El origen de la tradición de los Reyes Magos
Esta fiesta, que conmemora la visita de los tres sabios del Oriente al Niño Jesús, se ha transformado no solo en un acto religioso, sino también en una tradición popular llena de símbolos y costumbres que varían en cada región del mundo
La celebración de la festividad de los Reyes Magos, también conocida como la Epifanía, tiene sus raíces en los primeros siglos del cristianismo y ha evolucionado a lo largo de la historia en diversos contextos culturales y geográficos. Esta fiesta, que conmemora la visita de los tres sabios del Oriente al Niño Jesús, se ha transformado no solo en un acto religioso, sino también en una tradición popular llena de símbolos y costumbres que varían en cada región del mundo.
Los primeros siglos: de la Adoración a la fiesta litúrgica
En sus orígenes, la Epifanía era una festividad cristiana que celebraba la revelación de Jesucristo como el Mesías, no solo para los judíos, sino para todas las naciones, simbolizadas por los Reyes Magos. La fecha de la Epifanía, el 6 de enero, fue establecida por la Iglesia en el siglo IV en Oriente, coincidiendo con las festividades paganas dedicadas al solsticio de invierno.
Los nombres actuales de Melchor, Gaspar y Baltasar fueron vistos por primera vez en el famoso mosaico de San Apolinar el Nuevo en la ciudad de Rávena (Italia). En este mosaico, que data del siglo VI d. C., se puede distinguir a los tres magos vestidos con un atuendo similar al persa, con sus nombres escritos justo encima de sus cabezas y con un físico que representa edades distintas, siendo Melchor el más mayor y Gaspar el más joven.
La tradición cristiana señala que los Reyes Magos eran tres, basándose en los regalos mencionados en el Evangelio de Mateo (oro, incienso y mirra). Sin embargo, en un principio no se especificaba el número exacto de magos; algunos textos antiguos mencionan hasta doce (cultura armenia). Fue a través de la liturgia y las representaciones artísticas de la Edad Media en la que la figura de los tres Magos se consolidó.
En Colonia, Alemania, están las reliquias de los tres Reyes Magos. Los Magos era el título que recibían los sacerdotes adoradores de Aura Mazda en Persia, seguidores de Zoroastro o Zaratustra, el primer monoteísmo con el Dios de la Luz, Aura Mazda y el de la osuridad, Ariman.
Edad Media: la fiesta del pueblo
Con el paso del tiempo, la Epifanía fue evolucionando de una festividad puramente religiosa a un evento más popular. Durante la Edad Media, la figura de los Reyes Magos comenzó a adquirir un lugar destacado en las celebraciones, especialmente en Europa. En Francia y España, por ejemplo, los Reyes Magos eran celebrados con procesiones, banquetes y espectáculos, conocidos como «misterios», que contaban la historia de su visita a Belén.
Con el paso del tiempo, la fiesta de Reyes fue evolucionando y en ella se celebraban bailes, espectáculos, juegos e incluso representaciones teatrales. Esto se convirtió en una especie de carnaval en el que se rompían las jerarquías sociales, una tradición que perduró durante siglos en muchos países.
Renacimiento y Barroco
Durante el Renacimiento y el Barroco, la festividad de Reyes cobró una gran importancia en la vida religiosa y popular. En muchos países católicos, las misas de la Epifanía eran el centro de la celebración, pero también comenzaron a surgir las primeras tradiciones de regalar dulces y pequeños obsequios, especialmente en España, donde el roscón de Reyes se convirtió en un símbolo popular. Esta tradición también se extendió a Hispanoamérica durante la colonización, donde las comunidades católicas celebraban la llegada de los Reyes Magos con procesiones y con la tradicional comida compartida.
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En el Barroco, la iconografía religiosa relacionada con los Reyes Magos alcanzó su apogeo. Las representaciones en pinturas y esculturas destacaban la diversidad de los Magos, con sus vestidos exóticos y su aire solemne. Esta época consolidó la creencia en la Epifanía como el momento en que se hacía manifiesta la divinidad de Cristo a través de la adoración de los tres sabios.
Siglos XIX y XX: de la religión a la fiesta popular
A medida que la sociedad fue experimentando la secularización y el cambio de los patrones sociales, la festividad de Reyes comenzó a perder su carácter estrictamente religioso, aunque mantuvo su esencia católica. Durante el siglo XIX, el culto a los Reyes Magos se consolidó en las clases populares como una fiesta familiar, especialmente en España e Hispanoamérica. En este contexto, los Reyes Magos no solo eran los encargados de repartir regalos, sino que se les asociaba con una figura mítica similar a Santa Claus, lo que ayudó a fusionar diversas tradiciones.
En México y otros países latinoamericanos, por ejemplo, la rosca de Reyes se convirtió en una de las tradiciones más esperadas, y se añadió la costumbre de esconder una figura del Niño Jesús en su interior. Quien la encuentra tiene la responsabilidad de organizar la fiesta de la Candelaria, el 2 de febrero, lo que agrega un ciclo de celebraciones interconectadas.
Un legado de fe y tradición
La celebración de los Reyes Magos es, en última instancia, un recordatorio de la humildad y la grandeza de Cristo, quien se reveló no solo a los pastores, sino a todas las naciones. A lo largo de los siglos, esta fiesta ha sido testigo de la transformación de las costumbres sociales y religiosas, perdiendo su verdadera esencia: la adoración al Niño Jesús y la celebración de la luz divina que se extiende a toda la humanidad.
Debemos recuperar esta festividad como un acto de fe para que traspase fronteras y continúe inspirando a millones de personas alrededor del mundo. En este 6 de enero, mientras los niños esperan ansiosos los regalos y las familias se reúnen en torno al tradicional roscón, no olvidemos que, en el fondo, los Reyes Magos continúan siendo los símbolos de una fe que se renueva cada año, recordándonos que la verdadera riqueza está en el corazón y la entrega a Cristo.