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Las últimas palabras de cinco personajes históricos

Algunos expresaron sus últimos deseos, otros quisieron dejar constancia de sus grandes amores en la vida, mientras que otros hicieron honor a su carácter. El Debate recoge las supuestas últimas palabras de cinco personajes históricos

Sarah Durwin
Sarah Durwin

Madrid Actualizada 04:30

Napoleón Bonaparte retrato realizado por Paul Delaroche

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«Francia, el Ejército, Josefina»

Lejos del honor y la gloria que una vez tuvo, el general corso moría el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, donde se encontraba recluido. Se dice que sus últimas palabras fueron «Francia, el Ejército, Josefina», dejando su último aliento para pronunciar lo que probablemente era más importante para él. Aunque existen otras dos versiones. En una, se dice que Napoleón dijo: «Francia, mi hijo, el ejército», mientras que en la otra, sus últimas palabras fueron: “Me retiro estando al frente del ejército».

Napoleón Bonaparte retrato realizado por Paul Delaroche

María Antonieta frente al Tribunal Revolucionario. Grabado de Alphonse François a partir de una pintura de Paul Delaroche. 1857

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«Discúlpeme, señor, no lo he hecho a propósito»

María Antonieta había sido condenada a morir en la guillotina el 16 de octubre de 1793. «Un espectáculo único» que nadie se quería perder, según relata Stefan Zweig en su biografía de la monarca en aquellos años convulsos de la Revolución Francesa. Al subir al cadalso, María Antonieta pisó sin querer al verdugo que debía ejecutar su sentencia y su disculpa se convertiría en sus últimas palabras. La monarca no fue una persona frívola y poco empática como en su momento la retrataron los revolucionarios, pero se resignó a su destino, ya que, según ella, si la gente pensaba que no había tenido ninguna influencia sobre las decisiones del rey, la opinión que tenían sobre ella todavía habría sido peor.

María Antonieta frente al Tribunal Revolucionario. Grabado de Alphonse François a partir de una pintura de Paul Delaroche. 1857

Los remordimientos de Nerón tras matar a su madre, por John William Waterhouse, 1878

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«¡Qué gran artista muere conmigo!»

Nerón ha sido uno de los emperadores más criticados de la historia, pasando a la historia con los adjetivos de tirano, sádico, loco y cruel. Fue también famoso por sus extravagancias, que avergonzaban y generaban desprecio entre los aristócratas romanos. Tras ser declarado enemigo oficial del Imperio por el Senado de Roma, decidió quitarse la vida. Según recoge el historiador Dion Casio, quien vivió casi dos siglos después de la muerte del emperador, Nerón pronunció las siguientes palabras antes de morir: «¡Qué gran artista muere conmigo!», en referencia a su afición a tañer la lira y actuar ante el público en la tragedia y la pantomima.

Los remordimientos de Nerón tras matar a su madre, por John William Waterhouse, 1878

Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto. (Tu Marcellus eris) de Jean-Auguste-Dominique Ingres

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«La comedia ha terminado. ¡Aplaudid!»

El extenso reinado de Augusto, quien gobernó Roma desde el año 27 a.C. hasta su muerte en el 14 d.C., destacó por un periodo de estabilidad política, su afán por mejorar las estructuras del Imperio y de realizar grandes obras de construcción. Por ello, no es de extrañar que las últimas palabras que se le atribuyen fuesen «La comedia ha terminado. ¡Aplaudid!», en reconocimiento a sus propios logros como emperador.

Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto (Tu Marcellus eris), por Jean-Auguste-Dominique Ingres

Alejandro Magno en su lecho de muerte, según el pintor Karl von Piloty

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«Al más fuerte» (o a Crátero)

En el palacio de Nabucodonosor en Babilonia, Alejandro Magno yacía moribundo acompañado de sus generales, quienes le preguntaron a quién dejaba su vasto Imperio, pues su único hijo legítimo era aún un bebé. La historia dice que su respuesta fue «al más fuerte» (krat'eroi, en griego), pero lo más probable es que estuviera mencionando a Crátero, uno de sus generales más queridos, cuyo nombre se pronunciaba de manera muy similar (Krater'oi). Pero al no encontrarse presente en el lecho de muerte del gran conquistador macedonio, el resto de generales decidió oír lo que les convenía. Como resultado tuvo lugar una guerra de todos contra todos que causó la desintegración del imperio en multitud de reinos.

Alejandro Magno en su lecho de muerte, según el pintor Karl von Piloty

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