

Una tercera parte de las obras de arte más valiosas confiscadas se vendieron para enriquecer al régimen. Y en casos contados, algunas de aquellas obras se devolvieron a los museos de los que fueron robadas.